Otra noche en la que me dirigía al pub Tic-Tac, esta vez sin saber muy bien qué iba a encontrarme. Bajo Instinto son una de esas bandas que habré visto innumerables carteles anunciando sus directos, pero que, por azares del destino, nunca había asistido a uno de sus directos. Y he de decir, que bien equivocado estuve al no haber prestado mayor voluntad en previas ocasiones, ya que puedo aseguraros que esta formación es una toda una maravilla sobre las tablas. Estos cinco alcalaínos realizan un rock’n’roll de vieja escuela, sabiendo amoldar a la perfección las influencias que aporta cada uno de sus integrantes. Así, podemos percibir en ellos, todo el sabor del blues-rock y el rock’n’roll de puro corte estadounidense, mezclarlo con dosis de contundencia hard-rockera – convirtiéndoles en gustosos acompañantes de los aguerridos a la carretera y la velocidad-, así como integrar elementos de bandas del rock nacional, haciendo inevitable el que, de cuando en cuando, nos lleguen a nuestra mente, sabores a sonidos provenientes de M-Clan, Loquillo o Burning. Bajo Instinto es una formación con unos cuantos años colgados a la espalda. Se formaron en 2008 tras la disolución de otros proyectos personales, que ya habían hecho juntar a tres de los integrantes de la banda, en la extinta Puerta 12. Lito Castillo, el maestro de las baquetas, el bajo y el control de las mesas de sonido; David Martín, uno de los guitarristas con más personalidad en el panorama del blues y hard rock alcalaíno y Myky Roldán, uno de esos frontman devoradores del directo, que también puede vérsele en su proyecto de homenaje a The Blues Brothers. La formación la completan el joven guitarrista rítmico, Miguel Trigo, uno de esos guitarristas bien imbuidos de la esencia guitarrística de los años 70, que no le veremos dar volteretas por un escenario, pero, eso sí, no se le pierde una sola nota y consigue realizar la sólida labor de un guitarra rítmica más que con creces. Y junto a Miguel, la última incorporación de la banda, Antonio “El Ácido” López, el maduro bajista que comparte proyecto con Chuzos de Punta, un férreo capitán del ritmo que impregna su buen rollo a través de su sobrio estilo a las cuatro cuerdas. Asimismo, todos estos integrantes forman otro proyecto paralelo, que dicho sea de paso, saberlo me hizo aclarar una de sus influencias conjuntas, ya que no se trata sino de un tributo a los murcianos M-Clan.
Me esperaban casi dos horas de descarga, un listado de hasta veinte piezas, muchas de ellas correspondientes al trabajo que llevan promocionando desde 2012, Trapos Sucios, que puede escucharse en su espacio de Myspace. Uno, sobrecargado de inocente ignorancia, llegaba con la impresión de asistir a un concierto de rock urbano, de esencia punkarra, por aquello del juego simbólico que puede promover la lectura de su nombre. Pero, tras el despegue de los primeros acordes, pude atestiguar que nos encontrábamos frente a una banda de pura esencia rock’n’rollera, fiestera y bailonga, de suaves y pegadizos ritmos, armonías enérgicamente positivas, cierto abuso de la pandereta que porta Myky, pero, en resumen, muy apta para pasar una noche animada y llena de buenas vibraciones. Y pude atestiguarlo nada más arrancar con “Sólo Quiero Rock’n’Roll” y “En La Oscuridad”, donde pudimos comprobar, entre otras cosas, que lo más característico de Myky no era verle enfundado en cuero de los pies a la cabeza, sino su sorprendente y desgarradora voz, capaz de alcanzar buenas notas agudas y altas. Esa voz, con cierto matiz nasal que la hace inconfundible, junto a la inocencia rítmica de las guitarras, nos traían a la mente la esencia vacilona de los Burning y a ola de rock’n’roll endurecido de principios de los 70. Continuaban con temas antiguos, como “A Flote” y “Todo El Mundo”, cortes ligeramente más progresivos y donde, por encima de todos, destacaban los bruscos y enérgicos cambios de ritmo, así como los sutiles detalles técnicos de los breaks de Lito. Con “Vida Plena” se nos presentaba un corte lleno de sabor estadounidense, guitarras sureñas, letras con una lectura de picardía juvenil y un estribillo coreado de los que se pegan como un chicle a los recovecos de los huecos de las botas. En “Sin Razón”, la intensidad descendía y las melodías principales y el descafeinado estribillo recordaban a esa raigambre a los murcianos M Clan que ya hemos señalado. El séptimo corte, “Caramelo”, correspondía a una de las dos adelantadas descargas de su próximo trabajo. Y tras ella, una de las canciones que más sensaciones extrañas me produjo, pues, frente a los ya lineales cortes de pleno R’n’R, se dejaba caer un mensaje lírico lleno de vitalismo, pues frases como: No dejes de buscar flores en el desierto, estrellas en la Luna, merecen ser traídas a la memoria.
