Este sábado tuvimos la ocasión de jugar el partido en casa. Y no ya tanto por la sala, puesto que quien escribe, complutense hasta la médula, no está muy acostumbrado a pasear su libreta más allá de las salas cervantinas y así, para ser concretos, era la primera vez que se me encargaba reportar un evento en la genial sala We Rock, sin duda uno de los mejores escenarios con que cuenta nuestra comunidad autónoma para el disfrute de un espectáculo rockero como los dioses del Valhalla demandan. Lo que sí nos aseguraba el uniforme local era el hecho de que el evento corriese a cargo de Rockultura Producciones y Nuada Eventos y Producciones. Ello nos permitió que, además de contar con la presencia de estas tres respetables y particulares bandas, también se favoreciese la oportunidad de contar con un gran número de caras conocidas, desde los compañeros de distintas publicaciones, pasando por el encargado del merchandise -que sorprendente y gratamente no podía ser otro que el loco amo de las baquetas Pol DQ-, sin olvidar, evidentemente, a los presentadores y conductores del evento, Josean Zombie, encargado de ofrecernos la Zombie War Management y Elros Alcarin, radiofonista de La Puerta de la Noche, programa perteneciente al grupo radiofónico Planetario del Rock.
Así pues, rodeados de tantos amigos y, todo sea dicho, deseando que la velada hubiese estado más poblada por un público que no llegó a satisfacer del todo la expectativa de asistencia para un evento tan interesante y una sala que da cabida a tanta alma, Elros y Josean daban las primeras pinceladas a este pintoresco cuadro llamando a la palestra a los madrileños 1984, una joven banda que presenta, tras casi ya una década a sus espaldas, dos interesantes redondos, Andamos Por Las Calles (2010) y En Busca De Un Futuro (2013), ambos creados a partir de la filosofía del Creative Commons, demostrando que, junto con el significativo nombre de la banda -que remite a la legendaria novela distópica de George Orwell- el abrazo entre el Rock y el compromiso socio-político no se han dejado vencer (ni vender)por las dinámicas del mercado. Su descarga comenzaba ofreciéndonos su potente “Siglos de Humo”, un corte plagado de los recursos característicos de esta banda, letras sobre el desencanto de la idea de progreso y ese necio optimismo en la sociedad occidental, aliñadas con una mezcla de Hard Rock y Rock Urbano de cepa castellana, donde los matices técnicos de la guitarra de Jorge, en ocasiones recordando a Los Suaves, en otras incluso al legado maidenesco; se mezclaban con la particular voz de Miguel y un más que laborioso trabajo de Ernesto a las cuatro cuerdas, que, además de llevar el timón rítmico con solidez y apoyar con sus coros, también mostraba buenos recursos técnicos con sus slaps desde el primer tema. Con “Sin Trampa Ni Cartón”, de su primer trabajo, mostraban su base urbana, con momentos que recuerdan al abuelo Rosendo y más temáticas de candencia social y de profunda reflexión filosófica, puesto que, tanto el tema de los sintecho se solapaban a la impunidad de los políticos de “Abriles De Luto” o esa dualidad del ser humano, como anunciaban ellos mismos para su “De La Razón y La Locura”, un tema en el que el pegadizo estribillo marca el patrón más característico. Con el quinto tema, “Alas Cortadas”, además de recordarnos la inescrutable presencia de la guillotina censora de nuestros políticos, nos servía para comprobar que uno de los puntos flojos más repetitivos de esta banda, son los contrastes entre la potencia y originalidad de sus intros y el posterior desarrollo melódico de sus temas. Esta vez parecía como si Dire Straits y Barricada aunasen técnicas para alejarnos ligeramente de ese general sabor a Hard Rock y regalarnos, así, otro gran estribillo del más puro sabor urbano. Con “Al Sur De La Fama”, llegaba el momento de las frases significativas, pues, más allá de la invocación a la inmortalidad del rock, se nos hablaba de aquella máxima de eres lo que transmites; y bien que lo cumplían casi en su totalidad, puesto que, salvo por la rigidez de Rubén a las baquetas, hablamos de una banda con una más que destacable presencia y una magnética actitud sobre las tablas. “Palos y Piedras” ofrecía el punto más duro de la noche y “El Infierno Del Talento”, además de ese legendario mito de los pactos con el Diablo, ofrecía más descarga melódica en sus estribillos y un cambio final quizá demasiado brusco. Finalmente, se despedían con el tema que da título a su último redondo, “En Busca De Un Futuro”, un corte muy stoner y lleno de potencia, con un grato abuso del goliath de Rubén, buenos diálogos de guitarra, así como recursos bien seleccionados, como wahs y armónicos artificiales; un tema ideal para la grata despedida de una banda que junto a su modestia, muestran grandes dotes de autenticidad.
