Siempre es bien sabido que durante el puente de mayo, la noche madrileña queda parcialmente desierta, con la salvedad de las fiestas de Malasaña, que generalmente consigue aglutinar a un gran número de jóvenes madrileños, quizá alentados por el hecho de ser uno de los pocos momentos del año en que uno puede pasear tranquilamente una cerveza sin que la pitufada local venga a calentarle a uno las gónadas. Sea como fuere, los metaleros somos así de cabezones, nos da igual que la noche venga con una fea e incómoda lluvia, nos da igual que la mayoría del personal se vaya a la playa y nos lo restregue por las redes, nos da igual por donde sople el viento, que nosotros soltamos la meada sin importarnos incluso acabar salpicados por nuestra obtusa perseverancia. Así que, en la legendaria sala Hebe del mejor municipio del país, nos reunimos cuarenta cabezones para disfrutar de la visita de los zaragozanos Warg, que venían a presentar su último redondo, ‘In The Dusk of Men’, acompañados por dos enormes bandas de la capital, demostrando por qué son dos bandas con solera a sus espaldas, como son los hevorras clásicos Wild y los amantes del intrincado metal extremo Eczema. Éstos serían quienes abriesen la velada, generando así una tendencia descendente en cuanto a la brutalidad del sonido, que no en cuanto a la calidad de las bandas, todo sea dicho. Los death metaleros parecen estar en racha, ya que no hace ni dos meses que les tuvimos clausurando el Mezcla Metal Experiment y les tendremos el próximo día 12 junto a Darmage y Stillnes reventando los pilares de la Barracudas. Afortunadamente, pese a sufrir los típicos percances de ser quien abra la noche, impidiendo que la ecualización muestre todo el potencial sonoro que los músicos buscan y alimentando unas prisas y nerviosismos que en nada ayudan a una debida y protocolaria descarga, este demencial cuarteto dejó cerebros rotos y bocas a la altura de los tobillos, especialmente entre aquellos que venían a disfrutar de una línea oscilante entre el heavy y el thrash y se toparon con estos fuera de serie repartiendo cera desde los primero acordes de ‘#0411’, con sus constantes cortes y cambios de ritmo y esa batería esquizofrénica que, eso sí, esta vez permitió que la bestia de Samu no reventara la maza de sus pedales y desplegase todas sus virtudes técnicas plácidamente. Mientras los hermanos (y primo) Carrillo trataban de ajustar el equilibrio de sus juegos de cuerdas con cierta incomodidad, llegaba la frenética y apabullante ‘#0503.b’, otra pieza llena de contrastes y recursos, trémolos, acordes a contrapúa, momentos de blast y un largo etcétera que ya le estaba provocando a más de uno un desencaje estructural digno de ser apreciado en sus confusos rostros. Pero, sin duda, sería la exquisitez de las cuerdas de ’#0073’ la que provocaría más de un giro en esas caras de extrañeza hacia una expresión de alucine y admiración. Recomiendo a todo amante del tapping que procure poder ver esta pieza en directo. Tras semejante sodomización fónica, llegaba el momento de recuperar material de sus anteriores redondos, dejando por un momento las piezas de su último ‘Proyecto 3k9’ para ofrecernos la sublime ‘Las Escamas del Olvido’ de su anterior ‘La Decadencia de Ser’; esa delicatesen plagada de sabor clásico, trémolos y sus característicos juegos de voz. Momento para terminar de ofrecer su material propio con ‘#0516’, con la lamentable ausencia de los efectos vocales del micro de Darío, pero que igualmente nos permitió gozar con ese riff sincopado en algo así como un sweep picking con sabor a neoclasicismo italiano, momentos para lucir los detalles del bajo de Sergio y que Iván nos ofreciese sus cambios de canales y de voces para anunciar una despedida apoteósica, que culminó con la versión de la noche, esta vez a cargo de los floridanos Death y la compleja ‘Jealousy’, que, aunque constó arrancarla, acabó satisfaciendo a todos los amantes de los grandes clásicos. Un espectáculo que rozó el sobresaliente, sin duda dejándoles llenos de ganas de resarcirse en su próxima fecha, muy a la altura de quien quiere disfrutar conociendo a esta formación tan peculiar, con su equilibrio entre la sobriedad interpretativa de los hermanos Sergio y Darío y la demencia expresiva de Iván y la frenética metralla de Samu. Tras semejante arroje de adrenalina, llegaba el turno de