SENTIMIENTOS HECHOS METRALLA
A veces, esta profesión de periodista musical, te lleva por caminos inescrutables, y otras, te pone en contacto con músicos de excepción, entregados a la causa del rocanrol, desde las pertinaces sombras de lo desconocido. Por estos caminos polvorientos, he llegado hasta una banda que salta a la arena del rock estatal con una propuesta única, cuyo horizonte a corto plazo, delimita su ansia por conectar con el público más exigente. Esta propuesta, se ha materializado en un EP anónimo de presentación con cuatro cortes, donde se materializa el espíritu compositivo de la banda, y que pone de relieve, que la originalidad y el buen criterio, a menudo, suelen ofrecer grandes resultados. La banda está liderada por un músico vital, Manuel Maestre, que comanda un combo formado por Nany Vergel a la voz solista, Alberto Muñoz al bajo, y Oscar Chamorro, a la batería. Estos últimos, forman la base rítmica, y por ende, se erigen como el motor bien engrasado, que sustenta las genialidades de Manuel Maestre (Stafas, Ratones Koloraos). Juntos, han dado forma a una propuesta basada en el rock de siempre, elegante, preciso, armonioso, y con una base de hard rock melódico pero contundente, que subyuga. Y con estas ínfulas, con los bolsillos llenos de ilusión, y ese deseo irrefrenable por gozar de la intensidad del rock, presentaron esta maqueta en una de las salas míticas de Madrid, la Sala Hebe, ubicada en el corazón de Vallecas. Plantearon el show bajo las directrices de un set list donde había cabida a las canciones de la maqueta, y un repaso por viejos clásicos, para rendir tributo a las esencias y las raíces del grupo, sustentando esta propuesta, en las canciones que siempre nos han emocionado de bandas como Eagles, Rainbow, Deep Purple o Led Zeppelin.
Roma representa la decadencia de un imperio, el poder de un espíritu combativo, y la pujanza de una cultura que dominó medio planeta. Pero también, Roma, es amor al revés, y la síntesis de muchos elementos enérgicos que convergen en un proyecto, que será, sin duda, de largo alcance. Tiempo al tiempo. A la hora indicada, y tras una intro espectacular, compadecieron en escena los músicos que conforman esta formación, para ofrecernos un show integral, donde las emociones se convirtieron en metalla afectiva, y que no dejó indiferente al público presente. Manuel Maestre es un diablo de las seis cuerdas, vital, valiente, entregado al delirio de su propio arte, y con una imagen que recuerda mucho a Joe Satriani, no solo por su forma de tocar la guitarra, sino por su aptitud sobre las tablas. Los primeros acordes ya nos situaron al borde del cielo, con riffs ochenteros, y la voz de Nany Vergel sobrevolando por encima las notas como un torrente de expresividad, dominando los agudos y los giros vocales, cargada de pasión, en una suerte de histrionismo, cuyo concepto, es la transmisión impactante de la carga emocional del grupo. Destacar también, la soberbia labor de la base rítmica, que posibilita el aglutinamiento de todo el sonido, con el bajo de sinuoso, pero contundente de Alberto Muñoz, y su instrumento de seis cuerdas, al que le saca un partido inmejorable, apoyado por la maestría de una batería inquieto, demoledor, Oscar Chamorro, quien disfrutó durante todo el show, y además, nos ofreció un solo de batería en el ecuador del concierto, que obró a modo de revulsivo entre el público. Dieron un repaso a sus referentes musicales de una manera muy inteligente: tocaron sus temas y enlazaron los finales con tributos a clásicos del rock global. Para terminar de rematar la brillantez del concierto, contaron con músicos afectos, que abrillantaron con su savoir faire, una noche inolvidable. En el entarimado, comparecieron músicos como Anono, actual batería de Burdel King, (Ex Stafas), Sergio, bajista de Sublevados, Juan Huerta miembro de Texola (Ex Sobredosis), Luis Romero, un guitarrista genial y virtuoso, que forma parte de la actual formación de Ñu, y un servidor, Chema Granados, que ejerciendo de ex vocalista, pero con mucha ilusión e entusiasmo, defendió el tema “Contigo Solo Veo El Infierno”.
Así pues, fueron pasando revista a la maqueta, con temas como “Olvidando Recuerdos, “Lobos”, “No hay Demonios” o el citado “Contigo Solo Veo el Infierno”, aderezado por los tributos enlazados de los grupos antes mencionados. Basaron su show en la energía, la pureza rockera, y un alma imponente dominado la escena. Manuel Maestr,e ofreció una clase magistral de guitarra, con solos intensos, y una aptitud en el escenario, que para si la desearían muchos de los grandes. Nany Vergel, se responsabilizó, en su papel de front-woman, de convertir en mágica la escena, son su sugerente lenguaje gestual, y esa idiosincrasia tan particular. Es una vocalista rica en matices, que predispone al público a sentir todo un compendio de emociones, gracias a su particular talento expresivo. Alberto Muñoz, haciendo gala de una personalidad muy particular, se encargó de disfrutar, lanzando acordes pesados y bien medidos, apoyado por el incombustible Oscar Romero, un artesano del ritmo, que se embebe de contratiempos, adornos de timbales, y un marcado laberinto de compases increíbles. La puesta en escena, brillante, con la banda muy bien situada, derrochando voluntariedad, y con evidentes muestras de que estaban disfrutando bajo los focos, lo que produjo en el publico un impulso viral, que destrozó la apatía. Señores y señores, prepárense para descubrir al grupo de sus vidas, déjense llevar por su energía, y prepárense para la experiencia de su vida: tocar el cielo aupados por la vitalidad rockera. Roma, bienvenidos a nuestros negros corazones.
CHEMA GRANADOS