Existe una creciente desmoralización, entre algunos sectores de músicos que escriben rock en nuestro país. Una desazón que viene manifestándose tiempo atrás, sobre todo, por parte de esa generación de músicos de rock más jóvenes, aquellos que tienen entre veinticinco y treinta y cinco años. Esa desmoralización, o desmotivación, llámesele como se quiera, al parecer, viene motivada en gran parte, no solo por la falta de apoyo a su actividad en general, sino en un ansia creciente por ser escuchados, reconocidos, y admirados. En muchos casos, el deseo de triunfar, se impone al deseo de ser músico rock; y en otros casos, el deseo de ser respetado y admirado, se impone al propio sentido del rock. Necesitan recoger frutos enseguida, tras desplegar toda su pléyade de actuaciones, tales como grabar un disco, alguna gira, y una trayectoria, que ellos consideran suficiente, como para estar bajo el foco de la atención general. Y como no, luego está el tema de la regeneración generacional, que daría para unos cuantos artículos más. Bien es cierto y constatado, que en este país la profesión de músico, no está considerada propiamente una profesión al uso por la mayoría del público. Más bien, es motivo de chanza y desprecio, por parte de las instituciones oficiales, que son aquellas que deberían velar por su pleno desarrollo y continuidad, en igualdad de condiciones al resto de trabajadores. La idea general, es que el músico hace lo que hace, por pura diversión. Por placer. Es una profesión que divierte, que se realiza para divertirse, y que por tanto, se hace con gusto, y está exenta de la mayoría de contrariedades y obligaciones de un trabajo “normal”. Evidentemente, la gran mayoría del público, es completamente ajeno a la realidad de la música. La ignorancia les impide comprender y valorar, las miles de horas invertidas en los ensayos, horas de aprendizaje de instrumentos, horas y kilómetros de carretera (con el consiguiente peligro que conlleva. Véase el reciente caso de Supersubmarina), horas dedicadas a escribir canciones. El enorme caudal económico invertido, sacado directamente de sus ingresos personales. Esto, en cuanto a la parte didáctica y técnica, por así definirlo. Luego hay otra parte más sensible, pero de igual importancia, está el desprecio absoluto a la creatividad que requiere componer canciones, al arte con se conciben y ejecutan, a la reflexión emocional, intima, que se requiere para escribir una letra, para componer música, donde se reflejan no solo vivencias, sino sentimientos íntimos. Eso no está ni siquiera contemplado. Para cualquier persona, un cuadro al óleo es una obra de arte, la entienda o no. Para la mayoría, una canción es solo eso, un conjunto de notas y letras en disposición ordenada, que suenan y nos animan, o nos encantan. Y ya.
Así es que con la desestima, o la infravaloración del público a cuestas, los músicos deben de realizar su trabajo, solos, aislados en un mundo paralelo, solo movido por los resortes de la pasión. Los músicos de rock más jóvenes, han recibido una herencia musical evidente y sustancial. Si miran atrás, encontraran muchos referentes importantes, que marcaran su vida y sus futuras composiciones. Sin embargo, llevan otro tipo de vida muy diferente al de sus predecesores, otra filosofía existencial que colisiona diametralmente con aquella que, otrora, hiciera posible que se escribieran las más grandes canciones de rock de todos los estilos. En la actualidad, se desea fervientemente el triunfo express, la atención inmediata, la ubicación constante en las primeras filas. Todo el proceso está muy bien organizado, porque los medios y la tecnología, han contribuido a darles otras herramientas. Una banda compone su disco, lo graba, lo promociona, producen su videoclip, y se lanzan a recolectar apoyos, atención inmediata, dentro de un escenario donde miles de bandas, reclaman la misma atención, y al mismo tiempo. Encomiable el esfuerzo económico, y como no, la creatividad evidente. Tienen su vida laboral, una vida ordenada. Muchos están casados, y tienen hipotecas, incluso descendencia. La mayoría, no consumen drogas con frecuencia, porque al parecer, ahora es incompatible las drogas con el rock, y llevan una vida equilibrada. No digo que todo esto es mal, ni que sea obligatorio llevar una vida de dispendio y consumo de drogas para tocar rock. Ni mucho menos. Igual es lo que se precisa. Sin embargo, me remito a la historia del rock, que nos explica, que el rock se ha fundamentado siempre en un estilo de vida y en una filosofía muy diferente, a la de nuestros músicos de rock actuales. Bandas como Judas Priest, se forjaron desde la exclusión social. Dejaron sus trabajos, sus familias, para mudarse todos juntos a un apartamento cochambroso a las afueras de la ciudad de Birmingham, sin apenas dinero, tocando en locales de medio pelo, girando en una furgoneta verde donde dormían, hacían la vida y se dejaban roer por el frio. Ensayando diez horas al día. Viviendo solo para y por el rock. Siempre el rock en su cabeza, en sus venas. A todas horas. Solo componer canciones. Así hasta que el disco de “Rocka Rolla” les dio un respiro. Lo mismo podemos mencionar de Iron Maiden, quienes tuvieron una carrera plagada de vicisitudes, cambios de formación, y miseria. Y por citar un ejemplo del otro lado del charco, Aerosmith, cuyo su estilo de vida implacable, y de alto consumo de drogas, les llevó a componer grandísimas canciones, y como no, a vivir infierno y gloria a partes iguales. Lo único importante eran las canciones. Nunca pensaron en lo que vendría, en llegar a ninguna cima. Solo querían tocar, y tocar, componer y componer. Y tuvieron que imponerse en una sociedad que aún no tenía muy claro, si el rock era un estilo musical o una amenaza del mismísimo diablo.
