EL RETORNO DE LA BESTIA
Gracias al voluntarioso esfuerzo, y al ánimo de programar los espectáculos de indiscutible calidad a los que nos tienen acostumbrados, Nuada Producciones nos ofreció la posibilidad de asistir al retorno de una de las bandas de hard rock más potentes de la escena rockera estatal: Atlas. Una formación que llevaba casi dos años en dique seco, y que Justo Urbano al frente, y todo su equipo humano, apostaron por ser los promotores de unos de los acontecimientos del año. Las previsiones ya eran alentadoras en las semanas previas al concierto, y se vieron patentizadas por una entrada muy notable, y un público entregado que disfrutó de un show intenso y de gran energía. Atlas es una formación donde militan músicos experimentados, quizá lo más granado del rock nacional, y cuya seña de identidad es una suerte de hard rock clásico, mezclado con algunos tintes de heavy contemporáneo muy brillante. Está formada por Ángel Arias y José Martos, que provienen de Barón Rojo, formación que abandonaron en 2.007 para formar Atlas. Asimismo, forman parte del combo el incombustible el guitarrista Manolo Arias, que pasó por bandas tan significativas como Niagara, Panzer o Ñu. A este power trio, se unió un vocalista tenaz y grandilocuente, Ignacio Prieto que llegaba a la banda tras pasar por Eden Lost o Reina de Corazones. Comenzaron su andadura en 2.007 con un disco titulado “Atlas” que fue publicado por Santo Grial, y en el año 2.010 hicieron lo propio con la discográfica DFX Records y su disco “Contra Viento Y Marea”. El público, les recibió con los brazos abiertos, hechizados por esa potencia tan particular, y esa manera tan propia de transitar por el rock clásico, el hard rock y el heavy, a partes iguales. Espectaculares como instrumentistas, también ofrecen un show intenso que atrapa desde el primer acorde. En su trayectoria hay grandes éxitos, como el hecho de participar en casi todos los grandes festivales del estilo, y la de ser teloneros de bandas internacionales tan poderosas como Gotthard, Europe, Mötorhead, Alice Cooper o Saratoga.
Con todos estos antecedentes previos, era muy lógico que la descarga de la banda levantara tanta expectación, y en honor a la verdad, no defraudaron a sus fans, y a todos aquellos que quisieron conocer a la banda de primera mano. No defraudaron las expectativas, porque la banda sonó como un cañón, emocionaron, y supieron solventar el show con maestría y muchas dotes de profesionalidad, dando lo mejor de sí mismos estableciendo una comunión visceral con su público. Abrieron con “2040”, un tema muy purpeliano con el que levantaron una enorme polvareda de decibelios, y continuaron con una retahíla de rock de gran calidad, con temas como “Oveja Negra”, “Condenado Loco”, “Parte de Ti, Parte De Mi” o “Demasiado Bueno Para Durar”. La intensidad y la energía del show iba creciendo enteros, y el sonido se fue ajustando de tal manera, que acabaron sonando precisos y elocuentes, encarando otra andanada espectacular con temas como “Odisea”, “Abriendo Los Ojos” y “Nosotros Somos La Revolución”, que dieron paso a un solo de guitarra impresionante protagonizado por Manolo Arias, tras el cual interpretaron “Quien No Ha sido Un Perdedor” en versión acústica. Hay que resaltar la conectividad que existe entre todos los miembros de la banda, que tiran del carro al unísono, y que posibilitan que el resultado, no pueda ser otro que la espectacularidad. Y por fin, entre vítores de los asistentes, iniciaron el tramo final con otra descarga asombrosa, con temas como “Viviré”, “Si Me Faltas Tú”, el imponente “Da Igual”, “Generación Sin Miedo A Vivir” y “El Imperio De La Ley”. A estas alturas del show, la sala era un hervidero de emociones, de puro rock, donde se trenzaron los himnos de la banda con la respuesta explosiva de un público completamente rendido a los pies de la banda. Para despedirse, desarrollaron una nueva corriente eléctrica, con temas como “Highway Star” versión de los míticos Deep Purple, “Nada Que Hablar”, “No Necesito Hablar”, y como traca final, uno de los himnos de la banda “Contra Viento Y Marea”.
El análisis final, siendo objetivo, y con la coherencia que me ofrecen los años de oficio periodismo, no puede ser otro, que la admiración propia de quien ha vivido con intensidad la época dorada del rock estatal, y el agradecimiento sincero, a que músicos como los que forman parte de Atlas, sigan ofreciéndonos su sabiduría y lo mejor de sí mismos, a través de sus canciones y de sus shows en directo. Todo un ejercicio de introspección y de gimnasia emocional, que a estas alturas de la movida, sirve sobre todo, para engrasar la anquilosada maquinaria del rock de nuestro país, atenuada por las bandas covers y la repetición de esquemas musicales más allá de la inventiva. Atlas, demostraron que son una bestia difícil de neutralizar, que siguen en forma, mucho más en forma si cabe que desde sus comienzos, y que la banda, sobre todo, tiene un gran futuro. Necesitan desarrollar sus expectativas a nivel nacional, y también, internacionalmente, porque su propuesta es perfectamente exportable allende los mares. Latinoamérica, sería sin duda un gran destino para esta banda madrileña. Renovar mis deseos de que avancen, de que se metabolicen, y que consigan llegar a cuanto más publico mejor, porque una banda como Atlas debe ser eterna.
CHEMA GRANADOS