Le pese a quien le pese, Robe Iniesta es un genio grandilocuente, y pérfido a veces, que ha transitado por los laberintos emocionales más enrevesados, y que camina a su aire por su propio mundo. Un mundo obtuso, lleno de recovecos, que se complace en ir explorando con humildad a veces, con valentía otras, y con arrogancia comedida en ocasiones. Para aquellos que lo han divinizado como vocalista y guitarrista de Extremoduro, este disco es un atropello a su fanatismo. Porque es solo Robe, y no contiene nada de Extremoduro, ni siquiera un retazo de sombra o un destello que recuerde a la magnánima banda. Este es un disco de introspección, de búsqueda, y en esa labor, el artista se va dejando trozos de sí mismo en cada nota, despellejándose en cada estrofa. Arriesgando la vida en cada estribillo. Es un ejercicio de vida o muerte, y en ese apogeo creativo, Robe se ha lanzado al vacío más insondable para comprobar la firmeza de sus alas. El resultado es cuanto menos emocionante. Pero claro, hay que escuchar este disco con la intención de dejarse atrapar por el feeling, por las emociones que genera, porque los registros musicales son tan variados y tan intensos, que muchos puede que se den a la fuga nada más empezar esta ópera a la realidad íntima. Diez cortes disímiles, con introspecciones maduradas, con la presencia de instrumentos que fortalecen el discurso musical, como el clarinete, el violín, o el acordeón. Y es que Robe se ha rodeado de un plantel de músicos de primera línea, que han ido dejado gotas de su talento, y con este aporte, dar vida entre todos a un océano de fuerza bravía. Ya en su anterior larga duración Robe nos mostró ese lado aventurero y profundo de músico hecho a sí mismo, pero en este nuevo trabajo va un paso más allá, haciendo lo que verdaderamente le dictan los latidos de su corazón y el fragor de sus propios sentimientos. Pasando de convencionalismos, ha ido al encuentro del Robe más intenso y más profundo, y eso aprecia en todo el disco. Un registro recóndito de su personalidad. Una apuesta de riesgo que le ha salido ganadora. En síntesis, el disco produce en el que lo escucha un sinfín de emociones. Para los que aman la música en su totalidad, y encuentran en las melodías y las armonías cadenciosas, sentido y equilibrio, este disco es un regalo que sabrán apreciar.
CHEMA GRANADOS