Los tiempos han cambiado, y ya no es preciso pasar por esa particular travesía del desierto. Los actuales gobiernos, se han ido encargando de adocenar a la gente, de eliminar de su cabeza las ideas que llevaron a los músicos de rock, a dejarse la vida en ello. Los jóvenes de hoy quizá no anhelan bandas con carácter, que expresen ideas revolucionarias, ni siquiera, les interesa un estilo de vida que no tenga que ver con las tecnologías, los botellones en grupo, y un submundo mental, que a veces, asusta. No hay regeneración en el mundo del rock, y no es por culpa de que los dinosaurios nacionales se retiren de la escena. No hay regeneración, porque el público, en general, no quiere implicarse en un estilo que no alienta su propio hedonismo, y su propio placer en la zona de confort, sino todo contrario. Porque el público, ya no tiene pensamiento propio, sino inducido. Porque el público, se encuentra hastiado y no quiere conocer más allá de lo oficial. El rock es un camino escabroso, peligroso emocionalmente, pero apasionante. No es camino para los que anhelen encontrar un espacio, donde desarrollarse en la fama o la gloria. Ya no hay éxito posible, ni fama posible, ni oropeles. Ya no sirve el postureo, ni la invención, porque el rock es real. Es sangre y sudor. Es lucha y sueño. Solo queda disfrutar haciendo canciones, dejarse la piel en lo que amas, en lo que te apasiona, sin esperar unas monedas a cambio, ni siquiera, una foto tuya en el periódico local. Es una lucha por vivir de los sueños, no de las realidades. El rock, es una pasión irrenunciable, y nunca da frutos, siempre placer, placer interior e intenso. Si queréis triunfar, si queréis estar en los más alto, no equivoquéis vuestro camino. Hacedlo en los platós de Tele 5. Lo nuestro es la calle y la barricada, el barrio y la incomprensión. Eso es lo que tenemos, y eso es lo que amamos. El que se quiera quedar, debe estar preparado para la tormenta. No esperes nada a cambio, solo escribe canciones. Lo demás, si tiene que llegar, ya llegará.
CHEMA GRANADOS
Muy buen articulo, pero me da la sensacion de que al señor Chema Granados se le ha olvidado que cuando habla de esas bandas como Judas Priest o Iron Maiden que dejaron absolutamente todo por la musica sin pensar en el mañana, tenian todo un entramado industrial detras hambriento de bandas nuevas a las que hacer grandes. Por que? Porque se vendian discos y la industria se forraba con ello, asi que obviamente estaban muy muy interesados en sacar de la miseria a esos locos que iban por ahi dando conciertos sin tener una «vida normal», cosa que la pirateria meidante la tecnologia nos ha quitado. Logicamente esos locos hacian eso porque sabian que la posibilidad de firmar con una compañia y hacer algo grande era real y bueno, no seamos tan materialistas, no necesariamente hacer algo grande pero al menos si vivir dignamente con ello. Por supuesto no todos lo conseguian, pero los que no lo consiguieron tampoco siguieron viviendo como ratas solo por tocar durante mucho tiempo… Hay que ser un poco mas consciente de como han cambiado las cosas y de que sin una industria que apoye tu carrera o estas podrido de pasta o estas perdido… Nadie se ha preguntado por que en otros paises si siguen saliendo nuevos talentos? No será porque aun venden discos y su industria goza de una salud infinitamente mejor que en este pais??? Saludos!!