Pasión por el rock
Hace algunos años, Juan Olmos, al que tengo por un gran amigo, y al que debo tanto, estábamos acodados en la barra de un bar –como no puede ser de otra forma, por otra parte- y entonces me contó que estaba formando una nueva banda. “Esta va a ser la definitiva” me dijo, “y se llamará Antigua” sentenció. Por la tensión de sus palabras, cargadas por el halo del entusiasmo, supe que pondría todo su empeño y todo su corazón en el proyecto. Y no solo eso, toda la desbordante pasión que este artista asombroso es capaz de sentir. Con el paso del tiempo, y tres discos esenciales después, supe que aquél día sus palabras fueron certeras y hasta clarividentes. Desde entonces, hemos tenido la gran suerte de poder experimentar toda una amalgama de sensaciones y sentimientos, con unas canciones cargadas de intencionalidad. Juan Olmos ha sabido transformar toda la herencia musical recibida a lo largo de su carrera, y toda esa rebeldía compositiva, en un producto certero, conmovedor, que día a día, se ha ido ganando adeptos a base de corazón y garra. En el viaje le acompañan músicos de raza, como Fran Rodríguez al bajo, siempre activo y dinámico, Abraham Blázquez a la batería, y el tenaz Marco Tejedor a la guitarra. La autenticidad es un valor socialmente depreciado. Pero no para una banda como Antigua, que han creído en sí mismos, y en sus posibilidades anímicas al servicio del rock & roll. El resultado, no podía ser más alentador: “Sold Out” una semana antes de celebrarse el concierto, que además, se registró en vivo y en directo, y que verá la luz en forma de CD. Una noche intensa donde la banda patentizó, una vez más, su encomiable entrega a los valores por los que muchos venimos luchando. Un tributo a los sueños, al delirio creativo, y todo un ejemplo de perseverancia. Los devotos de su arte, seguimos emocionados su rastro en el camino, como una estela que marca un rumbo hacia un espacio de redención musical y emotiva.
Antigua ha sabido forjar su destino a base de trabajo y esfuerzo, y ese destino está claramente definido en unas composiciones que encierran en sí mismas toda la esencia del rock más elegante, sugerente, y la energía propia del estilo. Aúnan la convicción ineludible, de que solo el esfuerzo y el trabajo, pueden despejar de sombras del camino. Un criterio, que a día de hoy, está francamente devaluado por las modas y los postureos crecientes. Pero ellos, siguen concienzudamente creyendo ciegamente en sus posibilidades, sin abandonar su rabia y su talento, haciendo camino al andar, superando escollos. Por todo esto, en conjunto, la noche del pasado sábado, se convirtió en una orgía de rock sin medida, donde se aunaron las emociones con la vitalidad, y donde sus adeptos, muy numerosos ya por otra parte, tuvieron la ocasión de participar en una comunión sin cortapisas. Una noche que muy pocos olvidaremos, y en la que, una vez más, volvimos a sentir todo un cumulo de sentimientos concatenados, que como un torrente, nos arrastraron en brazos del delirio.
Arrancaron con fuerza, con un sonido revelador, y una intensidad que no decreció en ningún instante, dejándose llevar por la magnitud de un show basado en la pureza estilística, y donde prevaleció el espectáculo frente al tedio, la pasión frente al desencanto, y donde el público tuvo su parcela participativa. Poco a poco, fueron desgranando su repertorio basado en sus tres discos publicados, con temas tan esenciales como “Luz” con la vocalista Angelita Gómez, “Quiero Volar”, “Si te vas”, “Es nuestro Momento” una versión incombustible de Asfalto, “Me Hiciste Tanto Mal”, “Tentación”, “La Ley Ya Está Escrita”, “Les Da Igual”, “Vamos Que Nos Vamos”, “Noches De Sol”, “Bussines” con Star Mafia Boy sobre el escenario, “Noches De Sol”, “No Puedo Más”, “Tu Sangre Me Sienta Bien”, “Ahí Tienes La Pared”, una deliciosa versión de “Reina De La Noche” de Miguel Ríos, y así hasta completar casi dos horas de show.
En definitiva, y obviando las emociones, un claro ejemplo de que el esfuerzo en el mundo del rock, sirve por lo menos, para reivindicarse a sí mismo, para echar más madera al fuego, y sobre todo, para encontrar el espacio donde se aúnen el talento, con el deseo de llegar al punto de destino. Antigua seguro que irá creciendo de forma ostensible, con paso certero, y con la convicción de que los sueños son posibles, gracias a la voluntad por mantenerse a flote, con la esperanza de encontrar la luz. Como yo, el público que asistió al show, y que se entregó desde el primer acorde. Que grandeza para un artista comprobar como sus canciones llegan a la gente, al centro neurálgico de su corazón, limpiamente, certeramente, y ofreciendo esa generosidad creativa sin poner objeciones, humildemente, para sembrar la semilla que va geminando con el paso del tiempo. Surgirá un árbol de ramas fuertes y frugales, y será inmortal. Seguro. Antigua para siempre.
CHEMA GRANADOS