Manolo Tena ha sido participe y protagonista, de una manera u otra, de la historia del rock, y de la música en general de este país. Millones de discos vendidos, una carrera fulgurante, avalan una creación que, finalmente, ha dejado como legado grandes canciones que permanecerán en la memoria colectiva de toda una generación. Acaba de editar un disco en directo, registrado en vivo y en directo en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid, y al que ha titulado “20 Años y 6 Meses Después”. Hablamos con él sobre este disco, haciendo un pequeño periplo a lo largo de su carrera.
Acabas de publicar un nuevo disco “20 Años y 6 Meses Después” un disco que registra el concierto celebrado en la Plaza de Toros de las Ventas el 7 de Septiembre de 1993 y que sin duda, supuso un hito en tu carrera profesional. ¿Por qué precisamente ahora os habéis planteado editar este directo y no antes?
Ya sabes que las generaciones, van de diez en diez años, y parece ser que las conmemoraciones también. De todas formas, el caso es que las pìstas de este disco estaban perdidas. Por casualidad, se desbordó el Rio Manzanares en Agosto aquí en Madrid, y se inundó la oficina donde estaban todos los contratos, la documentación, todo lo de la oficina de management, que tenía yo por aquel entonces, y aparecieron. Había dos copias, una con la mezcla hecha y otra sin hacer. Así es que me llamaron para preguntarme que me parecía conmemorar los veinte años de carrera con este disco. Y más que nada, es que este concierto sonaba muy bien, está muy bien, y no se había vuelto a escuchar porque, básicamente, se había extraviado. Entones, para la gente que tenga ganas de volver a escucharlo, pues no está en ningún lado, ni en internet, ni en ninguna parte. A mí me parecía un regalo para la gente que me ha seguido todos estos años.
El disco recoge la intensidad del concierto y un repertorio con lo más granado de toda tu carrera. ¿Están todos los temas que tienen que estar o alguno se quedó fuera y te hubiera gustado incluirlo en este CD?
Bueno, solo con los nueve singles de “Sangre Española” ya cubrimos los cuarenta y cinco minutos. Pero si, me hubiera gustado incluir algún otro tema de Alarma, y lo demás ya imposible, porque me hubiera gustado hacer “Flores” y algunas otras canciones que he hecho después, que son las que llevo ahora en el repertorio. Pero si es cierto que alguna canción más de Alarma me hubiera gustado incluir.
El concierto fue muy emotivo sin duda, porque suponía un espaldarazo importante, con la plaza de toros llena, y porque además, compartiste escenario con Jaime Asúa. ¿Qué recuerdo guardas de aquel día?
El cameo está ahí. La gente iba a verme porque tenía un disco que les gustaba, pero no me esperaba una explosión de cariño tan enorme por parte de la gente, y mucho menos que se supieran todas las letras, porque ten en cuenta que a mí, se me olvidan mis propias letras, y aquello, me parecía mágico, que alguien se supieran las letras mejor que yo. Fue muy emocionante la verdad.
Tu último disco “Canciones Nuevas” se publicó en 2008. ¿Habrá pronto disco con canciones nuevas?
Creo que en Enero del próximo año, pero antes de eso estoy trabajando con un trio de jazz, preparando versiones en plan jazz, y posiblemente haremos una gira en verano, y otra en otoño, en teatros que es para lo que está pensado este espectáculo. Así es que posiblemente retrasemos el disco hasta después. El proyecto se llama “Jazztena”. Son canciones en clave de jazz, pero canciones mías que ya conoce todo el mundo.
Esto supone un cambio sustancial en tu carrera dedicada básicamente el rock, entrar en este mundo del jazz va a suponer una experiencia muy diferente…
Sí, pero igual que el blues estaba en el jazz y entró en el funk, y en los The Police, y en el regaee, creo que yo he hecho de todo, desde tocar en orquestas por pueblos en adelante. Lo cierto es que un formato como el de Las Ventas, para un teatro pequeño no pega. Yo ya hice un disco acústico que se llamaba “Básicamente” en el Cuartel de Conde Duque, editado creo que en el año 2.002, y el formato nunca lo había tocado. Pero vamos, ten en cuenta que en el año 98 yo estaba investigando con loops y haciendo rap con letras de Federico García Lorca. He sido siempre un tipo de expresión inquieta. No me asiento mucho.
A lo largo de tu carrera, aparte de tus propias canciones, has escrito temas para muchos de los grandes de la música de este país como Miguel Ríos, Luz Casal, Los Secretos o Rosario entre otros. ¿Sigues escribiendo por encargo?
