Neus Ferri es una artista que perturba los sentidos del alma. Posee la virtud de ir un paso más allá en la emoción, y en sostener, con las dinámicos registros de su voz, los argumentos donde anidan las virtudes, no solo de su voz prodigiosa, sino de aquellos resortes mágicos que acciona cada vez que canta, y que remueven toda una caterva de afectos y sensaciones. Su paso por el programa televisivo la La Voz, no solo puso de manifiesto su incombustibilidad, sino que además, la puso en la escena por derecho propio. Pero lo que es más importante, aquella experiencia televisiva, le aportó la sabiduría precisa, para que a día de hoy, se haya convertido en una artista integral. Muchos son los años que lleva en el camino de la música, ya sea como vocalista de rock, o con de sus propias composiciones. Unas canciones intimistas y redondas, donde su voz se desplaza de los registros graves a los agudos con insólita maestría. Es impresionante comprobar ese dominio de los agudos controlados con eficacia, tejiendo notas de cristal, sosteniendo la nota, o alargándola a su libre albedrío, inventando piruetas vocales, giros inesperados, o simplemente, solventando los graves con autoridad. Poco a poco, con trabajo, esfuerzo y constancia, ha ido dejando un rastro de ingenio, que muchos hemos ido siguiendo, hechizados por su poder transmisión. Pude comprobar con satisfacción, como la sala estaba prácticamente al completo, con un público heterogéneo que se sabía muchas de sus canciones, y que como no, las hicieron suyas participando del show. Para una artista que aún no tiene editado trabajo discográfico, esto debe de suponer un orgullo, ya que ese conocimiento por parte del público se ha debido nutrir, sin duda, en las fuentes de las redes sociales. En esta nueva visita a la capital del reino, se rodeó de dos grandes músicos sobre el entarimado, el guitarrista Fernando Girón, y el teclista, Basilio Martin, dos experimentados músicos que la arroparon magistralmente. Comenzó el repertorio con su tema “Diez Segundos” y prosiguió con más canciones de su propia cosecha como “A Mis 29”, “Mi Calamidad”, y dos temas donde colaboró Raul Frayle “Fabrica de Miel” y “Aquí Me Tienes”. Con la sala en estado de efervescencia, continuó su alarde vocal con “Lucha De Gigantes”, “Hallelujah-NoTe Alejes” y “Black Velvet”, dando paso a uno de los momentos más álgidos de la noche, con la incorporación a la escena de la incombustible violinista Judith Mateo y el vocalista Chuse Joven (Atland) para acompañarle en uno de los clásicos del rock más imperecederos “Dusth In The Wind” de Kansas. Momento fulgurante, la unión de las voces y el violín. En el tramo final, varias joyitas, a saber: “Amor Particular”, “Aguardiente”, una canción que subyuga, y “Mi Parte”. Con la sala enardecida, nos regaló dos bises de excepción: “Rock & Roll”, un tema que a mi particularmente me transporta, y una versión de “Eye Of The Tiger” que enamoraría a los mismísimos Survivor. En definitiva, un concierto elegante, imponente, emocional, donde el público fue parte del show, y donde una vez más, Neus Ferri volvió a amarrarnos con las ligaduras de su genio. Un derroche de arte, que a los que amamos la música en mayúsculas, más allá de los convencionalismos, nos aporta una energía y una esencia impagable. Espero que su disco, previsto para el mes de Mayo, tenga el impacto que merece. Porque al menos, el emocional, seguro que lo tendrá en muchos que como yo, somos devotos de su arte.
CHEMA GRANADOS