Extremoduro quedará para la historia del rock de nuestro país como la formación más influyente. Su carrera, jalonada de éxitos y con una producción más que exhaustiva a nivel musical, ha sido fuente de inspiración para muchos jóvenes músicos ávidos de rock. Nos han enseñado a soñar en clave de rebeldía, a luchar por los sueños propios y no dejar que la realidad nos frustre la ilusión por una vida digna y con sentido. El libre albedrío que está siempre presente en sus canciones, y esa especie de estímulo barriobajero, nos empaparon con su sabiduría urbana. La banda fundada por Robe Iniesta en Plasencia, allá por el año 1987, fue atravesando territorios inexplorados y desérticos parajes hasta encontrar la cima del éxito que les sobrevino allá por el año 1995 con el disco “Agila” su primer disco de oro. Aunque también tuvieron momentos duros, la banda supo encauzar los vientos favorables y remontar vuelo con un repertorio de temas enraizados en el hard rock tradicional, ochentero, pero con muchos giros al punk, y al rock más suburbial. Un sello característico que popularizaron y que les ofreció la posibilidad de imprimir personalidad a su propia historia.
Después de 11 discos de estudio, el 19 de diciembre de 2019 la banda emitió un comunicado de prensa anunciando la disolución de la banda, y una monumental gira de despedida por todo el territorio nacional, y que a día de hoy esta parada hasta nuevo aviso debido a las restricciones generadas por la pandemia del virus COVID 19. Después de tamaña trayectoria, el rastro que queda de una banda es su legado discográfico que permanece incólume al paso del tiempo. Y por supuesto, el juicio de cada disco es si mismo contiene un valor intrínseco, aunque unos más que otros, obviamente, debido a diferentes condicionantes o etapas del grupo. Aunque Extremoduro formaron parte de la banda sonora de mi juventud, fue un disco publicado en 2008 el que me hizo comprender la grandeza de este grupo. Lo titularon “La Ley Innata” y resultó ser un aldabonazo en su carrera por el contenido creativo del disco.
En primer lugar, fue un disco de un solo tema de 45 minutos de duración, dividido en seis movimientos, por el que el desarrollo musical es amplio, pausado, lleno de matices, que se van sucediendo. En segundo lugar, habría que hablar de la concepción musical, muy cercana a la ópera rock, pero con movimientos donde se aúnan los pasajes melódicos con otros mucho más acelerados, sustentados con los riifs de cosecha propia y los solos de Iñaki Uoho, pero con arreglos mucho más corales, donde hay lugar para el desarrollo musical más amplio, con espacios fulgurantes de luz sonora, y la introducción de instrumentos musicales ajenos al rock tradicional como los violines, (Ara Malikian), la viola, percusiones, flauta, oboe, y hasta trompetas mariachis. Hasta 15 músicos extra grabaron los arreglos. Es una experimentación constante, de complejidad lírica y melódica. Sin embargo, no pierde nunca la esencia de Extremoduro, conservando esa actitud que la voz de Robe mantiene en primer plano. Con este disco la banda encontró un espacio donde exprimir su propia creatividad y pusieron a prueba su latencia como artistas, dando vida a un proyecto de enormes dimensiones. El ultimo corte del disco “Coda Flamenca” les hizo abrazar una simbiosis de flamenco rockero tan bien ejecutado, con guitarras profundas que son quejidos, que el respeto al estilo se convierte en un homenaje de poesía y admiración. Luego, están los textos, `poemas combativos, ácidos y pétreos, u otros cargados de belleza existencial, con enormes reflexiones y de compromiso: “Como quieres que escriba una canción. Si a tu lado no hay reivindicación». En este disco, por tanto, se desprenden de sus ropajes habituales, para lanzarse a un vacío insondable sin concienciade los riesgos, que asumen con valentía y ánimo de vencer a sus propios fantasmas.Por todo este compendio, creo que es el mejor disco de los Extremoduro y quizá uno de los mejores de la historia de nuestro rock. El disco se publicó Warner Music y consiguió ser disco de oro en tres semanas, con 75.000 copias vendidas al término de la gira.
CHEMA GRANADOS