Tras los orwellianos llegaba el turno de los sarcásticos Teto, una madura formación plagada de humor y sencillez, que también venía a presentarnos, tanto las canciones de sus dos actuales trabajos, Retratos Del + Aká (2010) y su reciente Prostributo (2014), como a su nuevo capitán rítmico, el joven David Santurde, que, pese a que su bajista Víctor Varas nos anunciase en la entrevista previa que no pilla las canciones de los Chunguitos que querían tocar, demostró grandes dotes de liderazgo y una sorprendente soltura a las baquetas. Sin más presentación que su humorística y jovial bandera, comenzaba un espectáculo lleno de diálogos guitarreros al más puro estilo de las bandas nacionales de rock urbano, consiguiendo que a menudo nos viniesen a la mente las reminiscencias de bandas como Benito Kamelas, Porretas o Marea. Comenzábamos a recibir los primeros acordes de “Respiro”, un tema que comienza con sabores a Platero y Tú, pero que la cruda voz de Roberto Resino “Teto”, nos transportaba de nuevo a esa esencia urbana y hardrockera, reforzada en temas como “Estoy Perdido” y “Rutina”, donde, además de la inquieta e hiperactiva actitud de Víctor y sus esporádicos y floridos recursos técnicos, nos dejaban los destellos ochenteros de la guitarra de Markitos Gebe, aportando riffs sobrios pero cargados de matices clásicos, siempre gratificantes. Con “Excupido” llegaba el momento del diálogo con el público, tanto para presentar a su joven perla, David, como para cachondearnos sarcásticamente de los desengaños amorosos y el pasteleo del romanticismo, un tema caracterizado por el contraste entre su lenta intro y el posterior desarrollo punk-rockero; hecho que veríamos repetido en “Prostributo”, donde los agudos cromatismos de guitarra iniciales y los tímidos punteos, daban paso al cameo entre los acordes abiertos de Roberto y las quintas de Markitos, aliñados con contundentes breaks y cambios de ritmo de la batería. Con “Amen”, el contacto con el público iba contagiándose, consiguiendo que poco a poco la audiencia estuviese más entregada, hasta que las risas y los canturreos del respetable se hiciesen más que notables en “Callos En Los Dedos”, otra irónica burla al amor pasteloso presentada por un arpegio sin distorsión y matizados con los detalles técnicos de los tapping de Víctor, que añadía un brusco cambio de ritmo para continuar con la contundencia de los cortes “El Calentamiento” y “Rockero Caducado”, donde la calidad de los recursos de David amenizaban la reflexión acerca del viejo rockero y el sentido y la razón de ser de la vida del rockero. Y se iban despidiendo bajando la intensidad en sus decibelios, con ritmos más lentos en “Animales” y “Voy Apañao”, donde aparecían incluso acordes reggae-ska y fuertes cambios de intensidad, así como unas crudas líricas acerca del día a día del obrero: la fatiga del currante, sexo, alcohol, política, etc. Finalmente, esta formación repleta de humor y buena onda, nos decían adiós con la versión cañera del “Voy a pasármelo bien”, tan adaptada al sentido urbano, que parece mentira que hubiera sido escrita por el soplagaitas de David Summers.
