El nuevo disco de Star Mafia Boy,“Warrior,” es una suerte de locura rítmica, de armónica intencionalidad, potencia y energía callejera, y sobre todo, la constatación de que su genio es incombustible, y que, por tanto, su esencia se mantiene viva a pesar del paso implacable tiempo, y a pesar de los extraños tiempos que corren para el rock & roll. El maestro, tiene mucho que decir, y todo bueno. No se ha agotado el caudal creativo, y, sobre todo, el deseo de seguir rocanroleando con la misma ilusión que el primer día, y este sentimiento, palpita en todo el disco. Si hay algo que ha caracterizado a este artista, es su lucha por mantener su integridad, de ser el mismo, sin venderse a los convencionalismos, ni a las modas vigentes, por lo que, cada disco, es una gota de sangre, un grito al vacío, y un alarido en la madrugada, para reivindicarse tal y como es. Sin ambages, sin disfraces, sin simulación estudiada. Ahí reside el valor de su autenticidad, y, por ende, la innata esencia que lo acompaña durante toda su trayectoria. Sin embargo, aun abusando de estos preceptos, consigue renovar su sonido un punto más, así como su mensaje, en cada disco. ¿Cómo lo hace? La respuesta es: genialidad. No existe otra explicación más plausible. Ya son muchos años de camino y once discos, por lo que el ingente historial, representa no solo un orgullo personal, sino, además, un garante de su resistencia frente al desgaste y la apatía. Y esto se consigue asumiendo la responsabilidad de superarse, de mantenerse vivo, en medio de la absurda contienda por la popularidad y el estrellato. Ya lo deja de manifiesto en el primer corte del disco, “En Babilonia”, donde los riffs de su guitarra nos recuerdan a los grandes genios del punk rock de todos los tiempos. Su disco número once, no podía dejar de reflejar en cada surco, su potente personalidad. Una personalidad mucho más sabia. ¡Que ardua es la tarea de mantener en cada trabajo el listón alto! ¡Las expectativas en alto! Star Mafia Boy, nunca, nunca, ha entendido la renuncia, ni el desfallecimiento; por eso, en cada disco, da todo lo que puede dar, sin ningún atisbo de flaqueza. Hasta el límite. En mi opinión, para la escena rock de nuestro país, Star Mafia Boy, es un orgullo, es un adalid de la cultura urbana, que debería gozar de un prestigio aun mayor. Sin embargo, a él, supongo que le alimenta el hecho de rocanrolear, de viajar por la existencia con su guitarra, y sacar siempre lo mejor de sí mismo, de sortear los escollos de su camino a base de honestidad. Ya son innumerables las críticas que alaban su trabajo, con unanimidad, por tanto, mis palabras no van a incrementar su lustre; sin embargo, de alguna manera, me gustaría alentar a escuchar y sentir estas canciones, que tienen el poder la grandilocuencia rockera, el carácter simbólico de la escena callejera, y la sabiduría de quien se ha dejado la piel en los escenarios. De este disco quiero destacar algunos temas, que me parecen vitales para comprender la obra en su conjunto. Al margen de “En Babilonia”, que es el tema que abre el disco, y que muestra muchas de las claves de su sonido, tenemos “Merece La Pena Vivir” un medio tiempo que guarda toda la esencia de su forma de ser, y donde aboga por el positivismo, con un estribillo ideado para los directos. “Warrior”, un tema donde imprime el furor metálico, frenesí, a través de sus riffs demoledores. “Hollywood”, una locura de ritmo trepidante, y, por último, y sin desmerecer los demás temas que componen en disco, “Absenta Y Cocaína”, una canción con toda la quintaesencia punk. Cabe destacar, por último, la producción inmejorable de Javier Mira, quien ha sabido comprender el espíritu de las composiciones, imprimiendo toda su fuerza en el registro de la obra, y, por descontado, el art work fascinante de la portada, para enmarcar, y el vinilo de color azul y destellos en negro, que es una pasada. Este, no es un disco más. Es el disco.
CHEMA GRANADOS