Por fin los madrileños Ethan nos traen su ansiado primer larga duración. Tras dos EP a sus espaldas, El Despertar Del Ser y Mi Amado Mal -2011 y 2015 respectivamente- cae a nuestras manos este preciado Resurgir. Un trabajo denso y atmosférico, donde siguen puliéndose las características que les convierten en esta peculiar formación de rock progresivo, en la que se abrazan los gustos por la oscuridad, cierta psicodelia y otras sorpresas sonoras que encontraremos a lo largo de estos nueve cortes. Una producción majestuosa, cuidando al detalle cada pasaje, a la que apenas pudiera pedírsele una mayor adecuación en algunos estadios de crescendo, pero que sin duda pasan por alto ante el gran trabajo de, entre otros elementos, el buen hacer de las marcadas líneas de bajo de José Hurtado y los complejos altibajos de la voz de Txetxu Otero -¡qué finos los fineses!- Un disco con un protagonismo conceptual, donde las armonías y atmósferas fónicas vienen de la mano de los mensajes metafóricos y de un excelente trabajo de artwork de Salva Valverde, que ha plasmado una fotografía expresiva e inquietante, donde el trabajo de los espacios naturales aporta lecturas semióticas de fácil pero muy grata lectura. Y es que este Resurgir no es sino un periplo autorreflexivo que nos encaminará desde los rincones más oscuros de la conciencia de alguien que pretende emprender el viaje de la superación de los fantasmas y demonios arrastrados tras tantos pasos de lucha personal, una narración intimista y emotiva que se transmite en estas líricas de iniciación, al más puro estilo de la poesía hesseana, en el que partiremos de reflexiones de la autoconciencia, la amistad, los pesares del amor (cualesquiera sean las lecturas a las que quiera enfrentar cada cual), para superar las trabas de un ego ennegrecido que busca empaparse del iluminador sol -metáfora muy recurrente a lo largo de las distintas piezas-, hasta acabar en un alegato liberado y liberador, con una fuerte proyección social hasta ahora no muy habitual en ellos. Respecto a sus sonidos, lo mismo podemos decir, pasaremos de intros muy densas y oscuras, de corte cuasi-psicodélico, recordándonos a bandas de esta nueva ola contemporánea como los alemanes My Sleeping Karma. Inquietantes arpegios de la guitarra de Juan Carlos Tovar que se van fundiendo en variaciones de riffs no tan técnicamente complejos como sí muy expresivos, excelentemente dialogados con los pasajes envolventes del bajo. Cuerdas que no agobian, que no se exceden en ofrecer recursos como la presencia de flangers o delays, alteraciones de notas sueltas con acordes en octavas y quintas más clásicamente rockeras, y muchos, muchos cambios de intensidad, para lo cual nada mejor que el sublime detallismo de las baterías de Juanjo Arcas, el cual ya nos tenía acostumbrados a deleitarnos con sus sutiles juegos de aéreos y su obsesión por los contratempos de caja. Uno de los mejores detalles que debemos resaltar es la versatilidad de los cortes, donde no acabaremos agobiándonos en la concatenación de una fórmula trillada, salvando la similitud de intros como en “Vuelve a Soñar”, “Un Nuevo Viaje” y la magnífica “Cenizas”, uno de los mejores temas del disco, lleno de contrastes, altibajos y detalles en los repiques de batería. Los cortes tienen vida propia, los bien traídos solos vienen cuando la emoción lo demanda, no cuando le cuadra a la matemática profitaria, como podemos percibir en la ya mentada “Vuelve a Soñar” y “En El Barro”, otro temazo de casi diez minutos que os dejará uno de los mejores sabores de boca. O, por contra, no los encontraremos en “Duelo De Orgullo”, pieza que abre el disco y que nos recuerda más a su esencia tooliana, pero que nos permitirá disfrutar de los grandes momentos vocales de Txetxu, al igual que en la quinta descarga, “Aprender De Mí”, de la que también podemos rescatar la frasaza: Pasar esta vida de mano en mano, como contrabando. La recta final del disco, una vez hemos abandonado las oscuridades y nos hemos sumergido en los mares de la liberación, vienen con una instrumental “Inflexión”, de cierto sabor caminante o ascendente, para llevarnos a sus dos cortes más extraños, un “Voces” un tanto esquizoide, de reminiscencias jazzísticas y sonidos de acordes mayores, otorgando positividad a la vez que incertidumbre, cortes y cambios locos que nos acaban ofreciendo unos contrastes con sabores de rock contemporáneo y esencias punkarras, culminadas en una genuina reflexión que deberéis escuchar para no spoilearos el placer. Y cierran este redondo redondo con un “Resite” que, como advertía más arriba, tiene una clara proyección sociopolítica, como un momento catártico de liberación y ardiente deseo de transmitir todo lo que este anacoreta ha aprendido en su periplo, vomitando con todo su amor el deseo de alcanzar otras conciencias, también reflejado en los matices sonoros del tema, pues rompe completamente con la línea general del disco, sale de las profundidades psicotrópicas y abraza sonidos más cercanos al post-grunge estadounidense, de hecho, no sé si es cosa mía, pero me recuerda al “Cochise” de Auidoslave. En resumen, un trabajo por el que ha merecido la pena esperar y que, sin duda, merecerá la pena que le dediquéis una escucha tras otra y disfrutéis de los matices y momentos reflexivos que ofrece esta obra. Esperemos que pronto les encumbre en el lugar que están demostrando merecerse.
DANI ÁLAMO.