LENDAKARIS MUERTOS lanzan disco nuevo «Podrán Cortar La Droga Pero No La Primavera» el viernes 17 de noviembre.
Pamplona- Viernes 17 de noviembre– 934merkatua
Bilbao- Miércoles 22 de noviembre
Firma: 19h Elkar (c/Iparraguirre Kalea, 26)
Madrid- Jueves 23 de noviembre
Firma: 18.30h Potencial Hardcore (Lozano, 15)
Barcelona- Viernes 24 de noviembre
Firma: 18.30h Discos Revolver (Tallers, 13)
DESDE LEJOS A LOS GILIPOLLAS SE LES VE MÁS GRANDES
«Podrán Cortar La Droga Pero No La Primavera», el último disco de Lendakaris Muertos es, por muchos motivos, un disco lendakarísimo y desgobernado, escrito y grabado al más puro estilo Puigdemont, durante el exilio de los lendakaris en América. Como los grandes grupos internacionales —porque ellos ya lo son, y que tiemblen los pedestales de Dead Kennedys y Ramones, de todos los presidents del punk—, las canciones de este trabajo de avión y manta, de furgoneta y mate, han sido compuestas durante la gira “pandamericana” que el grupo realizó en el verano de 2017 por Estados Unidos, México, Colombia, Argentina y Chile. Y sin embargo, a pesar de la distancia, o gracias a ella, los temas vuelven a ser lendakarismo puro, sin cortar: chutes concentrados de punk, con letras gamberras e ingeniosas, que circulan por carreteras de doble sentido y que desatan la risa floja. Y es que desde lejos a los gilipollas se les ve más grandes: en Podrán cortar la droga pero no la primavera las canciones nos hablan de gente que se hace selfies un segundo antes de morir (Fotomaton), o que mueren a largos plazos viviendo la vida en diferido a través de la pantalla con grumos de esperma de una tablet (Lamentablet); de gente que se graba los granos del culo en alta definición mientras hace porno doméstico, sin medir las consecuencias (El 4k se llevó a mi chica); que veranea en playas paradisiacas convertidas en un pispás en una película gore, en un infierno de sangre (Ultimo resort); que grita consignas radicales en la grada de un estadio de fútbol y anima a su equipo con la camiseta con publicidad de un banco o una petrolera (Odio los partidos) y que tiene por libro de cabecera el Marca —como el lendakari de España— y por eso no sabe que Pablo Neruda, a quien Lendakaris muertos homenajean en el título de este disco, no es un delantero centro chileno… De un mundo, en definitiva, que creemos que cabe en la pantalla de un móvil y en el que los puños alzados se han sustituido por likes y emoticonos o caquitas sonrientes (idea que resume magistralmente la portada, como en el disco anterior, del gran Miguel Brieva)
Este octavo trabajo del veterano grupo pamplonés y a la vez nueva y tal vez única promesa mundial del punk, grabado por Pablo Giadach y por Federico Pertusi, el legendario cantante de la banda argentina Attaque 77, y mezclado y masterizado por Kaki Arkarazo, es pues lendakarísimo, pero a la vez es también un disco novedoso en el recorrido de la banda, extraño, diferente a los anteriores. Y así, en algunos de sus temas, ¡sacrilegio a vuestras almas!, aparecen afinados coros, pequeños punteos… Los singles Odio los partidos y el 4 k se llevó a mi chica, por ejemplo, son auténticos y melódicos trallazos de larga duración ¡más de dos minutos!, llamados a convertirse en himnos de la banda. Y junto a ellos los habituales fogonazos punk, los trabalenguas para corear, los pequeños homenajes ocultos a otras bandas… Por si eso fuera poco, en este desgobierno, por primera vez los lendakaris publican con sello propio, Qué mala patria, y acompañan el disco de un DVD, Sin speed hasta Madrid, con un concierto grabado en la madrileña Sala But, en el que incluyen lo mejor de su repertorio, y en el que el reproductor de video te escupe a la cara gotas de sudor y cerveza y te teletransporta a uno de los intensos y descacharrantes directos del grupo. ¿Se puede pedir algo más? Sí, ¡larga vida a los Lendakaris muertos!
Patxi Irurzun.