LA OTRA DIMENSIÓN DEL ROCK
El violín, es un instrumento de cuerda que fue concebido originalmente, para ejecutar las partituras más exigentes, de lo que se ha venido en llamar, con el paso del tiempo, música clásica. Fue en los preliminares del siglo XVII cuando comenzó a utilizarse este instrumento, y fueron los italianos, los primeros en utilizarlo. Con el paso de los años, este instrumento, se ha ido utilizado en otros contextos musicales, como en el ámbito de la música folclórica, el jazz, y las orquestas populares. El rock, incorporó este instrumento en versión eléctrica, a través de bandas de rock progresivo, o de hard rock sinfónico, como el caso de los estadounidenses Kansas. Obviamente, resultó ser una apuesta ambiciosa. Generalmente, se usó como instrumento de acompañamiento, o para realzar los arreglos. Judith Mateo, una violinista hecha a sí misma, va mucho más allá de estos cánones, al usar este instrumento como elemento protagonista de toda la música. Toda la instrumentación, gira alrededor del intérprete inequívoco: el violín. Consigue, de esta manera, no solo ofrecer un concepto inédito y original, sino brindar una nueva dimensión del rock. Porque es lo que consigue Judith Mateo con su propuesta, esto mismo: una nueva dimensión y una nueva realidad del rock. Y además, nos hace entender que es un instrumento que puede, por sí mismo, ejecutar cualquier propuesta de rock, que acaba siendo demoledora. Afortunadamente, ya son varios los músicos que apuestan por incorporar otros instrumentos al rock, como por ejemplo, ese dúo maravilloso que se llaman 2Cellos, y que baten records en Youtube con más de 60 millones de reproducciones de su versión del tema “Thunderstuck” de AC /DC. En el caso de Judith Mateo, la apuesta es mucho más contundente, ya que está apoyada por una banda de rock en toda regla. Es una artista con un curriculum vertiginoso, con una notable proyección internacional, que comenzó en Irlanda, donde pasó tres años estudiando su música. Ha ofrecido conciertos en países como Bélgica, Francia, Palestina, Italia, Egipto, Portugal o Marruecos. Y en lugares tan emblemáticos como el Parlamento Europeo, las playas del Algarve, la Plaza del Pesebre de Belén, o los parques naturales del norte de Italia. En esta ocasión, Judith Mateo venía de una mini gira por Japón, donde ha ofrecido varias actuaciones. Tiene en su haber, cuatro trabajos discográficos, el último de ellos, “Rock Is My Life” editado por la compañía Wagner, que era el disco que presentaba en Madrid.
Diez minutos antes de que diera comienzo el show, la Sala Joy Eslava, que tiene un aforo de 1.200 personas, estaba prácticamente al completo. Publico de edades comprendidas entre los 25 y los 45, algunas señoras de más edad, y en general, un ambiente polivalente, con algunas melenas sempiternas, y otras menos largas. A la hora prevista, se apagaron las luces, y los acordes de “Sympathy For The Devil” de Rolling Stones, comenzaban a sonar. Con la violinista en el escenario, crecen los vítores del público, que baila y se mueve como una marea humana, en el patio de lo que otrora fuera el Teatro Eslava, hoy reconvertido en macrodiscoteca y sala de conciertos. A renglón seguido otro temazo: “Kashmir” de Led Zeppelin. El delirio. Después de unas palabras, vamos subiendo al cielo con “Smoke On The Water”, “Lark In The Morning”, “Bring Me To Life” y “Thunder”, apoyada a los coros por el cantante Chuse Joven, un vocalista proveniente del heavy metal, con la banda Atland, aunque también, y debido a su pasión por la música clásica, ha trabajado cómo tenor en el Coro Amici Musicae del Auditorio de Zaragoza, ciudad de la que es oriundo. En el punto más álgido, el tema “More Than A Feeling” la imperecedera canción de Boston, esta vez, cantada en versión adaptada en castellano, por Chuse Joven, y luego, “Irish Washerwoman”. Hasta este punto, el patio era un hervidero de emociones. El público, disfrutaba del show de forma pasional, de una manera extraordinaria, y Judith Mateo se mostraba exultante, rodeada por un halo de placidez, a juzgar por la expresión facial de su rostro, y esa manera de contraerse mientras ejecutaba los temas. Llegó el momento de la colaboración. La de su amigo José Carlos Molina, alma mater de los legendarios Ñu. Una cita obligada en los conciertos que ofrece Judith. Molina apareció blandiendo su flauta travesera, y con esa sonrisa sempiterna tan particular, dibujada en el rostro. Tocaron juntos tres temas: “Miércoles Santo”, “De Fiestas” y “El Flautista”. Impactante esa alianza de talentos sobre el escenario, esa simbiosis perfecta de armonía y técnica. Y ya, en el tramo final, “Basket Case”, “Sweet Child Of Maine”, y “Cotton Eye Joe”. Para concluir una actuación memorable, se despidió de su público con “Highway To Hell” lo que originó un torbellino inmediato. Judith Mateo patentizó, una vez más, que es una artista capaz de ofrecer espectáculo y talento a partes iguales, y que va creciendo cada año, lo que nos lleva a predecir que tendrá una larga y dilatada carrera, plagada de éxito. Es una ecuación bien sencilla de discernir, basada en hechos reales. La nueva dimensión del rock, llega de su mano, de su violín, y de esa locura tan racional suya, a la hora de interpretar su música.
CHEMA GRANADOS
Como anécdota nada más… Estuviste en el concierto Amigo Chema Granados?, no sé donde viste las mareas esas de las que hablas, pero lo que está claro es que, o no habías llegado a la sala todavía o no sé qué canción confundes con «More than a feeling», que la tocaron la segunda, ya que tuvieron que adelantarla por la rotura de una cuerda del violín (ya ves que momentazo «álgido»…) A veces siento vergüenza ajena…
Lo de las mareas es un recurso metafórico, que veo que no comprendes. Lo de la rotura de la cuerda no me pareció relevante para el lector. Peso si tanto representa el orden las canciones para ti, y he cometido un error de orden, espero que no me lapides. En cuanto a lo de la vergüenza, eso es cosa tuya. Saludos cordiales!
Hombre Chema, si no te parece relevante que Judith rompa una cuerda y, EN CONSECUENCIA, se tenga que cambiar el orden establecido del set-list tocando un tema extremadamente complicado como «More than a feeling» (a nivel vocal) en segundo lugar en vez de cuando tocaba (ese momento álgido que describes) para dar tiempo a Judith a cambiar la cuerda… Teniendo en cuenta que al vocalista le pilló en frío y no pudo hacerse con el tema en cuestión (estoy seguro que Chuse lo hubiera afrontado perfectamente en medio del set-list con la voz caliente), en mi opinión mundana, sí es reseñable. Pero vamos, cambiar en una crónica el orden de los temas y además hablar de momento álgido en estas circunstancias pues…vale, no te lapido. Abrazos.