Este nuevo disco de la banda Romeo, publicado el año pasado con el nombre “Supernova”, confirma la madurez de un proyecto que se ha ido manteniendo a lo largo de tiempo con fuerza, y con un equilibrio propio de un funambulista. La banda ha ido atravesando etapas, esquivando icebergs a su paso, aumentando las dosis de originalidad, y apostando por encontrar nuevos caminos en su proceso creativo. Fruto de este proceso es este disco, que los lleva por el camino del rock más puro, alternativo, o como quiera denominársele, pero sin perder esa llama que se encendió en 2008 con su disco de debut “Romeo”, y que se fue manteniendo incombustible en posteriores trabajos, donde se propagó con mas intensidad en “Cara O Cruz”, para mí, uno de sus discos más fundamentales. A lo largo de este tiempo, han sufrido cambio en la formación con el ingreso en el combo del guitarrista Víctor Fernández y el batería Manuel Pariente, que se unen a los miembros originales Alberto H. al bajo y José Cabrera a la guitarra y voz principal.
Este nuevo disco ha sido grabado, mezclado y masterizado en los Estudios Sala de Máquinas de Murcia con la producción, una vez más, de Manuel Torroglosa. Como quedó patente en su anterior trabajo “2.0” la producción es brillante, una vez más, con muchos destellos y un sonido que le hace justicia al grupo. Romeo ha sido siempre una banda con gran visión profesional a la hora de trabajar, y esta máxima la reflejan en todo lo que hacen. Son de hacer las cosas bien, meditadas y cuidan mucho, no solo su estética e imagen, sino el sonido y las composiciones, lo cual queda reflejado con gran credibilidad. Este nuevo disco “Supernova” no podía ser menos, y, además, al contar con la influencia de nuevos miembros, también introduce elementos de cambio. Han navegado en océanos a veces contradictorios, con etapas muy cercanas al metal melódico, el indie, algunos retazos de pop inteligente, y mucho rock, puro rock esencial y vivificante, elementos que han formado parte de esta evolución hacia los confines del mas allá creativo. En cualquier caso, este nuevo disco aporta brillantez y claridad, mucha emotividad en el uso de los arreglos melódicos, y un concepto, que a mi personalmente, me atrapa desde el primer corte del disco “A La Deriva” donde sientan las bases de lo que vendrá a continuación, con su rock potente y unos riffs maravillosos. Aunque también hay temas reflexivos donde se aúnan los sentimientos y la precisión melódica como “Edén” o “Lázaro” con su vivacidad inherente. Muy bien ubicado el plano de la voz principal a cargo de José Cabrera, que mantiene viva la llama con la calidad cromática de su voz, y que le aporta personalidad propia a la banda. En cuanto a la instrumentación global, hay que decir que es notable la conjunción armónica entre la base rítmica y las guitarras. Excepcional. Un paso más adelante, que les sitúa nuevamente en el primer plano de la actualidad. Espero que su música encuentre ese resquicio necesario para calar en el público, y hallen una vía de escape hacia la popularidad bien merecida.
CHEMA GRANADOS