Quizá sea cierta y plausible esa leyenda urbana que circula ampliamente, de que en el rock contemporáneo está todo inventado. Es muy posible que sea cierta, si volvemos el rostro hacia el rock estatal en la actualidad. Pero en realidad, la evolución es algo subjetivo, y depende de para quien, tiene validez o ninguna. En cualquier caso, lo que mi experiencia como periodista me ha demostrado, es que siempre hay bandas que brillan con luz propia, no ya por la destreza en interpretar canciones de rock, sino por esa magia que imprimen a sus composiciones, por esa búsqueda más allá de lo establecido, por ese anhelo irreprimible de encontrar nuevos caminos, aunque los caminos ya estén construidos. Es un arte en sí mismo. Roma es de esa clase de formaciones, cuyos músicos no esperan nada más de lo establecido, sino que quieren ir paso más allá. Puede que sus composiciones puedan evocar a los grandes iconos del rock como a AC / DC, Rainbow, Deep Purple o Led Zeppelin. Todos tenemos referentes. Pero de esa base tan brillante, saben sacar lustre, mucho más lustre, para ofrecernos un producto que emociona, que acaba apasionando por su frescura, por esa comunicación precisa que establecen con el que escucha, a base de interponer melodías increíbles, con riffs que desprenden adrenalina pura. A ello, hay que añadir los elementos más esenciales para que el resultado sea increíble: unos músicos inconformistas, excelentes ejecutores de la idea madre, y que con su virtualidad, acaban por dar forma a un disco tan voluntarioso, como genial: “La Vida Es Teatro”. Es su primer larga duración, después de publicar una maqueta donde se dieron a conocer al gran público, y cerrar el pasado año una gira de un sinfín de conciertos. Este es un disco consecuente desde el primer al último tema, donde existe cohesión, donde se conjugan la profesionalidad con los sentimientos más auténticos, y donde establecen un juego de sensaciones, tan dispar y multicolor, que se necesitan varias escuchas del plástico para darse cuenta de la dimensión del trabajo.
El discó se registró en Anghell Studio, en la capital del reino, y ha sido producido por Ángel Muñoz, a la sazón bajista de Cripta. Destacar el sonido pulido y brillante, el ataque de las guitarras, y una base rítmica sólida que sustenta todo el entramado musical. Una producción que sorprende por la belleza de los arreglos, y la humanidad del sonido. Hay que proclamar que este es un disco de hard rock desde el comienzo hasta el final. Hard rock con potencia, pero con melodías fascinantes en los estribillos. Guitarras diabólicas con escalas de acordes imposibles, y solos de guitarra conmovedores, y casi estratosféricos, obra del genial guitarrista Manolo Maestre, alma mater del grupo, y compositor de todos los temas. Maestre ya pasó por formaciones destacadas como Ratones Koloraos, Azucena, Stafas, o Cráneo, con los que ganó el Certamen Villa De Madrid. Voces inconmensurables, cargadas de cromatismos y ejercicios acrobáticos vocales, obra de la cantante Nanny Vergel, que en este disco ha puesto todo el corazón y toda la piel, en que la voz solista suene contundente, pero aterciopelada, directa, efectuando circunloquios por las notas más sensibles de su registro vocal. Y como no, la métrica perfecta de dos músicos empeñados en que la máquina funcione a la perfección, Daniel Redondo al bajo y Oscar Chamorro a la batería. La u unión de ambas genialidades dan como resultado, unas líneas de bajo para analizar con detalle, con dibujos sorprendentes, y una batería, que suena como un cañón, y cuya medición de los diferentes tramos de los temas, es precisa y resolutiva.
Abren el disco “La Vida Es Teatro”, el tema que da título al disco y que abre con riffs purpelianos, cuya letra explica por si misma el sentido que tiene disco título: “…Protagonista en tu función/elige el reparto/escribe e interpreta tu guion/La vida es teatro…” Suena potente, pero con un estribillo muy melódico. Siguen con “No Mires Atrás”, otra declaración de principios: “…No mires atrás/ lo hecho hecho está/ no mires atrás…” Con una entrada portentosa que te levanta del suelo, y unos riffs solemnes. Mucho más hard rock. A continuación, “Sangre Joven” una canción que Maestre escribió para su hijo Sammy, y que es un homenaje a la banda favorita de su vástago: AC / DC. Por tanto, la canción rezuma riffs de los australianos, pero el solo de guitarra, va mucho más allá. En el corte número cinco, nos encontramos con “Sueños” donde la batería realiza una intro que nos lleva a unos riffs muy a lo Rainbow. Reaparece la dinámica de riffs ochenteros y estribillos con melodías sencillas, pero muy elaboradas. “Tú Que Te Crees” es el tema que le sigue, donde convierten en resolutivo el espíritu del disco. “Quítame El Corazón” es un medio tiempo volcánico, y luego, “Cuando Callen Tus Labios” que comienza con una intro de guitarra mozárabe, para dar paso a un medio tiempo muy rítmico y medido. Y por fin “Donde Estas” una balada intensa, poética y profunda, donde la voz de Nanny Vergel es como una especie de lucecita en el horizonte, que va creciendo en intensidad progresivamente. Una historia de desamor donde el sentimiento queda tatuado con el anagrama amargo de la distancia. Pura emoción. Y finalizar, la traca final, con un tema asombroso que te lanza al vacío, y con una proclama en el estribillo que excita nuestros instintos rockeros: “…Siempre Rock & Roll/ Siempre Rock & Roll…” El colofón perfecto para un disco sin imperfecciones. Como dato curioso, mencionar que el disco contiene un track list compuesto por cinco temas contenidos en el disco, en versión instrumental, para que el aficionado pueda cantarse las canciones.
Como conclusión final, destacar que este disco es una luz en la oscuridad, un ejemplo patente de que, en nuestro país, existen bandas de rock desconocidas, pero portentosas. Si lanzamos una mirada objetiva y con detalle, muchos de los productos que ido surgiendo de diez años a esta parte, podríamos elaborar un listado de bandas de excelente calidad, que dignifican el rock nacional con sus respectivos trabajos y trayectorias, y que son muy poco valoradas frente a los dinosaurios nacionales que se resisten a extinguirse, para dejar el espacio los que necesitan una oportunidad real de ser escuchados, y poder de esta forma, ser valorados por el conjunto de aficionados al rock en nuestro país. Roma es una esas bandas, una de las apuestas de futuro, que debemos respaldar para cimentar las bases de un nuevo orden, que releve al vigente y arcaico rock español. Pongo mi mano en el fuego por ellos. Sin dudar. Ofrezco como aval mi credibilidad como periodista, para afirmar que será una de las bandas revelación del presente año. Si alguien cree en mi criterio y mi experiencia, deberá escuchar este disco con pasión, sin necedades, y abriendo la mente. Lo demás, lo que te queda por vivir y sentir de este disco, serás tú mismo quien lo descubra.
CHEMA GRANADOS