Pues a ahora mismo, no escribo ni por encargo ni sin encargo. Estoy escribiendo un libro de poemas, y la verdad, es que como la industria esta tan mal, no hay mucho espacio en el que vender canciones. Pero bueno, siempre me llama algún amigo o amiga, como por ejemplo, Marian Valderrama, que es la nieta de Juanito Valderrama, que va a sacar un disco, y me piden algo, pero procuro hacer trajes a medida, que les duren, que les salgan buenos, y que salgan guapos, porque luego yo me voy y ellos se quedan con el traje.
Los que te conocemos de largo, recordaremos siempre Cucharada como una de las bandas inolvidables de toda una época, porque rompisteis muchos moldes y por su forma de entender el rock tan transgresora. ¿Un grupo como Cucharada sería posible en nuestro tiempo, o era un invento creado a partir de un escenario muy concreto como los años 80?
Era muy concreto. Yo salía con un orinal en la cabeza, y en realidad, aquello se debería haber llamado manicomio. Pero se trataba de la protesta antifranquista pura y dura. Y con el teatro transgresor de Tábano y todo aquello de los 70. Yo creo que ese espacio lo están ocupando muy bien La Fura Dels Baus, y toda esta gente, porque nosotros hubiéramos degenerado o generado, un teatro que ya se hiciese dentro del público. Acabamos poniendo a un tío maniatado en el escenario, como si le hubiera dado una paliza la represión, y estábamos todo el rato diciéndole al público que lo soltaran. Hasta que el público no aguantaba más y subían a desatarlo. También, parte del público era nuestro, entonces nos quitaban los instrumentos, se los dejábamos, y tocaban ellos. Yo hice el himno de los 80 más famoso. Se llama “Para Ti”. Para ti que solo tienes quince años cumplidos… y tal. Entonces yo estaba estudiando psiquiatría, y de repente, les di a cada uno su mando y les dije el productor es un represor y os tenéis que revelar contra él. Y cada uno puso el botón donde le dio la gana, y no quedó mal para lo que podía haber sido.
¿Ha cambiado mucho la escena desde entonces?
Yo creo que las tecnologías están ahí para utilizarlas. Hay gente que las usa demasiado, otros que estafan a la gente haciendo playback’s, y otros, que simplemente, las usan con mucha medida, y están muy bien. Por ejemplo, hay algunos remix de Bob Marley que el propio Bob los hubiera firmado con absoluta certeza. Las remezclas de The Police… Esto es evolución, lo otro, es involución. Realmente, el ordenador no piensa, el que piensa es el que lo maneja.
Para mi generación, no sería posible entender el rock de este país sin una banda como Alarma. Hicisteis un trabajo formidable, y nos dejasteis canciones para toda la vida. Se convirtió en un grupo de culto pera mucha gente, pero no llegasteis quizá a tener el éxito que merecíais. ¿Cuáles crees a tu juicio que fueron los factores para que Alarma no fuera lo que mereció ser?
Nosotros nunca fuimos pasión, ni estuvimos a la moda al uso. Éramos una gente que venía de Cucharada, un grupo de rock y de teatro, con antecedentes heavys, y quisimos dar un paso adelante cuando ya en los 70 aparecieron los The Clash, los The Police. Pero estábamos en los 80. El problema es que los heavys nos llamaban traidores y la nueva ola no quería reconocernos, nos llamaban heavys.
¿Cuál fue la clave de la disolución del grupo Alarma?
Pues mira, la misma por la que los The Beatles, tardaron un poco más en triunfar, que el encargado de turno en busca de nuevos talentos, a los The Beatles les devolvió la maqueta, hasta que encontraron a alguien que les entendió. Alarma solo vendimos mil discos y nos despidieron, pero además así, habiendo hecho un disco que contenía canciones como “Marilyn Monroe” o “Frio”. Y nos despidieron. De “Frio” no lo he contado, pero por lo que me dicen cuando hago entrevistas, es una de las canciones más versionadas del rock de los 80. Realmente Alarma, fue un grupo del 84, por lo tanto, para bien o para mal, no estábamos haciendo canciones como “Qué Harías Tu En Un Ataque Preventivo De La URSS” sino todo lo contrario. La ventaja que yo creo que tuvimos, es que, sabiendo esperar, mucha gente se acuerda de nosotros, y muy poca, o ninguna, de Polanski y El Ardor.
¿Qué queda del personaje de Lolilla Cardo en el Manolo Tena del 2014?
