Isabel Marco acaba de publicar su último trabajo discográfico titulado genéricamente “Soñando Alto”, que, como sus ulteriores trabajos, son una prueba evidente de la evolución sin freno de una artista que sorprende por su valor creativo, por su vigor y la impronta de pura vida que desprenden unas composiciones tejidas con la urdimbre del corazón y alma, sin ningún tipo de intromisión de esos sentimientos agrios y odiosos que circundan nuestras vidas cada día. Por tanto, podríamos decir, que estas canciones ejercen como un filtro que impone su razón, para neutralizar la inquina, el odio, y la desigualdad, y ofrecernos un elixir para soportar esa saga de negatividad, y ofrecernos el crisol de una esperanza basada en el poder de la música como revulsivo. Un canto sincero a la existencia, a través de sus ojos de mujer empoderada.
Esta nueva producción, asimismo, evoca la modernidad con discreción, para adentrarse en un mundo de sentimientos plenos de colorido, tristeza a veces, nostalgia, y el candor propio de quien no se resigna a perder la sonrisa. Vestigios de tiempos pasados que, ahora, reconvertidos en el entorno actual, se tornan canciones hermosas, sencillas, y cargadas de intencionalidad. No en vano, Isabel Marco, es una luchadora proactiva, cuyos sueños anclados en la profundidad de su ser, una vez más, se han materializado en un disco que, recomiendo por su honestidad, la integridad de su mensaje, y la sinceridad con que expone sus sentimientos para orearlos sin ningún tipo de recato.
Los que vivimos en el entorno rural, gracias a la vida, tenemos a bien comprender los momentos sencillos, el valor del sosiego, la apacible caricia del silencio, sin dejar de lado, nunca, ese punto de rebeldía tan necesaria para no doblegarnos. Entre campos y montes, calles frías, pastos y rebaños, también somos capaces de vislumbrar la creación alternativa, y sentir el valor de nuestra voz. Nada nos impide conversar con los recuerdos, ni padecer la injusticia en igual grado. El secreto para encontrar la esencia de este disco, y el de las canciones que lo integran, lo revela su autora, en la que, para mí, es la canción que mejor ha despertado mi deseo, “Como Un Cuchillo”, cuyo estribillo ofrece la clave: “Utilizad esta canción como un cuchillo / abrid y miradme por dentro” Pues eso, así de sencillo. En ese ejercicio de vivisección, un punto gore, un punto dramático, está la clave para entender el argumentario de una artista que lo da todo, y que, por tanto, merece el respeto, la admiración y la oportunidad de ser escuchada y entendida.
CHEMA GRANADOS