Isabel Marco es conocida en la escena rock por su pertenencia a la banda Insolenzia, en la que canta y toca la guitarra rítmica. Su posición en la banda siempre ha sido sólida, siendo partícipe del proyecto como parte integradora. Sin embargo, el hecho irrefutable es que Isabel Marco siempre ha brillado con luz propia, a pesar de Insolenzia. O mejor, gracias a Insolenzia. Su posición en el escenario siempre ha estado en la primera línea, complementando con el poder de transmisión de su voz y su persona, al histrionismo de su compañero Dani Sancet. Juntos han formado un dúo vocal contrapuesto, pero eficaz, y juntos han recorrido todo el camino desde los inicios de la banda. Los años pasan y van puliendo las almas, y en este ejercicio misterioso, y quizá mágico, brota como un instante desolado, el brillo de la genialidad y la creatividad, que explota y quiere ser conducida hacia algún lugar remoto. Por eso Isabel ha decidido dejarse llevar por la llamada amniótica que surge del centro mismo del alma, para encontrar las palabras y las notas con las que tejer su vestimenta musical. Esta epifanía la ha llevado a concebir un disco íntimo e exquisito, que se titula “Quiero Ser Agua”, publicado por Carcajada Records.
Su voz límpida y las melodías cristalinas se funden en agua, un líquido que se regenera con el concurso de su talento. El agua es insípida, inodora e incolora, pero convertida en Isabel Marco se torna fuego, aroma a amanecer y sabor a emoción. Buena muestra de esta aseveración es el tema “Perdiendo La Gravedad”: “…El mar es donde la paz / me besa para volverme eterna…” o “Abrázame”, donde la delicadeza se torna palpito, el amor en esperanza, y la vida en una orgía de pasiones: “…Abrázame / Mío es el destino / nada que entender / voy a ser contigo… “ Por tanto, la cantautora se encamina por el inhóspito territorio de los sentimientos personales, que son expuestos a la luz del día sin ningún pudor, y sobre todo, sin ningún miedo, ya que la sinceridad gobierna todo el disco. Pero también, tiene hueco para la reivindicación con el tema “Somos Todas” donde hace un alegato a la igualdad de género, y muestra su personal visión de su condición de mujer: “…Somos una y somos / todas / somos una y todas…” “Miradas” el tema que cierra el disco, concluye con versos intensos y una acústica cadenciosa que va tejiendo la trama argumental: “… Son mis palabras miradas / nada más…” Un delicia de disco que muestra el aspecto más intimista de una artista inquieta, genial y turbadora, que ha encontrado la estrella que fija el rumbo del artista. Un estrella votiva que jamás se apagará. Buen arranque de una nueva vida, y nuevas responsabilidades, la que se adquiere con el público y con una misma. Quizá encuentre el puerto remoto donde atraque con éxito, y halle esa felicidad legítima y sucinta que abraza a los artistas.
CHEMA GRANADOS