La risa es terapéutica, y acompañada de buena música, mucho más. Y en cuestión de risas y acordes musicales, Juan Abarca, (vocalista y guitarra de Mama Ladilla, y miembro de Engendro y Dixlesia), nunca defrauda. Esta vez, el artista nos ofrecía un concierto acústico en solitario con motivo del treinta y cinco aniversario de la Sala Hebe. Llegó pronto, amable y cercano, para prepararse antes de que llegara el público. Una de las cosas que más me llama la atención de los asistentes habituales de los conciertos de Mama ladilla y grupos por el estilo, es la variedad que se observa. Crestas, melenas, friquis, y hasta gente catalogada como “normal”, se unen para entonar juntos las canciones más absurdas e hilarantes. Lo mismo sucedía en este. Una amalgama muy curiosa. El concierto abrió con los acordes de “Carencia”, versión de la famosa tonadilla de nombre similar, Valencia. Con este comienzo, podíamos intuir la esencia de la noche. Tras semejante himno, llegó el turno de “Estaba el majara” “Te azotan” y “Rancio y Senil”, pertenecientes a su primer disco en solitario “La Caja de Nada”. Luego vino “Starbucks”, oda a la modernísima franquicia, mucho mejor descrita por Juan como “bar triste petao de hipsters”. El público reía sin parar, escuchando los siguientes temas:”Monguis, monguis”,” Lumbares” y “Échame un capote, Truman (que viene mi novia a verme)”, con el que el autor de “A Sangre Fría” se habría quedado más que atónito. Acto seguido, el genial majara, recitó los versos de “Confusión”, y siguió con “Yurriligomí”, su particular versión del “You really got me” de la banda The Kinks. Para que digan que aquí no tenemos un buen nivelazo de inglés.
Seguimos con las versiones: “Morfina”, del eslogan publicitario de Nocilla (tema bastante susceptible de ser cover; Los Gandules también lo hicieron con “Morcilla”), y “Misa Negra”, (“Camisa Negra” de Juanes), de las más populares canciones de Engendro, con la que el público continuaba cada vez más entregado. Tras esto, otro monólogo musical: “Grandes momentos en la vida de un músico”. Simplemente magistral. Y después, los versos de “Palabras de amor”, donde se demuestra que los pedos también tienen su corazoncito. El amor más bestia también está presente en la siguiente canción: “Melodías imposible” del penúltimo disco de Mama Ladilla, “Jamón Beibe”. El humor sigue siendo el indiscutible protagonista con “Guisantes” (¿qué pasaría si éstos estuvieran prohibidos?), “El cimerio de los Chichos”, “Ussía”, “Mierda” y “El condón”. Humor y más amor. Pero esta vez, amor a una gallina, reflejado en “Quince Gallos”, de “La caja de Nada”, versión de “Quince años” del Dúo Dinámico. Los nostálgicos pudieron seguir disfrutando de las canciones de Engendro, como “Nada más lejos”, “Manuel Machado”(brutal), “La bruja se avería”, (dedicada a Bisbal), y “Para matar a Bambi” (“Para bailar la bamba”), donde Juan Abarca se carga sin piedad al entrañable cervatillo. Como si no hubiera sido ya un trauma para toda mi generación la muerte de su madre. De animales iba la cosa, ahora con “Madre ¿qué será lo que tiene el perro?”, tras la que vinieron más temas –covers de Engendro. Como “Yembé” (versión de “Chica Yeyé”), con el que el público bailoteaba muy animado. O el largo y desternillante popurrí “Llorones mix”, “Sin monumentos”, y el inconfundible “Madafacka”. Y más dedicatorias para gente muy diversa, ni más ni menos que a los Camela (¡Ay Camela, Ay Camela…!), al hombre esponja habitual en las barras de los bares, y ¡hasta a Ana Rosa Quintana! Ni siquiera faltó un guiño a la película Sonrisas y Lágrimas. Y entre canción y canción, también tuvimos tiempo de escuchar algunas partes de su nuevo libro “Diccionario Jeroglífico”. Que es igual o más tronchante que el anterior: “Dios es Chiste”. Así terminó el concierto, que no la noche. Juan Abarca demostró una vez más que la música tiene esa capacidad de reírse de todo y de todos, que el límite entre el humor absurdo y el humor más logrado e inteligente es casi imperceptible. Y además de componer con mucho talento las letras más ingeniosas, sigue demostrando una excelente técnica a la guitarra. En conclusión, un concierto de Juan Abarca es totalmente recomendable por muchos motivos, pero sobre todo, para desconectar, reírte, y pasar un rato divertido y ameno.
FOTOGRAFÍAS Y TEXTO: MARÍA ZABALLOS TERÁN