Frescura contemporánea, incluso y pese a las despedidas.
Nueva sesión de triplete en la actual sala más viva y potente de la noche alcalaína. Esta vez, los asiduos a la sala Ego Live y los fieles seguidores de las tres bandas que capitaneaban la velada, asistimos a la presentación de los nuevos materiales de bandas ya bien conocidas y queridas por aquí, como son los estandartes del stoner local, Dieaway y la fresca y variopinta formación madrileña Noiah, que repetían en su visita a los egonautas tras cuatro años desde su último alunizaje. Sin embargo, no todo fueron alegrías por la presentación de nuevas criaturas, puesto que también asistíamos a uno de los últimos directos de los nü metaleros madrileños -con el complutense Gabriel Ruiz a las baquetas- Metáfora. Ellos abrieron la noche, demostrando que no hay dificultad que frene el deseo de tocar y de despedirse dignamente, aunque la formación se quedase sin vocalista a menos de una semana de la fecha prevista. Así, las cuerdas de la guitarra de Eduardo Labaig y el bajo de Oscar Lesma, volvieron a entonar sus melodías gracias a la meteórica ayuda de Sergio, vocalista de INNE. Su breve e intensa actuación dio repaso a sus dos trabajos de estudio, “Elixir” y “Evolución”. Los recursos armónicos y los ritmos sincopados de “Tu realidad” o “Reflejos”, cuadraban con la inquieta presencia del vocalista prestado, que hizo las veces de buen anfitrión, marcándose un retorcido y maravilloso chiste negro con el que eliminar la tensión que se palpaba entre el escenario y los tímidos asistentes. Tras cuatro cortes, el bunburiesco personaje daba el paso a la primera colaboración de la noche, invitando a subir a las tablas a Emi Tao, vocalista de los también nü metaleros To Te Kin. Repartió con energía sus chillidos y sus growls más viscerales para entonar “Malas Intenciones” y, sin darle tiempo a reponerse del esfuerzo, volvía a alzar sus piernas para acompañar a David “Daya”, vocalista de los cabezas de cartel de la noche; ofreciéndonos su despedida a tres voces con “Lo Puedo Lograr”. Tras la emotiva despedida, que anunciaba futuro proyecto a la vista, subían a las tablas los madrileños Noiah, una formación que, más allá del eclecticismo y la mezcla de estilos que pueda despistar a los más firmes en la ortodoxia, son, sin duda, una banda que no deja a nadie indiferente sobre el escenario. Armonías pegadizas y de grácil y rítmica escucha, elementos finamente seleccionados con sabores varios, un rock fresco con matices metalizados, algo de funk y rap y una inconfundible voz indie y la presencia carismática de Pablo Gismera. Recordaban la satisfactoria visita anterior y demandaban la debida ayuda que hay que brindar a gente como los capitanes de esta nave llamada Ego Live, siempre apostando por los buenos eventos, pese a las pedradas que vamos poniendo los asistentes por el camino. Pero la descarga no tenía mayor previsión reminiscente que ésa, pues interpretaron casi en su totalidad el quinto trabajo que traen a la espalda, este “De Materia y Tiempo” que llevan presentando este año 2016. Tras cortes enérgicos con “La Voz de los Desconocidos” y “Héroes”, que dejaban entrever los buenos recursos técnicos de su bajista Jesús M. Bernabé y la fuerte y constante presencia de los coros de los guitarristas Javier García y Andrés Timó, se sucedieron las mezcolanzas del funk “Ya Vienen” o “Wonder Girl” y el rapeo del tema que da nombre al disco, “De Materia y Tiempo”. Y tras piezas con elementos más crudos y de estribillos pegadizos como “Líbranos del Bien” o “Miénteme”, se despedían de nosotros relajando el ambiente con “Un Mundo Entre los Dos” y “Única”, de mayor peso y sabor indie. Sabían y bromeaban con el hecho de ser los encargados de suavizar el nivel de los decibelios y alegrar el ritmo de la velada, pero sin duda quedamos todos satisfechos al disfrutar de una banda entregada, que demuestran ser los primeros que disfrutan como niños sobre el escenario. Así que, tras un merecido descanso en el que el hilo musical de la sala nos hacía intuir lo que venía tras escuchar el Wellcome To Sky Valley de los Kyuss, subía a la palestra la banda encargada de demostrar que el stoner está teniendo una segunda juventud, no tanto como en el resto de Europa, pero con muestras nacionales de categoría. Esta imperecedera formación, Dieaway, que lleva viva desde 1993, también venía a presentarnos un nuevo nacimiento, este “Light Echoes” que pretenden poder presentar dentro de poco y contar con su segunda grabación tras el “Leak of Noise” de 2014. Así pues, subían a la palestra, con la humildad que les caracteriza, agradeciendo todo el apoyo -y la paciencia- que les ha permitido traer su nueva criatura al mundo, para presentarnos, sin más remilgos, “Human Notion”, el primer corte de este nuevo redondo. Si tras “Inside Me”, de su anterior trabajo, parecía que nos encontraríamos ante un equilibrado juego de descargas de ambos discos, el “Light Echoes” dejaba claro que las guitarras y la voz rasgada de David iba a entonar seis piezas más del nuevo álbum. Llegaba el turno de “Amber Nebulae”, el tema que han elegido para presentar y anticipar lo que vamos a encontrarnos, piezas que continúan alimentando esa línea garagera, con sabores desérticos, juegos de armonías incómodas y baterías llenas de dinamismo, tanto que nos hizo ver a un Oliver siempre concentrado en su tarea rítmica, más aún si cabe que cuando capitanea las bases de Black Hazes, y a un combo de cuerdas cada día más sueltos: el bajo de Raúl y la interminable e inquieta melena de Mario, que estrenaba modelo stratocaster para resarcirse de sus sesiones de bajo en Aathma y Mierda. Sin duda, estos nuevos cortes como “Boundless Spiral” y “Chaos View”, mostraban un buen abanico de juegos cromáticos y algo más de punteos de los que nos tenían acostumbrados estos stoners. Se despedían de nosotros con su clásico y homónimo “Die Away” y cerraban con “Phosphene Sun”, poniendo un broche ideal para una noche que fue creciendo en la intensidad de los decibelios y la entrega de los asistentes, quizá también ayudado por el buen trabajo en el control del sonido de la genial Paula Jiménez. Otra noche para recordar rodeados de buenos amigos, aunque quizá algo faltos de mayor asistencia, como ya estamos más que acostumbrados en estos eventos no tan mediáticos, pero donde se demuestra, de sobra, que a nuestras bandas emergentes no les falta el calor de aquellos que saben apreciar el esfuerzo que implica llevar adelante los sueños de este buen puñado de entregados trovadores contemporáneos.
TEXTO Y REPORTAJE GRÁFICO: DANI ÁLAMO.