Rosendo Mercado ha manifestado en público, su opinión respecto a la iniciativa de un grupo de fans organizados a través de internet, y de la propuesta en el pleno de la Junta Municipal del grupo Ahora Madrid de Carabanchel, en el sentido de erigir una estatua en su barrio. Según la nota manuscrita que se ha publicado, y que ha tenido máxima difusión, Rosendo manifiesta que, por hacer un trabajo que le apasiona, sea necesario hacerle una estatua, habiendo cosas más importantes en lo que gastar el dinero. A reglón seguido, y siendo consciente de la controversia creada, matizó sus palabras. Todos los que conocemos a Rosendo desde hace muchos años, sabemos que es un artista entregado a su música, y que nunca ha digerido las ínfulas propias de la fama y el reconocimiento público. Es un hombre sencillo, que disfruta y vive para lo que hace. Siempre se ha mantenido discretamente apartado de la fama, y accesible para todo el mundo. Siempre será un hombre de barrio, al que te puedes encontrar de vez en cuando por las calles de Carabanchel, siempre dubitativo y ensimismado.
Hay algo incorpóreo que, desgraciadamente, los artistas no pueden controlar, y es el afecto desmedido de los fans, ese torrente afectivo que su persona ha llegado a alcanzar. En el caso de Rosendo, su carisma y su insistencia en luchar por sus sueños, y por todo ese trabajo realizado durante tantos años, ha ido haciendo que el público encuentre en él un referente sustancial. El rock de este país nunca podría entenderse sin su legado y su obra musical. Ha sido clave para la historia del rock; ha sido y será un músico querido y estimado. La devoción del público con respecto a los artistas, a veces, no tiene límites, porque el fervor y los sentimientos derivados, son como un torrente imparable. En una sociedad donde el robo y la usurpación están a la orden del día, un mínimo presupuesto para erigir un símbolo de nuestra cultura, creo yo, que es una brizna de paja. Ya tuvo que pasar por otro reconocimiento oficial en 2.006, al tener que recoger la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes de manos del rey. También entonces expresó su estupefacción al respecto, pero recogió la medalla, y todos nos sentimos premiados de alguna manera. Para mí, personalmente, como vecino de Carabanchel sería un orgullo poder pasear y encontrarme con su figura, para que todo el mundo sepa que es el orgullo de nuestro barrio. Alguien me dijo el otro día, que Rosendo había pecado de falsa modestia. Ni mucho menos. El que me hizo ese comentario, no le conoce lo suficiente como para poder hacer ese juicio insolente de valor. En cualquier caso, opiniones las habrá de mis colores. Pero a mí, me encantaría tenerlo presidiendo la plaza del metro de Carabanchel. Sería una pasada. Ya me imagino, siendo un jubilado, sentado en un banco junto a su estatua, para recordar los tiempos en los que era un rock star. Bromas aparte, esto es un hecho anecdótico. Sin estatua, lo vamos a querer de igual manera.
CHEMA GRANADOS
FOTOGRAFÍA: EL DIARIO MONTAÑÉS