Bárbara Black es una cantante sobrecogedora. No ya por la potencia irrefutable de su voz asombrosa y subyugante, sino por la intensidad de su cromatismo, el color, la prestancia, y la afluencia incesante de matices increíbles. Lleva desde la adolescencia entregada en cuerpo y alma a la música, lo que la convierte en una profesional rigurosa por derecho propio. Es cierto que puede cabalgar por todos los registros posibles, rock, metal, country, blues, soul o góspel con la misma energía y vitalidad, con la misma entereza. Este ejercicio vocal resultaría baladí e inútil sino pudiera apoyarse en un entramado musical coherente y sólido acorde a su técnica y a su genio. Después de trabajar en formaciones como Black Rock, Burning Kingdom o ser la corista de Bella Bestia, Bárbara apuesta por sí misma y se lanza a su carrera en solitario. Tras la publicación de “Spiritual Rock” su primer trabajo en estudio, retoma su actividad con este nuevo álbum, “Ad Libitum”, un trabajo que contiene lo más granado de su creatividad que va desde el hard rock más melódico al country sureño, el góspel o el blues.
Tratar de evaluar este disco es embarazoso porque su calidad es indiscutible. Desde el primer corte del plástico “The Hill” es sencillo deducir que estamos ante un disco de primer orden, y que lo que vendrá, será mucho más, y mucho más. En efecto. Porque los siguientes temas no hacen más que confirmar la primera impresión. En una sucesión de estilos y formas musicales, van pasando los temas como “Nice To Meet Me” o “No Human Person” ofreciendo solidez al argumento musical que se va elevando a cada corte. La voz de Bárbara se mantiene siempre en primer plano, pero respetando los demás instrumentos, fruto sin duda de una excelente producción y mezcla en el estudio, lo que irradia coherencia. “Shiva” un tema que repite de su anterior disco, y que es el corte número seis, es el eje central del álbum, con esa intensidad, y los requiebros de la voz nítida y ampulosa de Bárbara desplegándose con majestuosidad. Una pasada. Hay también espacio para el rock más potente con el tema “Island Of Youth” en el que colabora Alex Escorza de Silver Fist, y otra revisión destacada “Sourtem Soul” tema de su anterior disco que en esta ocasión crece en intensidad. Y temas mucho más intensos emocionalmente como “Bessie’s Young” donde la voz de Bárbara reina sobre los acordes de piano, con esos matices tan brillantes, y una pronunciación en inglés impecable. “Stardust” es otro tema intenso, en el que colabora el bajista Luisma Hernández, un medio tiempo de acordes deliciosos, seguido de “Alabama Rose” con la voz desnuda sobre los acordes de una guitarra acústica, y “Love Murders” en el que colabora el guitarrista Ix Valieri, que cierra el disco con toda la potencia.
Un disco esplendoroso del primer al último corte, bien elaborado, bien concebido, y sobre todo, ungido de coherencia musical. Un disco donde Bárbara Black ha encontrado su espacio y su camino, un lugar íntimo donde poder desplegar la majestuosidad de su voz diamantina con total seguridad en si misma. Un excelente trabajo, que espero que llegue a ser bien entendido por el público, aunque mucho me temo, que a juzgar por el panorama actual tendrá problemas para ser reconocido como lo que es: un excelente disco donde se conjugan estilos y formas en torno a una gran voz con personalidad propia. Ojalá me equivoque, y este trabajo, la eleve al éxito merecido y se le reconozca todo el valor que merece. Por mi parte, admiración, y un deseo ferviente de que conquiste el lugar que se merece.
CHEMA GRANADOS