Esto es solo rocanrol… y me siento mejor!
Afortunadamente, en Madrid hay bastantes bandas de rocanrol que hacen que nuestras noches sean prodigiosas. Algunas son muy veteranas como Desastre, y otras, como Con Mora, Encrudo, Los Culpables de Todo o Impulso, por destacar a alguna de ellas, se van abriendo paso poco a poco en la escena rock nacional. Es un placer comprobar como su madurez va en aumento, como su progreso se hace evidente con paso del tiempo. Pero también, hay bandas emergentes, de nuevo cuño, que están aportando mucha insolencia y originalidad, y que además, siembran esperanza. Esperanza de que dentro de unos años, estaremos antes grupos consolidados que andarán aportando su creatividad para enriquecer el rocanrol estatal. En este grupo de bandas con entusiasmo se encuentran Doxa y Adestono, dos apuestas de futuro a las que debemos de apoyar con todas nuestras fuerzas, porque tienen mucho camino por andar, y por ende, mucho que aportar. Para el fin de gira de los Doxa y su último álbum “28041” se dieron cita ambas bandas en la Sala Cabaret de Madrid, y nos ofrecieron una de esas noches intensas que te hacen vibrar de verdad. Una noche que abrieron Adestono con el tema “Necesito Un Papel Pa Escribir” incluido en su primer y único disco editado “Solo Para Naufragar”. Se afanaron por entregar lo mejor de sí mismos en cada acorde, a golpe de sudor, ofreciendo intensidad, sinceridad, y todo ese mensaje poético cargado de soflamas sentimentales y vibraciones penetrantes. Tocaron temas de su último disco como “Lluvia De Abril”, “Tierra Patatera” o “Color Púrpura”, pero también, otras canciones que aún no se han registrado en soporte. Demostraron agilidad, entrega, y mucha celeridad emocional. Son sin lugar a dudas, una apuesta de futuro, con su vitalidad expresiva y su inapelable ímpetu. Terminaron el show con un cover de “Flojos de Pantalón” de Rosendo donde interactuaron con el público.
Seguidamente, los acordes de “Como El Papel De Fumar” dieron paso al show de Doxa, que desde el primer acorde se plantearon esta actuación como una celebración. Celebración porque se acababa la gira, y por qué habían llenado la sala colgando el cartel de “No Hay Entradas”. Así es que rodeado de amigos y fans, no podían plantearse aquello de otra manera, entregándose sin medida a una orgía de rocanrol en estado puro, que terminó por calar profundamente en el público. Hicieron un show explosivo, con un set list compuesto de diecinueve canciones, muchas de ellas extraídas de su primer trabajo “28014” como “Besos A Quemarropa”, “Puta Primavera”, “Será El Invierno” o “Estiércol en La Almohada”. Es de justicia destacar todo el potencial que demuestran en directo, porque cada acorde, cada estribillo, se pelea con rabia, se mastica con convicción. Aquí no existe hueco para el artificio, todo lo que se ve y se escucha es auténtico, pura naturalidad revestida de honestidad. Ningún aditivo, ninguna artimaña espectacular. Solo poesía y rocanrol a partes iguales, en carne viva, emanada directamente del corazón profundo, de ese pozo sin fondo de los sentimientos donde es tan difícil recalar. Así es que, con todo ese combustible ardiendo toda la noche, el vigoroso desenlace llegó en forma de apoteósica comunión de abrazos y afectos mutuos en el escenario, con compañeros y amigos, como los Carroña, que subieron para cantarse “Ama, Ama” de Extremoduro. “Quizás” fue el tema que eligieron para echar el telón, a pesar de que el público reclamaba fervientemente otra canción más, otro revolcón de rocanrol más allá de la línea de la madrugada. Al final, la sensación interna de flotar sobre un mar de nubes imaginarias, y por supuesto, de sentirse mejor. Mucho mejor.