El rockero bilbaíno, nominado al Latin Grammy a Mejor Disco de Rock, edita nuevo single, ‘Si me ves así’. El vídeo ofrece imágenes de su multitudinario concierto en San Mamés como aperitivo de su inminente gira por teatros y auditorios.
Mucha gente ve a Fito Cabrales como un tipo extraordinario, un Supermán con perilla de chivo y gorra en lugar de capa que llena estadios y acumula Discos de Oro. Él se reivindica en su último disco, ‘Cada vez cadáver’, como alguien de lo más común, más Peter Pan que superhéroe por aquello de que la música, que lleva corriendo por sus venas más de 30 años, desde los inicios de Platero y Tú, le rejuvenece.
El rockero y sus Fitipaldis, que por vez primera han sido nominados a un Latin Grammy por su último álbum en la categoría de Rock, publica nuevo single, ‘Si me ves así’, con un vídeo que resume su colosal concierto de San Mamés, que abarrotó el estadio de su Athletic Club de Bilbao –“no soy futbolero, pero el equipo representa muy bien a la ciudad y es parte del paisaje de nuestra vida”, defiende– y que fue difundido por TV e internet en riguroso directo y fue visto por más de un millón de personas.
“Ese es mi lugar, allí soy feliz”, canta Fito en Si me ves así, el single actual de su último disco. Y aunque alude a los bares en los que empezó, sirve como documento actual de su paso por San Mamés, donde goleó en su tierra, en su ciudad, donde susurró “mamma mía” al ver la entrega de las gradas y el caudal de emociones desbordadas que se desató la noche del 11 de junio.
“Todo se hizo tan grande y yo soy tan pequeño”, cantó humilde en ‘A quemarropa’, ante un público intergeneracional –y cada vez más joven– enfervorecido antes de entrar al estadio en el que hizo historia. El vídeo es la prueba palpable de la explosión de camaradería de Fito con sus oyentes y sus Fitipaldis, de música entendida como entrega y mano tendida, de sonrisas colgadas del mástil de la guitarra del maestro Carlos Raya y del saxofón exuberante de Javi Alzola, de carreras por el escenario y guitarras que disparan riffs para que un coro multitudinario cante “y a veces navegar y a veces naufragar, pero siempre salir a flote”.
Así, con el respeto y el cariño a su público “como medio de transporte”, parafraseando a Jorge Drexler, a quien ha versionado, lo vemos de rodillas, golpeándose el corazón, sonriendo estupefacto ante la gritona audiencia y respondiendo con un gesto de incredulidad ante unos estribillos que corean niños y ancianos, que vienen y van arriba y debajo del escenario… porque son ya de todos.
El bilbaíno, que en las últimas imágenes del vídeo, ya sin música, muestra una emoción casi incontenible, montó una fiesta de rock en San Mamés, una ceremonia litúrgica de guitarras y versos compartidos coronados con confeti. Y esa emoción volverá a brotar en su próxima gira de teatros y auditorios, que se anuncia como “más íntima” y que arrancará en Puertollano (Ciudad Real), el 14 de este mes de octubre e incluirá 41 nuevos conciertos. Porque “nada acaba, solo vuelve a empezar”, y él sigue dispuesto “a morir cantando”.
Andrés Portero (Deia y Grupo Noticias)
LABALLO COMUNICACIÓN