Y llegaba el turno de los cabezas de cartel, los afamados Censurados -no confundir con la formación de Punk-Rock portuguesa, ni con los garajeros argentinos-, que volvían a tocar por la capital tras un par de años dando vueltas a lo largo y ancho del país. Pero, desgraciadamente, también llegaba el turno del descenso de decibelios, fuerza y temáticas político-sociales, pues esta banda, que en la entrevista previa aseguraba que este concierto iba a ser un antes y un después, no falló a su palabra y nos ofreció la descarga más descafeinada y liviana de la noche, provocando que, el que escribe, se preguntase cómo habrían sido sus conciertos previos si era verdad aquello que aseguraba acerca de la mayor caña de sus directos respecto al trabajo de estudio. Censurados, que cuenta ya con más de una década de trayectoria y cuatro discos en su currículo, se centró en interpretar la mayoría de temas provenientes de su último trabajo, Positivo (2013), solapando también otros éxitos de anteriores redondos. Sin duda alguna, sus casi quince años de historia les avalan como una banda bien afincada en las tablas, pues incluso su nuevo baterista, Javier Vaquero, mostró tener el trabajo bien aprendido y, en consecuencia, nos presentaron un directo muy elaborado. Sin embargo, la dinámica del compromiso social y la fervencia política transgresora de las anteriores bandas, iban a dejar paso al tratamiento del romance pastelero, donde por doquier podíamos encontrarnos innumerables veces con esas fórmulas tan trilladas hasta el hastío, como contigo/sin ti, tu piel, mi amor, pensando en ti y demás banalidades intrascendentes, que más bien parecieran estar dirigidas a humedecer y bajar bragas que a despertar y levantar conciencias.
Así las cosas, comenzaba un repertorio en la que “El Sueño”, tema del último disco, iba a marcar la tónica general de esta banda a lo largo de la noche: esencia new-rock, grunge estadounidense, un tema con un recurrente bucle de riffs repetitivos, donde la guitarra de Miguel “Taneti” descargaba la cantidad de overdrive en detrimento de esencias melódicas fáciles de escuchar y carentes de cambios de ritmo contundentes. Con el segundo corte, “Soñar Despierto”, tema de su laureado El Tiempo Todo Locura (2007), aparecía la reminiscencia punk-rockera original de esta banda, pero los interludios en los que intercala una narración poética terminaban por generar un sabor a rapeo industrial debido a la adaptación a su nueva marca fónica. El siguiente tema, “Pensando en ti”, con similar interludio proto-poético, nos traía el medio-tempo de la noche, una canción en constante crescendo que acaba en su tradicional línea melódica. “No Hay Vuelta Atrás”, “Si No Estás” y “Vente”, aportaban esos matices vocales de Víctor Martínez “El Moro”, que recuerdan a la etapa más industrial de Barricada, cortes con intros y estribillos con toques grunge, stoner y elementos muy new, que a menudo traían al paladar matices dance o electro-pop. Con un público entregado, se tarareaban las letras de “Contigo”, corte con intro en arpegio y lanzamientos de samplers, haciendo imposible que las reminiscencias a bandas como La Fuga, se tornasen por momentos en direcciones hacia bandas más pop como Pignoise o Despistados. El segundo medio-tempo venía a manos de “Tan Lejos”, otro tema lineal y poco contrastante, que daba paso a la colaboración de la noche, puesto que Aarón Pérez, primer baterista de la banda, subía al escenario para interpretar “Sin Tu Piel” y “Alto El Fuego”, piezas que recuperaban la esencia más dura de la banda, donde los recuerdos a Marea y los primeros trabajos de La Fuga se hacían latentes, tanto en las voces como en los recursos de guitarra. Con “Corazones Que Se Van”, aparecía la faceta más progresiva, mostrando un ascenso de intensidad y pasos de sonidos limpios a distorsionados, con un pesado interludio a medio-tempo que permitió lucirse a Miguel. Sin abandonar la caña, pasábamos a escuchar “Bienvenido”, más esencia punk-rock, pero suavizada en los estribillos repetitivos. Y se iban despidiendo con otros dos cortes de su último trabajo, “Tratando De Hacer”, otro tema con contraste ascendente entre su intro limpia, de sabores a Blur y un destacable interludio de bajo. Y se despedían con “Para Relajarte”, otro tema de suave comienzo y sabor estadounidense, que no hizo deshonor al título. En resumen, una nueva gran noche rodeados de Rock, buen rollo y buenos amigos, bañados por tres horas de buenas y diversas bandas de la zona, que demuestran que Madrid aún sigue siendo una escuela de bandas de Rock muy a tener en cuenta y que, sobre todo, en la capital se sabe organizar buenos eventos y la fiesta está más que asegurada.