Tras cortes de pura esencia blusera, donde la guitarra de David, con buenas armonías en los juegos de acordes y unos expresivos punteos, se adueñaba del protagonismo técnico. Así, tras “Mi Camino” -con muestras de un toque cómico e irónico con el spanglish de Myky-, “Sin Parada” y “Vivo Para Amar”, llegaba la colaboración de la noche. Rubén, compañero de Antonio en Chuzos de Punta, era el encargado de compartir las voces de “En el Olvido”. Tiempo, entonces, de ofrecer la primera versión, dedicada a todos los buenos rockeros peludos, que resisten (y resistimos) a pasarse la maquinilla y dejar de profesar el místico respeto a una de las más influyentes bandas de la historia del rock. Así que, como no podía ser de otra manera, unos acordes youngnianos nos anunciaban la descarga del “Back In Black” de los maestros australianos, excelentemente adaptada a su esencia y con el añadido de esa graciosa deriva fonética de Myky. Con “Loca de Amor”, la segunda canción del próximo trabajo, se mantenían las líneas guitarrísticas de AC/DC, riffs más secos y contundentes y agudos más protagonistas, tanto es así, que fue uno de los momentos en los que se demostraron los buenos recursos de ambos guitarras, ya fuesen con los sureños punteos de Miguel, como por el diálogo entre las notas de David y el acompañamiento a modo de respuesta de manos de la voz de Myky. “Control” nos ofrecía una de las piezas más bailongas y pegadizas de su repertorio, unos riffs muy rock’n’rolleros junto a otro de los inescrutables estribillos, que se quedan en la mente de uno como si se tratase de una técnica de hipnosis. “Mi Montaña” representaba el corte más variado, comenzando con acordes de reggae o ska, pasando por una progresión que se abría a la crudeza del rock urbano y terminando por ofrecer otra de esas entregas bailongas y de sobra coreada por el público. Tras un breve descanso en el que se demandaban los bises, Rubén volvió a subirse por puro arrebato, para marcarse el “Txus” de La Polla, algo menos veloz que el original, pero bien impregnado de esa esencia punkarra que hizo que el público se animase con un tímido pogo. Volvía Myky a adueñarse de las voces, para descargar “Nadie Se Acordará De Ti”, otro tema con mayores matices progresivos y descafeinados, que hace presuponer ciertas influencias del AOR clásico. Eso sí, también permitió volver a comprobar los experimentados recursos de Lito, que se marcaba unos breaks llenos de energía y sobradas muestras de disfrutar con los cambios de tempos. “Buen Momento”, otro variado tema, que mostraba desde los recursos del tapping de David, como otro nueva recurrencia al golpeo ska, sirvió para presentar a la formación, que se despedía con otro cover de los australianos, esta vez “Higway To Hell”, con el que Myky acabó tirado en el suelo y cubierto por las botas de sus compañeros. En fin, una de esas noches en que el repertorio se hace corto. Descargas tan amenas, en un ambiente tan familiar y rodeados de buenos músicos, que transmiten una energía tan positivas y un disfrute personal, que es imposible contagiarse de esa atmósfera llena de buen rollo. Esperemos volver a verles pronto con más material de su próximo disco.
TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: DANI ÁLAMO.