MEDINA AZAHARA. TEATRO NUEVO APOLO. MADRID

Y LAS PUERTAS DEL CIELO… SE ABRIERON

Medina Azahara reventó el Teatro Nuevo Apolo de Madrid en la presentación de su nuevo disco “Las Puertas Del Cielo”. Un público heterogéneo, compuesto en su gran mayoría por mayores de cuarenta y cinco, y gentes más jóvenes con criterio. El valor de esta banda andaluza, está en la esencia propia de su música, obviamente, pero también, en la energía y la valentía, con la que han afrontado una carrera de casi treinta y cinco años de actividad y veintidós discos publicados, tres de ellos en vivo y en directo. Para muchas personas como yo, testigos de la era de oro del rock en español, Medina Azahara representa los valores de esa memoria histórica, ya que se convirtieron en un referente cultural, y formaron parte de la banda sonora de mi generación, así como de la transición democrática. Son unos supervivientes frente al oleaje encrespado de la situación del rock en nuestro país, y han sabido ser fieles a sí mismos, y a ese espíritu con que se concibió la banda primigenia. Todo un rasgo de personalidad propia. Han sabido explotar con inteligencia y corazón, un concepto musical tan brillante con pasional. A saber,  la fusión del flamenco, el rock de tintes mozárabes y el hard rock. Los resultados, son evidentes. Es más: incontestables. Canciones que han perdurado al paso del tiempo, quedándose ancladas en la memoria colectiva de toda una generación. Por tanto, como no podía ser de otra forma, el público de Madrid, acogió a la banda de la manera más espectacular: llenando un céntrico teatro de la capital del reino, y entregándose a una experiencia vital, que acabó como una gran fiesta de homenaje al rock andalusí.

Tras levantarse el telón, los acordes de la legendaria “Necesito Respirar” daban paso al clamor en el patio de butacas y palcos, originándose un clima tan especial, tan imponente, que los sentimientos afloraban de inmediato. Sin tregua “Aprendimos A Vivir”, “Niños De Cristal”, “Somos Ángeles”, “Hoy Quiero Vivir”, “La Voz Del Poeta” de su último trabajo, que intercalaron con temas como “Eres Estrella Errante”, “Morir Junto A Ti”, “Juegos A Media luz” o “Porque Nos Mienten”. Seguidamente, comparecían sobre el escenario parte de la banda Mago de Oz, en concreto Mohamed y Josema, que interpretaron el tema “Grita”. Especial fue este momento, donde la armonía y la energía, superaron todas las expectativas. Cayó el telón, y tras elevarse nuevamente, pasaron a interpretar un set más acústico y melódico, compuesto por canciones como “Otoño”, “La Luz Del Camino”, “Siempre Estarás En Mi”, “Solo Y Sin Ti”, “No Quiero Pensar En Ese Amor”, y después, repasaron viejos temas entrañables como “Palabras De Libertad”, “Hay Un Lugar”, “Abre La Puerta” de los imperecederos Triana, “Velocidad”, “Necesito Respirar”, una vez más, y “Todo Tiene Su Fin”, en la que colaboró Zeta el vocalista de Mago de Oz.

La banda sonó empastada, brillante, con momentos delirantes y un sonido preciso. Paco Ventura sigue manteniéndose en forma, y dio lo mejor de si mismo con el genio que le caracteriza. Su guitarra es majestuosa, y el grado de conexión con el público es inverosímil. Su forma de tocar apasiona, no ya por su técnica pulida con el paso del tiempo, sino por ese feeling misterioso y evanescente, que te hechiza de manera misteriosa. Manuel Martínez hace del show algo diferente. No es un frotman muy activo, pero la gestualidad, y ese talante en el escenario, combinan a la perfección con el entramado musical, y su voz, precisa y clara, cargada de giros flamencos, engrandecen el resultado y ofrece credibilidad. Sumar la tarea con la genial aportación de Manuel Ibáñez a los teclados, el bajo enérgico y musculado de Juanjo Cobacho, y la batería de Nacho Santiago.

Concluyendo, una noche cargada de embrujo, de emociones encendidas, y de buen rock. Una experiencia que uno agradece, valora y acaba atesorándola en la memoria intima, como un recuerdo imborrable. Quizá sea el mejor directo que le he visto a la banda, y creo que esta vez, era la numero doce. Sencillamente, magistrales, impolutos. Medina Azahara son el ejemplo de honestidad, de trabajo, que muchos deberían adoptar como propio para vencer el postureo, y dedicarse al trabajo arduo, para conseguir sueños. Profesionalmente, la carrera de estos cordobeses está marcada de éxitos y de momentos álgidos, con este último directo, la banda hay demostrado su inmortalidad. Siempre estarán con nosotros.

CHEMA GRANADOS