Se llamaba Lolilla Cardo como se podía haber llamado Camilo Noveno, en aquella época estaban de moda Camilo Sesto y Lola Flores, y se tradujo en Lolilla Cardo, pero no iba nada contra ella, de la que he sido amigo, y también, de sus hijos Antonio y Rosario. Era todo contra el sistema, contra los iconos de ese sistema, porque nosotros queríamos hacer lo contrario. Estábamos contra el todo va bien, todo el mundo es guapo, y todo el mundo tiene para comer, y entronizamos el harapo y nos poníamos verrugas en la nariz, para estar feos, para presentar la España que estaban haciendo que era la del franquismo.
Tu viviste una de las etapas más de efervescencia cultural en el Madrid de los 80, te movías por Lavapiés, y participaste en el Laboratorio Colectivos Chueca, y en la movida madrileña ¿Qué ha pasado con el Madrid actual? ¿Crees que se ha perdido toda esa necesidad cultural y musical?
En los Laboratorios de Chueca estaban desde Tequila, hasta Aviador Dro, pasando por Cucharada. ¡Si tú supieras los que era La Cochu! Rockola era cien veces mayor. Allí había gente que estaba cambiando la música, los comic, el teatro, y organizábamos movidas en las universidades. Pero todo se gestó en sitios muy pequeñitos. Lo mismo está pasando ahora, con un ordenador puedes hacer un disco. Si te queda mal en directo, luego lo corriges en un agujero con una bombilla y un mackintosh. Yo creo que no ha cambiado tanto la historia, lo que sí ha cambiado, es lo que la gente está esperando. Nosotros fuimos oxígeno. La gente estaba muy asfixiada, y nosotros fuimos oxígeno. Y cuando digo oxígeno no me refiero solo a Cucharada, también a Alaska, a Almodóvar, a todo lo que pasaba por la Sala Rockola. Ahora, la gente está más por los gustos, o no puedo comprarme nada porque no tengo dinero porque hay crisis. Pero en aquel momento, valía todo, y todo lo que fuera poder respirar era oro. Eso es lo que diferencia aquella época de esta.
Cuando publicaste “Sangre Española”, y la canción fue un éxito tan grande que se vendieron medio millón de copias, después de haber emigrado brevemente a Miami, y al poco reconocimiento que tuvo tu primer disco “Tan Raro”. ¿Pensaste que la vida había hecho justicia contigo?
Yo creo que se hizo justicia poética, porque ahora, a estas alturas de “Sangre Española” se han hecho tantas versiones, que hasta María Dolores Pradera o Manolo Escobar ha hecho la suya, incluso autores latinoamericanos. Llevaremos muchos millones de discos vendidos. Pero a mí, particularmente, no me interesa ese tipo de éxito, sino el hecho de que mis canciones no se quedaran dentro de un cajón y llegaran a la gente. Que venga a verme mucha gente, y que se esperen en la puerta del camerino, para decirte que con esa canción se declaró a su novia. Yo creo que ese es el pago que me han dado mis canciones. Yo el dinero, ya me lo he gastado, y las cuentas, me las lleva hacienda, así es que yo estoy viviendo al día, afortunadamente. Al perder todo, lo he ganado, no tengo coche, ni chalet, ni piscina, voy en autobús o caminando a todos los sitios, con lo cual, no tengo colesterol, y me compro el pan en Carrefour que cuesta treinta céntimos. Y he descubierto que es una vida mucho más apacible. Y por supuesto, mucho más sensata que el carrusel de la fama, que a mí no me encajó en mi personalidad. Yo no soy un artista que pueda hacer un disco al año, y que funcione. Yo para discos que funcionan, igual necesito seis años, o tres, o me salen diez canciones en un mes. En cuanto me impongan un disco al año, ya empezamos mal.
En tu último disco “Canciones Nuevas” asistimos al Manolo Tena más romántico, rockero, inconformista, y hasta sensual, un gran disco en definitiva. ¿Qué ha ocurrido para que lleves seis años sin aparecer en la escena?
Ahora mismo las condiciones han cambiado, y actúo preferiblemente en sitios pequeños, conciertos pequeños. También en conciertos benéficos. Prefiero que la gente, en vez de pagarme a mí, lleve un kilo de arroz para la Cruz Roja, para la gente que no tiene para comer. Yo estoy es ese momento. Esta crisis durará siete años como las vacas del Faraón de Egipto de toda la vida. Pero mientras tanto, no creo que sea el momento de hacer grandes proyectos, o grandes giras. Porque si no tengo dinero para comer, mucho menos tendré para ir a un concierto o para comprarme un disco caro.
