¿Quién dijo que no hay cantera del rock nacional?
Hace ya algunos meses que un famoso dinosaurio de la difusión musical nacional se quejaba de la falta de renovación de bandas emergentes. Seguramente lo dijera por efecto del avance deterioro de la percepción de una actualidad que choca con el estancamiento en la idea de los pleistocénicos rock star, alabados y bien nutridos por una industria musical que tanto dista de la realidad social de hoy día. Lo que sí podemos asegurar, es que, pese al poco apoyo que hoy día nos prestan los mangurrianes que dirigen la promoción, producción y difusión de -algo así como- los productos mainstream, existen jóvenes promesas llenas de fuerza y ganas de dar a entender que esto del rock ni puede ni quiere morir sólo porque no nos apoyen los grandes medios. Los alcalaínos The Royal Flash son una de esas bandas que pueden darle a un vejestorio obsoleto en todas las narices y, como una antihistamínica bocanada de aire fresco, renovar el plantel actual que presentan las bandas emergentes. Esta vez nos
encontrábamos en una repleta sala Costello, para ser testigos de la inauguración del segundo proyecto de estudio de los complutenses. Un Hysteria del que ya podemos disponer todos en diversos formatos y canales. Pero, antes de que nos ocupemos de mis paisanos, cabe destacar la demencial , hilarante y divertidísima apertura de sus teloneros, los hongkoneses ShumKing Mansion, una sorprendente formación que profesa un esperpéntico pop-rock psicodélico -como ellos mismos definen-, compuesta por dos asiáticos y dos occidentales, teniendo por bandera el espectáculo, la diversión y el movimiento pegadizo. La distancia y la premura del evento, hizo que, el que escribe, llegase con un poco de Rajoy -de retraso, perdón-; pero al menos llegué a tiempo para disfrutar de una demente y religiosamente bien llevada puesta en escena de estos jóvenes, que interpretaron cortes muy diversos y llenos de ritmos bailables, como su “Flamenkito” y “Circus”, donde la puesta en escena, la soltura y el desparpajo de su bajista Shum o la caracterizada estética del ejecutor del keytar -sí sí, como los mismísimos Camela- Jeam M, marcaban las divertidas líneas de un tentempié que culminó con cortes como “Studio 54” y “Digital Farts”, repletos de puro estilo Raffaella Carrà, hasta terminar con el vocalista y guitarra Zaid saltando a los brazos de los asistentes. Llegaba el turno de nuestros protagonistas, estos imparables The Royal Flash, que están consiguiendo recuperar la pegada fresca de un rock hecho por y para joviales enamorados de esa esencia setentera que conseguía -y sigue consiguiendo- aunar a jóvenes y no tan jóvenes de carnet, para demostrar que sigue más que vivo el gusto por los acordes no demasiado distorsionados, la melodía pegadiza y, ante todo, el buen rollo y la armonía que generan las estructuras del más clásico de los rocks. Sin olvidarse de recordar algunas de las piezas ya esenciales de su anterior trabajo, Physical & Electrical, hicieron un repaso completo al trabajo que nos vienen presentando, este Hysteria por el cual no pararon de agradecer la ayuda prestada por todos los que han apoyado su proyecto crowdfounding. Comenzaban presentándose con tres cortes directos y sin descanso. “Different Man”, “That Something” y “Here Comes The Hysteria”, nos sirvieron de un más que electrizante estímulo con el que comprobar que estos chavales siguen representando esta fresca transición entre la tradición heredada de mejores épocas clásicas y aquello que demanda el siglo XXI: sabores británicos en sus estructuras, acordes sin excesos de ruido y unos pegadizos estribillos, capitaneados por la inmejorable puesta en escena de su frontman, el deslenguado e inquieto Miguel Ángel Marshall y reforzada por el exitoso fichaje de Ray Lewins a las baquetas, quien les ha aportado la solidez y la confianza que le faltaba a esta jovencísima formación para ponerles el broche definitivo al cuarteto. “Seventeen Years” -primer regalo de su anterior redondo-, “Time, Mind & Kind” y “You Know What I’m Talking About”, nos permitieron comprobar la soltura y la confianza que siguen haciendo crecer al resto de chavales, el bajo de Isra -Slinky Bass- y el apoyo de las cuerdas rítmicas de Jaime Iniesta. Sin parar de jugar con el público, aclamándonos a calentar nuestras palmas y corear sus chillidos, proseguían con “Keep On Rockin’” y “Neckbreaker”, para hacer un merecido parón con el que volver a agradecer el apoyo recibido por sus mecenas. La bluesera “About Speed” y la divertida “Spaniards” dieron paso a su ya laureado “Get High”, excelentemente introducida por los nuevos ánimos de un público que chorreaba sudor y serotonina por los cuatro costados. Y cuando el “Young Johny” parecía ser la descarga definitiva de la noche, volvían a disparar sus últimos cartuchos con “Looking For Gold” y su estandarte “Revolution”, con el que dieron paso a la nota surrealista de la noche, engalanados con sus máscaras de animales para, así, despedirse con “Mamut Reprise”. En resumidas cuentas, buenos y frescos acordes, bailes, palmas, sonrisas y una inmejorable atmosfera con la que demostrar que la escena del rock español no está de funeral, sino que celebra con fuerza y alegría sus nuevos y hambrientos proyectos.
TEXTO Y REPORTAJE GRÁFICO: DANI ÁLAMO
FOTO FINISH: MANUEL HERNÁNDEZ