Si con Susan Santos los alcalaínos tuvimos una estupenda víspera de fiestas patronales, el sábado 22 no podía faltar una inauguración autóctona y con denominación de origen. Dado que las gestiones del hay-untamiento complutense fueron cerradas por el anterior equipo de gobierno gaviotista, los actuales ediles poco pudieron hacer para contrarrestar las reverendas defecaciones promovidas por sus predecesores, trayendo formaciones -que no músicos- más centrados en alimentar la adocenada y adormilada conciencia consumista de las masas informes y anestesiadas que de promover el regocijo generalizado con el apoyo a las propuestas contraculturales emergidas de las propias tierras complutenses. Menos mal que, de nuevo, el equipo del Ego Live estuvo a la altura de las circunstancias para ofrecernos una propuesta alternativa al planten planteado por los calienta-escaños. Así pues, como decíamos, era imperioso menester traer a nuestra ciudadanía una banda autóctona que aunase a las diversas tribus urbanas que disfrutan con las propuestas más alternativas y contraculturales. ¿Y quiénes mejor, para esta causa, que los bailongos, críticos, heterogéneos y sorprendentes miembros de la nueva formación de El Sombrero del Abuelo? Si ya tuvimos la ocasión de volver a ver a los hermanos Del Amo, con Raúl a las voces, guitarras y samplers y Antonio capitaneando la base rítmica con su impresionante dominio de su bajo Yamaha de seis cuerdas -estoy seguro de que si le das 24, le saca el jugo como si del mejor exprimidor de naranjas se tratase-, esta vez tuvimos la ocasión de ver reformada la familia sombrerera con tres nuevos miembros. A la batería, nada más y nada menos que Guillermo Martínez, al cual, hasta hace bien poquito, podíamos verle golpear los parches de otra de las formaciones más laureadas del mundo de la fusión, los Canteca de Macao; Javier Manzanares, que además de portar el nombre del ilustre río que baña la rivera de los colchoneros, también portó su Stratocaster para ocupar el puesto de las guitarras eléctricas. Un joven, tímido y meticuloso integrante que, esperemos, dé mucho que hablar en futuras descargas. Y para completar el quinteto, Martin Livingstone, un sorprendente irlandés que, más allá de su licantrópica estética, nos dejó más que satisfechos con su dominio del violín y su jovial puesta en escena. La formación apenas lleva unos meses de rodaje, de hecho, como resaltaría el propio Raúl, apenas habían hecho un par de ensayos, por lo que la apuesta de abrir las fiestas y volver a reunirse con su más que querido público, supuso todo un órdago para la formación. Sin duda se percibieron matices que corroboraban la falta de tiempo invertido en preparar juntos la descarga, sin embargo, tanto la calidad de los músicos en sí mismos, como la candidez generada en esa mística simbiosis entre los músicos y el público, hicieron que dichos matices no pasaran más allá de algún acorde de guitarra que entra antes de tiempo o las pocas directrices de recuerdo a la hora de enganchar cada tema. Así las cosas, frente a un público que decepcionó a aquellos que esperábamos un lleno hasta la bandera, pero que no decepcionó en el apoyo y el disfrute de la actuación de los alcalaínos, El Sombrero… subía a la palestra con todo el ánimo y la gratitud de sentirse de nuevo arropados por su gente. Como no podía ser de otro modo, su “Intro” vino de mano de esos samplers llenos de ácida crítica política y mofa hacia las reverendas cagadas abanderadas por los más ilustres ignorantes que campean por nuestros ministerios. Risas aseguradas para preparar casi la totalidad de temas de su último álbum, “Desechos De Autor”, de este mismo año, en el que los samplers y el violín de Martin anunciaban uno de los mejores cortes del redondo, “Noche De Artistas” -mañanitas de payasos- y así, dar paso a uno de sus trabajos del anterior redondo, “Dangerous” de 2011, siendo “Abuelo Lolailo” la escusa perfecta para que Martin siguiese luciendo sus cuatro cuerdas y la banda demostrase tener bien clara la esencia progresiva y contrastante. “Sardinas En Lata” retomaba la línea de los “Desechos…” para poner un poco de calma al ritmo maquinero. “Rastros”, “Escapularios”-otro de sus tracks más pegadizos, con un estribillo contagioso- y “Flores y Licores” mostraban de lo que los sombreros son capaces: más contrastes rítmicos muy bien llevados por el bajo de Antonio y la más que concienzuda concentración de Guille, demostrando que se echa a la espalda cualquier ritmo y que la fusión rítmica se le da de miedo. Vinieron, entonces, los cortes que nos recordaron cuántas veces pulimos el “Sístole y Diástole” de 2007, siendo la hippiesca “Ruta De Carretera” y la rumbera “El Pobre Al Hoyo y El Rico Al Bollo” las encargadas de hacer que el público no parase de brincar, acompañar las letras y seguir, en resumen, caldeando un familiar ambiente inmejorable. Tras “Prefiero Lo Salvaje”, que esperemos que la próxima vez se suba Albert Toledano, otro de nuestros mejores guitarristas que ayudó en la grabación del mismo; llegaba el turno de que la banda descendiese del escenario y dejase sobre las tablas a los hermanos Del Amo, quienes, además de volver a plasmar la unidad entre los dos con un emotivo beso fraternal, demostraron sus cualidades personales, el desparpajo y la calidad retórica de Raúl y el virtuosismo de Antonio al bajo, al cual le demandamos sacase todo su jugo y nos dedicase un solo para recordar. “Falta Mucho” y “La Música es Don” sirvieron de pequeño descanso hasta que la banda volvió a reformarse para seguir con los cortes actuales “Siento Frío”, con una melodía de guitarra y violín más que pegadiza y “Príncipe De Los Aseos”, un corte con unas letras más que poéticas -con reminiscencia incluida a Extremoduro– y donde Javi demostraba que sabía sacarle jugo a su tremolo, para dar paso a la sucesión de tres clásicos: “Mundo Divino”, con una de sus más maquineras intros y que, para colmo, suponía la aparente despedida de la noche. Tras una enérgica insistencia en los bises, los sombrereros nos dedicaban la inolvidable “Technocopla” que tanto caracteriza a la banda y “De Tu Corazón Carroleo SoundSystem”, para despedirse, finalmente, con “Zapatos De Engranaje”, ese corte que hace que nos riamos del ridículo Mariano Rajoy y soñemos conjuntamente con su desaparición pública. En resumen, toda una emocionante reunión de músicos y público alcalaínos con las que poner el mejor pistoletazo de salida a nuestras fiestas patronales. Una nueva formación, una nueva etapa, pero la misma esencia. Esperemos que siga rodando este proyecto y pronto nos vuelvan a ofrecer una descarga en la que los engranajes vengan más engrasados y trabajados. Sin duda, se augura una nueva etapa placentera para esta original formación que los complutenses ya demandábamos volver a ver sobre las tablas.
REPORTAJE FOTOGRÁFICO Y TEXTO: DANI ÁLAMO.