Viaje al clímax del blues.
Una influyente revista musical norteamericana realizó una encuesta entre sus lectores, para conocer los diez mejores compositores y guitarristas de blues de la historia. El resultado fue significativo y predecible: B.B. King, Muddy Waters, John Lee Hoocker, Buddy Guy, Albert King, Eric Clapton, Johnny Winter, Stivie Ray Vaughan, Albert Collins, y por ultimo, la leyenda, Robert Johnson. Como puede apreciarse, en la imponente lista no está incluida ninguna mujer. Y no es porque no haya mujeres guitarristas de blues, que las hay. Al parecer, para una gran mayoría son invisibles, sobre todo, a los ojos y los oídos de los puristas del género. Se deduce por tanto de la encuesta, que el blues es solo terreno exclusivo de hombres, pero no, en realidad, hay mujeres haciendo blues, y de muchísima calidad. Hay algunas artistas comprometidas con el género que están haciendo un gran trabajo, como mi amada Ana Popovic, por ejemplo, por la que siento algo más que pasión, y otras muchas que, de alguna forma u otra, han escrito blues como Bonni Raitt, Joan Jett, la primera etapa de Lita Ford, o las legendarias Rossetta Tharpe y Elizabeth Cotten. Pues bien, en este país también tenemos a una gran guitarrista, una mujer extremeña, que con coraje y pasión, llenó sus maletas de sueños, dejando todo atrás para marcharse a Chicago en busca de su suerte, y de su destino. Encontró en el blues a un atractivo diablo que poseyó su alma. Todo este bagaje, y esta amalgama de sentimientos y pasiones, han dejado su huella indeleble en su obra creativa musical. Dos discos “Take Me Home” publicado en 2,011, y su última producción editada “Electric Love”, han servido para cimentar su talento y su entrega, a un estilo que va más allá de lo musical para adentrarse en terrenos de lo profundo. Además, sobre esa base inapelable, Susan Santos esparce cantidades ingentes de rock clásico, funk, y hasta soul, en una combinación tan contemporánea, tan sensual, tan arrebatadoramente autentica, que es muy difícil sustraerse a su perverso encanto. Una suerte de orgasmoblues intenso, que te hace vibrar, palpitar, y trasladarte a espacios de confort espiritual. ¿Exagerado verdad? Pues nada comparable a escucharlo en directo. Muchas de estas emociones, estoy seguro que fueron experimentadas por muchos de los asistentes, el pasado 17 de Marzo, en la Sala El Sol de Madrid. Y lo digo con fundamento, a juzgar por las expresiones de los que me rodeaban, por sus miméticos movimientos, y por la pasión con la que se dejaron llevar por unos compases de ensueño. Susan Santos presentaba “Electric Blues”, un disco increíble que la está abriendo innumerables puertas. Para nuestro regocijo, abrió con “It’s All About You” el tema que abre el disco, que sonó milimétrico, sensual y abriendo espacios de majestuosidad en ciertos tramos. El power trio formado por excelentes músicos como Ezequiel Navas a la batería, Manuel Bagües al bajo, y la propia Susan Santos a la guitarra, sonó compacto, heterogéneo pero creativo, y sobre todo, disfrutando del momento. Y después, la siguiente ráfaga: “Everything”, “Kaleidoscope”, “Inner City”, “You’re Rocking”, “Somebody Like You”, “Ice On Fire”, “Off My Skull”, “Big Shinny Car” y “Devil’is Waltz” todas de su ultimo disco. Susan fue creciendo a medida que el show iba avanzando, desarrollando con soltura los solos de guitarra, rasgueando con contundencia las cuerdas, a veces inexpresiva, otras con rictus de satisfacción, y una serena apostura de belleza hierática. Continuó con “Straight To The Bone” “Tequila Shot”, “Are Yoy Ready” de su primer disco, y por fin, “Electric Love” la canción que da título a su último disco. Hay que mencionar que el show estuvo ambientado por la presencia de grandes colaboraciones: Carlos Goñi guitarrista y cantante de Revólver, Francisco Simón guitarrista y productor del disco, Jeff Spinoza cantante, Alex O’dogherty cantante y actor, y la cantante Mayka. Para rematar, “Love Tatoo” con Susan Santos tocando frenéticamente su guitarra entre el público. El delirio. Terminó el show, pero la estela indeleble de su arte quedó flotando, como una especie de neblina indescriptible para acompañarnos para siempre. Con el corazón herido por su mirada ardiente e impoluta. Y además, la imagen imborrable de una noche en que la realidad se hizo magia, ensueño, canción azul. Alma de blues. Así es como lo llaman. Y se llama, Susan Santos.
CHEMA GRANADOS