EL VALOR DE LA EXCELENCIA
En Rockcultura no tenemos como norma hacer críticas de discos de versiones, debido a que este portal web nació con la vocación de dar visibilidad a los autores de rock que comienzan su andadura principalmente, y, por tanto, apostamos por las composiciones originales para fomentar la cultura rock de nuestro país. No es por desprecio o ninguneo hacia los músicos que elaboran versiones, que lo respetamos, es solamente una cuestión de prioridades. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, hubiera resultado impropio y una falta de respeto hacia la música en su concepto más amplio, el dejar de lado sin comentar mi humilde opinión sobre el disco “Versiones. Más De Ayer Que De Hoy” de un músico del calado de Carlos Álvarez. Su intachable trayectoria como músico y compositor en las filas de Dry River, le confieren un valor especial.
Voy a tratar de desarrollar mi argumento para defender este disco. El primero, es que se trata de un disco que ensalza la música de forma integral, sin estilos preferenciales ni sectarismos absurdos. La música está presente como concepto poderoso, como un todo que desprende arte y un despliegue de sentimientos dispares. Este disco es el fruto de una insaciable pasión por la música, donde tienen cabida estilos muy dispares entre sí, hermanados bajo el talento interpretativo de Carlos Álvarez. Es el disco de un melómano enamorado. Un intérprete empeñado en lustrar los temas que han marcado su existencia. ¿Existe un motivo más encomiable? Ese amor transciende más allá del ámbito del plástico, para sumirnos en un trance donde se mezclan los sentimientos y los recuerdos más intensos y gratificantes. Siento afecto por este disco, quizá porque el set list también alberga gran parte de mis gustos musicales, donde se conjugan estilos muy dispares desde el pop al rock progresivo, la canción de autor o el rock. Sin complejos. Libre de impedimentos.
Otra de las razones es el virtuosismo de un músico que ha tocado todos los instrumentos en el disco. Un mérito a valorar. Ha grabado todas las pistas, los arreglos, y esa visión tan particular que ha imprimido en los temas. Ha dejado su personal huella indeleble en cada tema. Magistral la versión de Morgan “Sargento De Hierro”, o “With A Little Help Fron My Friends” de Lennon y MacCarney que emociona. Extraordinaria asimismo la versión de “The Spirit Carries On” de Dream Theater o “Comfortably Numb” de David Gilmour.
Sin dejar de mencionar el “Baba O’ Riley de Pete Townshend. Pero hay dos temas que han deslumbrado especialmente por el tratamiento realizado y el giro que adquieren. Uno es “Somebody To Love” de Freddie Mercuy, revestido de una luminosidad especial y una ejecución imponente, con unos coros maravillosos, y una ejecución de órdago. De igual manera, quiero destacar la versión de “Me Cuesta Tanto Olvidarte” una canción de natural edulcorado y de demasiado empalagosa en origen, a la que Carlos convierte en una sutileza emotiva latente. La magia de su talento está presente en todo el disco, y su excelencia ofrecen una visión de conjunto ejemplar.
Si eres amante de la música en términos globales, deberás tener este disco en tu discoteca o estará cometiendo un delito de lesa humanidad contra el arte más importante que el hombre ha concebido. Quizá parezca exagerado este planteamiento, pero seguro, que tras la escucha me darán la razón. Este disco es de un valor increíble por el despliegue de talento, por el cariño con que ha sido elaborado, y por la pasión con la que su autor ha ido dejando en cada canción un pedazo de sí mismo. Enhorabuena.
CHEMA GRANADOS