que los maños subiesen a las tablas para ofrecernos ese bien denominado epic thrash, ya que su trabajo oscila entre las estructuras del más clásico de los thrash y fuertes sabores y referencias directas al power metal más continental. Vinieron llenos de energía, no pararon en todo momento de repartirse el escueto espacio del escenario, gesticular y apelar y animar al respetable. Traían bajo el brazo un repertorio prácticamente centrado en su último trabajo, como he mencionado anteriormente, pero no se olvidaron de su anterior larga duración, ya que arrancaron su actuación con el ‘Hell Is Real’del ‘Back From the Shadows’ de 2014, que sirvió a la perfección para demostrar su gusto por los ritmos a contrapúa, el abuso del muteado de las cuerdas de Luis Carlos Gallego y Óscar Díaz y los momentáneos espacios para recursos más extremos en las voces, alternando el registro curdo de mayor peso agudo de su inquieto frontman Javier Gregorio con los coros de Luis Carlos; así como el tratamiento rígido y firme, pero contundente, de las baterías de Rubén Isla. A lo largo de su descarga podían saborearse matices que recordaban a conocidas bandas, como el toque mezcla de Overkill y puro heavy de ‘Tiergartenstrasse 4’, el power clásico de ‘Ghost of Tomorrow’ en contraste con temas que rememoraban recursos de Kreator o Pantera del homónimo ‘In the Dusk of Men’. Con ‘Fate of Kings’ retomaban su senda más épica y nos presentaban, de nuevo, otra pieza de su anterior trabajo con ‘As the Wargs Arise’, que, dicho sea de paso, significó uno de los mejores momentos de la línea del bajo de Santi Gallegos ‘Ancient Times’ devolvía el regusto por los contrastes, con un comienzo de batería a toda pastilla, pero que aportaría un toque folk en las partes vocales. ‘Time Will Hide’ volvía a meternos la adrenalina thrasher en el cuerpo para preparar la despedida de estos entregados maños con ‘Loki’, dejando claro que en su legado épico también hay lugar para la temática vikinga. Y el postre de la noche lo vendrían a ofrecer la ya dilatada banda madrileña Wild, que arribaron a la sala vallecana con una propuesta bastante arriesgada, pues, tras varias alteraciones en la formación que llevan arrastrando en los últimos años, querían presentarnos en primicia cómo serán los materiales que conformarán su próximo álbum, que nos adelantan se llamará ‘Sin Piedad’. Obviamente, no podían olvidarse de los anteriores lanzamientos que les han hecho ser hoy una banda querida y bien conocida, tanto que demostraron que buena parte del público venía a verles a ellos, incluso consiguiendo que aparecieran algunos que se habían ausentado en las dos anteriores actuaciones, pero, sin duda, fue su material en ciernes el protagonista de la noche. Comenzaron con su clásico himno ‘Salvaje’, de su EP de de 2009 ‘Calles de Fuego’. Puro heavy metal capitaneado por el carismático vocalista Jose García, que no paró de deleitarnos con los clásicos agudos con los que conseguía animar al público a retarle en su tarea. Cortes como ‘Todo o Nada’, ‘Acorralado o ‘Circo Virtual’ dejaban claro que, pese a los cambios en su formación, su esencia sigue siendo la misma: carne llena de intercambios de riffs y solos entre Javi Pastor y Jaime Núñez, y una línea de ritmo muy recia y contundente, con la batería de Niko Fernández y la más que destacable presencia gruesa y llamativa del bajo de JuanMa Castaño. Ritmos bailongos, estribillos pegadizos y mucho ritmo vital, que combinaron otras nuevas piezas como ‘Madre Tierra’ y ‘Vuela Alto’ con sus coreados temas más conocidos, como bien pudieron dejar claro con ‘Furia en el Cielo’ de su ‘En Tierra Hostil’, ‘Calles de Fuego’ de su ya mentado homónimo EP y, sin lugar a dudas, el himno que hizo que toda la sala ayudase a cantar a un Jose extasiado en su insaciable tarea vocal, con una pieza inmejorable para cerrar sus directos, el ‘Heavy Metal (Es mi Religión) de su primer larga duración ‘La Nueva Orden’ de 2011. En resumen, una noche muy diversa y completa, en un ambiente frío y que podría haber sido desolador, de no ser por el buen hacer de estas tres bandas, su entrega técnica y su cercanía personal, que consiguió dejar un gran sabor de boca entre los pocos que nos animamos a no mear a favor de la corriente marcada y disfrutar de esta noche de metal con todos los sabores posibles.
TEXTO Y REPORTAJE GRÁFICO: DANI ÁLAMO.