Las nuevas tecnologías han mejorado sustantivamente los canales de comunicación, incluso los recursos de producción musical, pero también, han facilitado el deterioro del soporte del CD como vehículo, y la desintegración del apetito musical en el público ¿Cómo contemplas esto?
Han hecho precisamente lo que no hay que hacer. Han negado la realidad, ya han arremetido contra internet. Pero si hubieran llegado a acuerdos seriamos todos más felices. Porque es innegable que internet existe, entonces hagamos pactos. Estos es como cuando llegaron los barbaros. Vamos a hacer pactos porque si no nos van a quemar la aldea. Y lo que pasa es un poco esto, que han quemado la aldea los barbaros. Pero los barbaros no son ni más ni menos que una gente que tiene otras ideas, que trabaja a la velocidad de la luz, y que están inventando cosas que son muy útiles. ¿Porque desdeñar todo esto? Yo uso internet porque pago a la telefónica. Si yo como compañía de discos hago pactos con la telefónica, quedamos todos como amigos. Aquí, en este país, hay dos deportes favoritos: aupar mucho a alguien, y luego, dejarlo caer para ver como rebota, y el otro, agarrarse al sillón. Esos son los deportes nacionales.
¿Está la música en crisis más allá de la crisis económica en sí?
Si, nadie sabía que existía la movida madrileña. Yo sabía que en los 70, El Zurdo y Alaska, se paseaban por la Plaza Vara del Rey, por el Rastro, al que yo también iba. Pero la gente no lo sabía. La gente lo supo a toro pasado. Yo creo que, ahora mismo, debe de haber unos grupos impresionantes, que no tienen los medios para salir adelante, que están intentando sacar la cabeza como pueden, por internet, en sitios pequeños, y ahora, que nos den la sorpresa y nos marquen el camino a seguir. Yo creo que en las catacumbas hay gente inventando el cristianismo.
Si tuvieras que hacer un álbum de fotos seleccionadas de toda tu carrera musical ¿Qué instantáneas elegirías?
Me encanta una fotografía que me hizo Alberto García Alix, que además, nos hicimos amigos. Y también, las que me hace Paco Buda de Gijón. Pero luego después, hay otra que te has hecho en un fotomatón que la usarías de portada. En esto, me pasa como con la ropa, que a veces me dicen ponte esta chupa con unos flecos y tal, y yo no lo veo, y cuando salgo a la calle me dicen “vaya chupa más bonita!” Pues con las fotos me pasa un poco eso. La imagen que realmente guardo de aquellos años tiene mucho que ver con The Clash, con The Police, con Jonh Lennon, es la foto de ese disco con la famosa chupa roja, que llegaron a incluirla hasta en el musical de los Mecano. En el fondo, casi que me parece un reconocimiento a todo lo que hice. Cree un símbolo. De lo que si me alegro es de que yo no me he muerto y el de la obra si, que aquí, por menos de nada te matan.
Y por último, ¿cuáles son tus proyectos más inmediatos, a aparte de lo que hemos comentado antes de tu proyecto con el jazz?
A mí lo que me gusta mucho es grabar maquetas. Porque al día siguiente siempre puedo cambiar algo. Meto un violín, o quito la trompeta en esta parte. Pero ahora mismo, tengo un montón de proyectos en cartera, y un disco nuevo, quiero hacer un disco de versiones, que lo tengo muy avanzado, hasta el proyecto de “Jazztena”, estoy escribiendo un libro de poemas que se titula “Versos De Hotel”, pero lo que no veo es el momento de encajarlos en algún sitio tal y como está la cosa. El libro probablemente lo edite en digital, en Amazon o algo así, y los discos, haré un recorrido por teatros con Jazztena y quizá se plasme en un disco, pero sin grandes pretensiones, con una distribuidora de jazz de estas pequeñas. Yo siempre digo, que cada disco tiene un destino, y se abre paso solo. Ten en cuenta, que la única canción que ponían de “Sangre Española” cuando regresé de Estados Unidos, de grabar con los mejores músicos del país, los que trabajaron con Michael Jackson, con Quincy Jones, la ponían en Radio Nacional. Nadie ponía ni una sola canción. Hasta que el disco se abrió paso por sí mismo, y comenzó a entrar en las radio formulas. A estas alturas, el verdadero pago es el placer de hacer discos sin agobio, yo lo digo siempre aunque parezca un tópico, pero yo con la industria me llevo muy mal, me llevo muy bien con la música, pero con la industria, son un contrato, unas obligaciones, el directivo de turno se pone a opinar sobre tu musa, y mi musa, es mía no de otro.
CHEMA GRANADOS