Mientras los productos de las multinacionales copan las radiofórmulas y en la radio estatal, aquella que se vende como alternativa pero no lo es, suenan todo tipo de melodías amables, propuestas que ni siquiera sonrojan al sistema y alimentan el discurso posmoderno, un puñado de buenas bandas que tiene bastante que decir trata de no morir ahogado entre los nostálgicos que prefieren lo de siempre y aquellos que nunca han dejado de mirar para otro lado. Una de esas bandas es Incoya, grupo levantino que tras un más que interesante debut vuelve a apoyarse en la autogestión para continuar su, por el momento, menospreciada trayectoria. Si bien esa opción les lleva (como suele pasar en estos casos) a típicas limitaciones de producción, e incluso a no alcanzar el resultado más óptimo, lo cierto es que “Miserable”, que así se titula el segundo disco en cuestión, muestra mejoras con respecto al anterior y con un sonido algo más depurado se asegura la evolución necesaria en todo grupo que se precie. Sin perder frescura, los miembros de Incoya siguen siendo capaces de aunar metal y rock urbano de una forma abierta y peculiar, y ahondan todavía más en la diversidad de registros que ya se apuntaba en “Con el agua al cuello”. En este sentido nos encontramos temas como “Así es la vida”, “Soy yo” o “No volveré” donde el rock urbano es preponderante; otros en los que parece prevalecer el metal (“Mi nombre” “Mi oscuridad”…) o ambos estilos se solapan (“Miserable”) También hay lugar para canciones más únicas como “En el espejo”, que suena a una especie de punk siniestro, incluso para cortes considerablemente lentos (“El corazón se colma” y “Otra vez”), casi baladas, que resultan un bonito contrapunto hasta ahora desconocido en la crudeza sonora de la banda, sin duda la novedad de esta segunda entrega.
Existe además en “Miserable”, sobre todo en determinados títulos, una mayor recreación instrumental en detrimento del texto, un texto con el que la música esta vez se reparte mejor el protagonismo. Las letras acaso se ablandan y parecen menos ásperas, más íntimas, transmiten sin tanta dureza el reproche y la denuncia hacia un mundo poco complaciente, casi en descomposición, donde «el sol es un martillo que golpea duro y sin piedad»… Hallamos pues canciones que hablan de buscar la propia identidad o un sentido tras la pérdida de la inocencia, de afrontar la realidad, tantas veces hostil, de resistir ante el desahucio vital, de la necesidad insoslayable de ser libre… Al recorrer el rock incisivo, laminado y versátil de Incoya y encontrar mezcladas reminiscencias de conjuntos ya míticos como Parabellum, Vómito o Legión, uno se pregunta si, de alguna manera, son éstas señales ocultas que indican para los valencianos parejo derrotero, esto es, estar destinados a ser una formación de culto entre una inmensa y crítica minoría, a entrar en el histórico catálogo lumpen de bandas en un estado, el español, sin demasiado criterio artístico; lo cual, visto así, no es poco. Incoya, con dos decentes álbumes a sus espaldas, han irrumpido en el pobre panorama de la música española, esperemos que para mantenerse. Ahora solo falta que se fijen en ellos algún sello digno, los programadores honestos de pequeñas salas, las publicaciones culturales serias que todavía quedan en este lastrado país. Gentes con criterio que aún no habéis renunciado ni os rendís a la mediocridad ¿seguís ahí?
JAVIER VERDIÓN CASTRO
FORMACIÓN:
Fernando S F, guitarra.
Jorge A. GE., Bajo.
Emilio E.M., guitarra y voz.
Vicente P.C., Batería.
LINKS:
http://www.mediafire.com/download/gqwgw52vpfgenco/MISERABLE+-+Incoya+2013.zip
http://www.youtube.com/user/INCOYAROCK
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