LO QUE SIEMPRE ENCONTRARAN
Whisky Caravan presentó su último trabajo discográfico “Lo Que Nunca Encontraré” acompañado de la mejor manera: de su público. Un público que ha ido fraguando poco a poco, pero que, afortunadamente, le es bastante fiel. Tanto como para colgar el cartel de “sold out” las dos fechas que convocaron. Para una banda de corto recorrido, es su mejor recompensa. El tesoro a defender. El calor y fragor de un público entregado. Un público, que les arropó desde el primer acorde. Un público heterogéneo, compuesto mayoritariamente por mujeres enamoradas con pasión de su música, y de hombres que se reconocen en las canciones. Todos juntos, consolidaron una marea de afectos, que se movió con fuerte oleaje, entre la admiración y el reconocimiento. Su nuevo disco, es una apuesta por la continuidad renovada. Me explico. Sin dejar la esencia de su primer trabajo, sin dejar de lado su identidad y su forma de entender el rock, el pop, y ese particular enfoque que le dan a sus canciones, han querido encontrar nuevos espacios, esta vez, con mucha más contundencia en el sonido, que en cualquier caso, sirve para sacar lustre a lo ya creado. Whisky Caravan desprenden el halo del triunfo. Se aprecia en sus canciones, que funcionan perfectamente. Se aprecia, en su forma de encarar los shows. Y sobre todo, se nota en la manera en que están dirigiendo su carrera, con inteligencia y prudencia. Lo dicho, todos los ingredientes para un éxito seguro. Dependerá de la manera en que sepan gestionar este éxito, sin perderse por laberintos impropios, que les hagan perder el rumbo. De momento, deben estar orgullosos de lo que han conseguido, y seguramente, de lo que está por venir. Cuando compones una canción, nunca piensas en la gente, en el público. Generalmente, solo tratas de ser la parte racional que se comunica con la creativa, y solo dejas que ocurra la magia, que se produzca el prodigio, que salgan las palabras que son sentimientos, y se ordenen en un papel en blanco, para conformar el dibujo final de emociones y de afectos. Pero cuando esa canción llega a la gente, a gente anónima que no conoces de nada, y la hacen suya, y la digieren, la mastican, la metabolizan dentro de sí, y son capaces de cantarla, y de sentirla, entonces, uno se cree un semidiós. Un semidiós humilde, henchido de gozo. Un gozo sobrehumano. Supongo que sentirán lo mismo, cuando su público corea los versos de sus canciones, y la fusión entre músico y público, se convierte en una puta locura.
Previo al show, Juana Fernández se encargó de encandilar al público con su voz cristalina y aterciopelada. Es una cantautora de raza, expresiva y plena de autenticidad. Una mezcla de rock, soul, country y sonido alternativo, sirven para que esta artista llegue al público con efectividad. Acompañada del guitarrista Santi Ruiz, y armada con su guitarra Juana Fernández nos cautivó, no solo por su belleza y su voz magnífica, sino por el carisma que desprende. Tras este preámbulo delicioso, y a la prevista Whisky Caravan arrancaron con “A Salvo En El Dolor” el tema que abre su nuevo álbum. Los primeros acordes fueron precedidos de los vítores provenientes del público. Y A renglón seguido “Días De Niebla”, “No Estás Muerta”, de su nuevo trabajo, y luego, “Volver”, de su primer disco. Después, siguieron con nuevas canciones: “Más De Ocho Vidas” “Vidas De Un Solo Tren”, “Donde Enterrar Los Sueños”, “Las Suerte Que Has Tenido”, “Agujas A Un Reloj”. En directo son potentes, expresivos, y todos los músicos se afanan para sumar en el show. Desprenden emotividad, guiados magistralmente por el carisma incontestable de Danny Caravan, que ejerce de frontman con responsabilidad, con diligencia y actitud. Manuel Camargo a la guitarra, se afana por comunicarse con el público, no ya solo a través del encadenamiento de riffs, sino con la voluntariedad de quien desea entregarse al show hasta el último aliento, seguido de cerca por la base rítmica del combo, que suena precisa y bien asentada, de la mano de Marcos Martínez, a la batería, y Jorge Sidera “Lucky” al bajo. En el tramo final, “Aquí Y Ahora”, “Antes De Incendiar Los Puentes”, “Genie”, “Escombros” tema de su primer disco, “Solo Un Susurro”, y “Sombrero”. Hasta aquí llegaba una actuación henchida por el ardor de los sentimientos, la entrega desmedida de unos músicos, capaces de conectar con el público de forma sincera y realista, y un espectáculo que no dejó indiferente a nadie. Antes de despedirse, dos bises para apaciguar al personal: “Quiero” y “HNL”. La traca final. El éxito de una noche intensa, bañados en sudor, sintiendo el aliento cálido de los que les agasajaban con ovaciones y vítores. Y al día siguiente, a repetir la escena. La escena, que llevarán grabada para siempre en sus corazones.
CHEMA GRANADOS