Devorando nuestros corazones.
Vivir un concierto de Leize es toda una experiencia, porque implica un fuerte desgaste emocional, que termina con un abrazo generoso de camaradería. Todas sus canciones, el mensaje certero de sus letras, llegan directas al corazón, y acaban por devorarlo. Desde el minuto uno, entras en un éxtasis tan extraordinario, que a veces, pierdes el control. Quizás un símil sea el de un potente narcótico, pero yo creo que va mucho más allá, porque en cada concierto de Leize he salido siendo mejor ser humano. Un ser humano cargado de energía, y de rebeldía ante la vida. Puede parecer una reflexión cargada de metafísica, pero es algo mucho más sencillo: humanidad. Porque cuando tú haces una canción tuya, y la acoges en tu seno, ofreciendo cobijo, le estás dando una vida en tu interior, una llama que nunca se apaga. Y para mí, Leize es un referente de vida, como lo son Barricada o Leño. Cuando pararon su actividad, la tristeza nos invadió a muchos; tristeza que quedó aplacada con su retorno a los escenarios. Por tanto, un concierto de Leize es ante todo un acontecimiento, porque vas al encuentro de esos viejos amigos que te aportan emociones y sentimientos, y que apagan con sus canciones, la herrumbre de la vida. Todo aquél que vivió la experiencia el pasado sábado en la sala Live, comprenderá mis palabras. Volvieron al corazón del reino, y volvieron como siempre, con la humildad del compañero, con la proximidad del que te habla al oído, para susurrarte palabras alentadoras, poemas de vida, sensaciones de puro rocanrol.
Se planteó un cartel extraño, pero que tuvo un gran resultado. Abrieron los riojanos Ethos, una banda de neo heavy metal sorprendente. Sorprende por la claridad de ideas en sus composiciones, basadas el heavy clásico pero con evidentes destellos personales, que hacen una delicia sus shows. En escena son vitales, activos, cargados de energía. Una descarga de acerados acordes que engancha. Su credibilidad en escena es incuestionable, con una banda cohesionada, que trabaja duro, que siente cada acorde, y que se deja la piel sobre el entarimado. Sin duda, brillan con luz propia. Su esfuerzo se aprecia, su profesionalidad deslumbra, y su actitud es clara, un puto mazazo en el mentón. Alegra, y hasta conmueve, ver una banda con un criterio tan sólido, que a base de esfuerzo y corazón, se eleva por encima del resto con autoridad. Su línea interpretativa está cargada de escorzos clásicos, con los ambos guitarristas posando ante las cámaras con aptitud, con un frontman que sabe medir los tiempos, dirigiendo el espectáculo con claridad y control. Un delicia, como decía, que acaba por hacer adeptos. Comenzaron su descarga con “Más Allá De La Razón” un tema potente y directo, que encandiló al público de inmediato. Enseguida, nos sentimos atrapados en esa maraña de riffs metálicos y un ritmo vertiginoso. Siguieron con “Victima Social”, “Las Dos Caras De La Necedad”, Cuestión De Fe” y “Adiós”, momento en el que abandonaron el espacio escénico, para retornar con dos bises ante el clamor de la sala casi llena, “Renacer” y una versión de “I Wanna Be Somebody” de los W.A.S.P. Impresionante.
Seguidamente, le llegó el turno a Ciclón. Los del barrio de La Elipa, daban por concluida una gira de dos años por todo el estado con este concierto. Son una banda de heavy metal clásico, que surgió allá por 2.005, y que han estado girando con su último trabajo discográfico “Sol Naciente”. Su claridad de ideas, se pone de manifiesto de inmediato, y se mueven como pez en el agua dentro de unos esquemas tan predeterminados como el heavy. Hay muchos matices de grandes bandas en sus canciones, pero es evidente, que se han subido al carro de la modernidad, y que abanderan la potencia como seña de identidad. Iniciaron el show con “Sangre Inmortal”, dando paso a una suerte de energía descomunal, ante un público impasible, se doblegó sin rechistar. Además, ofrecieron un show integral, con la presencia de demonios o esqueletos belicosos, que ofrecieron un espectáculo digno de cualquier banda extranjera. Como se agradece este tipo de planteamiento, que le aportan al show un realce inolvidable. El set list fue desgranándose implacable: “Criaturas”, “Palabras De Acero”, “Manos Siniestras”, “Salvaje”, “Sol Naciente” el tema que da título al último disco, “Rock & Roll”, y “Matar Por Matar”, con la presencia de un ser cadavérico, armado con sendas ametralladoras amedrentando a los espectadores. Terminaron con dos bises, “Caballeros Del Rock”, y una versión del tema “Banzai” que contó con la colaboración del imponente Chino Banzai, que hicieron las delicias de la concurrencia.
Sobre la hora prevista, los acordes imponentes de “Dar El Salto” ponían la sala patas arriba, y la comunión entre músicos y público, entró en una dinámica perfecta. Felix Lasa desprende carisma, sabe encarar el discurso musical, y se impone con criterio a la voz principal, apoyado magistralmente por sus veteranos compañeros de viaje, Patxi Carrasco, un veterano guitarrista curtido en mil batallas, Toño Rodríguez al bajo, adoptando sus clásicos escorzos y Andoni Regueiro a los parches. Los euskaldunes, desprenden raza, aptitud y esencia, valores clave para entender el rock de este estado. Pero además, Leize, aunque no de forma masiva desgraciadamente, han conseguido atrapar a muchos seguidores a lo largo de su trayectoria profesional. En la sala observé público de edad avanzada generacionalmente, pero también, curiosamente, vi muchos jóvenes que coreaban todas las canciones. Esto, me hizo pensar que la semilla de Leize ha germinado con fuerza. La bacanal de sensaciones, comenzó a descontrolarse con los siguientes temas: “Y Otra Vez”, “Futuro Para MI”, “Acosándome”, La Rueda” , “Sangre De Barrio”, y “Volverá A Salir” en una primera andanada, canciones que fueron coreadas con fidelidad por el público, que ya estaba braceando en un océano de sudor y pura adrenalina. Su rock directo, imponente, obró a modo de revulsivo. Siguieron con “Caminado”, “Pídeme”, “Voy Buscándote”, y así, hasta completar un set list compuesto por veinte canciones esenciales. Especial intensidad tuvo el tema clásico “Buscando, Mirando” que contó con la colaboración del magistral vocalista Tete Novoa (Saratoga) que aportó su brillantez. Con dos bises “Sin Sitio” y “Noche De Ronda”, concluyó una actuación memorable. Y tras el concierto, esa sensación gratificante que te deja poso, que congela los momentos, para dar lugar a recuerdos imborrables. Leize son imperecederos, y siempre estarán en nuestros corazones. Aúpa!
CHEMA GRANADOS