El que fuera vocalista de la mítica banda Banzai junto con Salvador Domínguez, allá por el año 1.983, o lo que es lo mismo, Valentín del Moral, alias Chino, acaba de publicar su primer álbum en solitario titulado genéricamente “Gatos De Ciudad”. Para dar vida a este disco ha reunido a un elenco de músicos de primera línea. A saber: Miguel A. López, “Cachorro” a la guitarra (ex Panzer, Harakiri, Coz), José María Castañón “Casta” guitarra, (Ex Valhala, Peatón Crusoe) Miguel Corbacho al bajo (ex Punto de Mira, Peatón Crusoe) y Teo Suazo a la batería (Ex-Punto de Mira, Ex –Valhala) que han conseguido sacarle partido al talento vocal de Chino, gracias a su inmejorable prestancia musical, y a un desarrollo instrumental sin mácula. Da gusto envejecer con la aptitud que demuestra Valentín del Moral en este disco. A sus años, aún sigue conservando ese registro de autenticidad, esa fuerza imperecedera. El resultado, no es el de arrugarse entre riffs de guitarra, sino el de rejuvenecer en cada estrofa, aportando experiencia, empuje, y pasión por el rock. Nadie como él conoce el negocio del rock en este país, y a pesar de todo, se mantiene incólume, con la misma ilusión que el primer día, sin tirar la toalla. Yo he sido testigo de la ilusión que le pone en el escenario, esa vitalidad tan personal que desprende, y que te contagia de inmediato. Y sobre todo, la honestidad de mantenerse en pie, a pesar de todo lo que está diluviando ahí afuera.
Así pues, con la máxima dignidad, y deshaciéndose de las telarañas y el polvo acumulado tras dos décadas inerte, se asoma a la escena con este disco “Gatos De La Ciudad”, que contiene diez temas de hard rock con alma . Y digo con alma, que quizá sea un concepto extraño, pero veraz, porque cada canción rezuma sentimiento. A veces, sentimiento de piedad y de rebeldía como en “Balas De Hierro”, donde hace un encendido alegato por la paz, o “El Golpeador”, donde describe el perfil del delincuente de barrio que se mueve en el lumpen, y que como no, también tiene su alma. O “El Color De La Verdad” un tema bucólico sobre la ciudad, que atrapa las sombras y el delirio del sentimiento profundo, en un medio tiempo refulgente. Sigue manteniendo su voz tan particular, algo erosionada por el tiempo, pero dominando el falsete y los vibratos como nadie, sobre todo en el tema “Chino Banzai” donde hace una declaración de principios, explicando toda su historia como cantante. Además, hay espacio para el heavy más clásico, como en el tema “No Le Pares”, donde explica la ilusión de hacerse músico, o “Vamos Corre” otro tema enérgico y musculoso, con riffs endiablados. Cierra el disco con “Luna Rota” un medio tiempo apacible que te hace volar. Solo queda darle la enhorabuena por haber hecho un disco como este. Un disco que conserva la esencia del rock de los ochenta, sin envejecer, porque hay evolución y modernidad en muchos de sus tramos, y en especial, en aquellas canciones más intimistas. Un ejemplo a seguir, porque Chino Banzai demuestra que el rock que corre por sus venas, nunca dejó de bombear en su corazón rebelde.
CHEMA GRANADOS