TEXTO: DANY HALLER
FOTOGRAFÍAS: CAPERUCITA ROCK
Dani como siempre un AS
Pues a mi no me ha gustado la crónica. Demasiado cliché de «periodista rock»(ya huele), y demasiado ataque gratuito a una banda porque no te gusta la temática de sus letras.A mi no me gustan las letras de compromiso social y político y no se me ocurriría meterme con una banda que si las hace. Deberías ser más imparcial y tener más personalidad, no dártelas de culto por decir»orwelliano»,»goliath», «overdrive» y llamar «soplagaitas» a David Summers. Y lo de «los dioses del Valhalla», qué puto horror, chato. No seas tan tribunero, que esa mierda pasó de moda hace años. Saludos.
Pues me parece muy respetable que no te guste la crónica, puesto que dadas tus acusaciones, dejas bien claro cuál es tu criterio intelectual. Si piensas que el Rock es un pasatiempo pantomímico con el que rellenar tus faltas de reflexiones existenciales, muy bien, estás en tu legítimo derecho, pero no pretendas hacernos valer tu visión mediática y carente de compromiso social acerca del Rock. Ni el Rock va a dejar de ser un movimiento social, con su compromiso ético y político, ni, lo más importante, la inteligencia podrá jamás pasar de moda. Si no te gustan mis crónicas porque puedan tener una vertiente epistémica demasiado elevada para tu nivel intelectual, lo primero que te recomiendo es que leas escritos con criterio, a ver si es que soy yo el único marciano que escribe con cerebro y, si no, en su defecto, pon Telecinco, que parece que se ajusta más a tus expectativas existenciales.
Me parece muy hilarante que te refieras a conceptos que vertebran nuestra superestructura cultural como desfasados dotes de intelectual, contra eso sólo puedo decir una cosa: no tengo la culpa de que algunos decidan ser mediocres. Y ¿qué cliché de «periodista rockero»? ¿Acaso estoy escribiendo para el «Hola» o la revista del «Sálvame»? Esto es una publicación sobre rock y respondo a tal necesidad dando lo mejor de mí mismo, analizando las entregas con criterio objetivo y vertiéndolas en un análisis donde, ahí sí, la subjetividad del estilo con que se escribe es, innegablemente, subjetivista. Esto no es cuestión de contentar a todo el mundo y fomentar la opiácea ilusión de vivir en un cuento de hadas, con piruletas para contentar a todo músico y seguidor y cabalgar sobre unicornios que eructan arco-iris. Se trata de ser críticos y servir de enriquecimiento, tanto para el criterio del lector y potencial asistente y defensor de este movimiento cultural, como, por supuesto, como elemento autocrítico para las bandas, pues son necesarias las visiones sinceras que, generalmente, fanáticos defensores nunca hacen desde la distancia necesaria para hablar con objetividad.
Y ya en serio, si no te gusta el compromiso socio-político del Rock, es que no te gusta el Rock, a lo sumo te gustará el Pop, así que, mejor lee «Rolling Stones» y pon la MTV.
P.D.: ¿sabes acaso qué es un goliath? Los «trastes» de una guitarra son para ti «esos cachitos de madera que hay en el mástil»? ¿Cómo tengo que llamar al goliath, «el tambor gordo que suena más grave»? ¿También quieres que la prensa especializada no utilice los tecnicismos adecuados y exigentes para sus respectivas labores?
Dani es un buen critico, es decir, creo que puedes tener otro punto de vista como veo Queso De Sandwich y esta muy bien, pero no por ello tienes que meterte con las palabras referidas por alguien en sus textos, pues es como un sello personal y su forma de escribir.
Creo que te puede gustar mas o menos, pero no porque alguien use palabras mas o menos «cultas» o alguna frase referida al Valhalla creo que tengas que meterte con ello.
Ataque gratuito hubiera sido, de ser que ni se hubiera escuchado sus discos anteriores, ni hubiera estado tomando notas como un buen periodista, cosa que puedes observar y puedo dar fe, que mi compañero si que lo hizo.
De todas formas que no te guste su forma de escribir no es malo, es tu punto de vista, simplemente creo que meterse con alguien por las palabras usadas, sencillamente no es de buen ver.
Esperemos que sigas leyendo cosas de Dani, para que veas que no es ningun malo, malisimo 😀
Un beso enorme !