La banda Garaje Jack acaba de emitir un comunicado de prensa en el que anuncian que dejan los escenarios. Dejan atrás una trayectoria marcada por éxito, el rock más melódico, grandes directos y una huella imborrable en sus fans. Nuestro compañero Chema Granados hace glosa de la banda y reflexiona emocionalmente sobre su trayectoria.
NUNCA SE ACABA LO QUE NUNCA TERMINO
La noticia del parón indefinido de Garaje Jack, me llegó mientras escribía una canción. Al principio, pensé que la noticia, no era más que parte del ensueño, al que uno se somete mientras compone, y que divide tu alma en dos partes: la terrenal y la divina. Pero no, la llamada telefónica era certera, y se confirmaba que Garaje Jack se bajan en esta estación. Es triste porque durante un tiempo indeterminado, quizá eterno o definitivo, no oiremos nuevas canciones. Pero es bueno, porque reflexionar oxigena el alma. Porque mirar las imágenes de toda una trayectoria, puede atajar las dudas. Porque recordar los recuerdos, nos hace recordar a donde hemos llegado. Porque respirar, es vivir. El artista, es siempre artista. Su genio es inagotable. No soy vidente, ni tengo capacidad para las predicciones, pero los conozco lo suficiente como para sospechar, que el narcótico que llevan dentro les va a aguijonear, y que tarde o temprano, van a tener que estar sobre un escenario. Sea de la forma que sea, su carrera no termina aquí. Quizá, empiece ahora mismo. Son pasionales. Así es que, egoístamente, siento pesar porque no sacaran nuevos discos de aquí a un futuro inmediato; pero feliz, porque sé que si han tomado esa decisión, es porque no quedaba otra alternativa, y eso, ratifica su profesionalidad. Esta es una profesión, tan dura y sacrificada, que el único legado que nos ofrece, es el disfrutar con lo que hacemos. Cuando eso no ocurre, es mejor reinventarse y tomar otros caminos. Así es la vida misma, un continuo progresar de acontecimientos, vivencias, sensaciones, emociones, y toda una pléyade de sentimientos que sería difícil enumerar.
Garaje Jack, es una de las bandas más influentes de las últimas décadas en el rock de este país. Su mezcolanza armoniosa de melodía y rock visceral, entroncado con la más moderna de las tradiciones blues, le convirtió desde su primer disco, en una banda en la que se fijaron todos los medios especializados. Cada nuevo disco, era una delicia cosechada con la mejor de las virtudes. Cada nuevo concierto, era una experiencia de energía y rock. A lo largo de su trayectoria, han superado muchos escollos, y siempre han encontrado el hilo conductor de su discurso emocional, para poder salir indemnes y sin heridas. Han dejado huella en conciertos memorables, como el de la Sala Joy Eslava de Madrid, que marcó un hito en su trayectoria, y otros cientos repartidos por toda la geografía española. Y la más importante a mi juicio, la suma de talentos que engloba esta banda, y que todos juntos, dan como resultado a un cóctel vibrante de aptitud. Laura Rubio es una cantante vitalista, cuyo mayor valor es la manera en que entra dentro de ti. Es capaz de revolverte el alma con su timbre brillante, acariciarte con su melódica intención, o elevarte al firmamento emocional. A veces, puede llegar a estremecerte con esos rasgados a lo Janis Joplin, otras, asómbrate con sus falsetes irisados, pero sobre el escenario, es un vendaval que no podrás controlar. Oscar Rama, es un guitarrista clásico, pero creativo. Su percepción de rock, es tan contemporánea como respetuosa con los grandes maestros, pero el corazón con que compone sus canciones, se impone sobre la virtuosismo, con tal claridad, que le convierte en un star. Y que podría decir de la base rítmica. Seguramente que tanto el bajista Jorge Galaso como Carlos Toja a la batería, sostienen con su aportación toda la estructura. Y hacen un trabajo artesanal y concienzudo, que modula el sonido y le da consistencia con la elegancia de la sencillez más cultivada.
He pasado grandes momentos de mi vida junto a su música. Es más. Haré una confidencia intima brindando al sol: su disco “Todo Eran Canciones” se publicó en el mismo año en que me divorcié. Ese disco, se convirtió en el tablón al que me aferré, para no hundirme en la inmensidad del mar de la tristeza. Esas canciones, me dieron consuelo, esperanza, y ganas de vivir. Me dieron la respuesta. Si esto no es grandeza, si alguien no es capaz de entender el poder de la música, no es un ser humano. Querido amigos, admiro vuestra valentía, y os deseo el mejor de los viajes. Ojala, nos encontremos en la barra de un bar, una medianoche, para darnos otro de esos abrazos. “…El mundo gira debajo de mis pies…” decíais en “Un Día Perfecto”. Pues eso, que estáis ahí arriba, y que esto, no se acaba aquí.
CHEMA GRANADOS
Q bonito….
emotivo.