Asfalto ha sido y será, la banda que le dio sentido al rock de este país. Desde 1.975, esta banda que ha ido sufriendo modificaciones a lo largo del tiempo, ha escrito los párrafos más brillantes de esta historia maravillosa, enajenada y cruenta, del rock español. Empero, el tiempo es reparador, e implacable. Su mano es capaz de modelar a su antojo para transformar. Muchas emociones han dejado atrás, y muchos momentos imborrables. Sobre todo, para aquellos que engalanamos nuestra adolescencia con sus canciones, que reforzamos con ellas la lucha por las libertades en la transición, y que hemos seguido divinizando a lo largo del tiempo, como algo propio y nuestro, aferrado a nuestro corazón. Este es el poder de la música. El arte, no tiene límites ni fronteras cuando se trata de emociones y de sentimientos. Soy consciente que Asfalto, tal y como lo conocimos y lo vivimos ya no existe, y que se ha convertido en un recuerdo indeleble. Pero quizá, Julio Castejón ha tenido el valor de ser fiel a su corazón, a toda una vida de lucha y de creación, y no ha dejado morir Asfalto. A pesar de un olvido injusto a mi juicio, que la banda sufrió durante algún tiempo. Lo ha reanimado. Ha convertido un bello recuerdo en una realidad tangible. Mucho se hablado de esto. Pero para mí, lo esencial es que Julio Castejón ha seguido en la lucha, y que a día de hoy, Asfalto acaba de publicar uno de sus mejores discos de la última época de la banda: “Crónicas De Un Tiempo Raro”. Castejón el único músico que queda de la formación original, se ha rodeado de excelentes músicos. Paul Castejón, un multiinstrumentista de enorme recorrido que además compone y produce, Nacho de Lucas, un teclista experimentado que se incorporó a la banda en 1.994 y ha trabajado asimismo con artistas como Aurora Beltrán, Burning o Rafa Martin, y que también lidera la banda Bitter Jazz. A la batería Arturo García, un músico que combina la actividad docente con la profesión, y que ha trabajado asimismo para artistas como Carmen Paris, Ismael Serrano, Extremoduro o Víctor Manuel. Y por último, al bajo, Pablo Ruiz, un zaragozano que compagina su actividad profesional de músico con su trabajo en los Estudios Robin Groove. Como se puede dilucidar una banda consistente.
Este nuevo álbum realmente emociona. Desde el primer acorde. No se puede expresar de otra manera. Emoción, emoción… Una suerte de enaltecimiento bucólico de los sentimientos, de la profundidad más sincera. Algo indefinido que tiene mucho que ver con la espiritualidad razonada, con la creatividad y la imaginación al servicio de todo el entramado compositivo. Quizás las composiciones de estos tiempos ya no tengan mucho que ver con las canciones de los discos de antaño. Canciones que hemos amado, y en mi caso cantado en directo, y cuya intencionalidad melódica nos inspiraba, y nos inspirará. Actualmente, las composiciones son mucho más elaboradas, conceptuales si cabe, muy próxima al rock progresivo, pero sin dejar de lado todas las señas de identidad que hicieron de Asfalto uno de los grandes grupos de nuestra historia. El tema que abre el álbum, “Crónicas De Un Tiempo Raro” es vibrante, con un riff inicial majestuoso y unos colchones de teclados de fondo que sustentan la voz característica de Julio. Una letra intensa, donde se desgranan las desgracias que tiene que sufrir nuestra endeble y raquítica sociedad actual. Falsa democracia, robo con impunidad. Le sigue “Melani” un tema en el que colabora nada más y nada menos que John Helliwel saxofonista y teclista de los míticos Supertramp. Un tema agradable que sube en enteros gracias a la aportación de ese saxo maravilloso de Helliwel, que cimbrea sus melodías en medio de unos arreglos de esplendorosos, y que va cambiando de tempo y espacios. Y así vamos a ir navegando a través de un océano de trece temas que se van entrelazando como una sinfonía de sensaciones, donde la melodía adquiere un protagonismo muy especial. Indudablemente, he encontrado el espíritu de los Asfalto primigenios en muchas partes del disco. En pequeños retazos, en la orientación de algunos compases y armonías, que me lo recuerdan. Como en el tema “Treinta Años Después” por ejemplo, cuyos acordes del comienzo me evocan el tema “La Batalla”, de su disco “Más Que Una Intención”. Que agradable es encontrarse estos detalles en temas nuevos, esplendorosos, y cargados de actualidad. Esta reafirmación, que significa que la identidad no se ha perdido a pesar del tiempo. O temas como “Déjalo Ser”, muy actual, en línea con la dinámica más progresista. En síntesis, un disco en que Asfalto ha echado el resto, bien elaborado, bien producido, y cargado de intencionalidad. Mucha energía vitalista, vivificante. Un disco que aporta emoción, como decía al principio, pero también otras muchas sensaciones, como la de placer, un placer casi pecaminoso que te renueva el alma. Grandes Asfalto, espero que para mucho tiempo. Seguro, que mientras haya vida y esperanza, mientras la llama de la creatividad no se apague, estarán haciéndonos la vida un poco más hermosa.
CHEMA GRANADOS