Frente a los que utilizan el rock como herramienta de comunicación ideológica, están aquellos que anteponen el concepto “espectáculo”, para definir el papel del rock frente a la audiencia. Sabido es que el rock nació, y se desarrolló, en un continente donde la cultura del consumo y el capitalismo más acendrado, son el elemento más recurrente de su modelo de sociedad. Se originó como forma de rebelión y transformación social, pero evolucionó hacia el show bussines muy rápidamente, cuando se convirtió en un negocio rentable, sobre todo, para las grandes mass media de la industria musical global, y un en elemento cultural que movía masas. Las bandas que fueron surgiendo, sobre todos los grandes grupos de rock, buscaron fórmulas que atrajeran al público, y remodelaron sus shows para diferenciarse de los demás competidores, en un escenario plagado de bandas funcionando a escala internacional.
Ha principio de los 70, y posteriormente, en los 80, los grupos norteamericanos sobre todo, diseñaban sus shows en base a la espectacularidad de sus músicos como instrumentistas, con solos magistrales que duraban hasta diez minutos, y muchos elementos de espectáculo en el diseño de sus escenarios. Los shows, estaban perfectamente pensados, con partes claramente diferencias, atendiendo al tempo emocional, y buscando que el espectador saliera del recinto con un recuerdo imborrable. Los shows de bandas como Scorpions, Iron Maiden, Saxon, Motörhead, Saxon, Raiwbon, y tantos otros, atraparon al público por su originalidad, su perfecta sincronización, y la calidad del espectáculo en sí mismo. No digamos de grupos como Rollings Stones o U2, con shows diseñados para el espectáculo integral, y dotados con los medios tecnológicos más avanzados. Pero el grupo que mejor entendió este concepto, y que lo utiliza sin descanso desde sus inicios, fueron Kiss, quienes revolucionaron la escena con un shows brutal cargado de efectos especiales, atrezzo impresionante, y una imagen rompedora nunca antes conocida. Gene Simons, su bajista, se reveló con un as del marketing, y ha conseguido montar un imperio económico gracias a Kiss, y a su talento personal. El imperio de Kiss, se extiende a más de tres mil productos con licencia de comercialización. Hay de todo, desde preservativos hasta ataúdes. Kiss tiene un campo de golf en Las Vegas, y dentro de la cadena de Hard Rock Café, existe la “subfranquicia” Kiss, los Kiss Café.
El rock en España comenzó a tener cierta consistencia, en las postrimerías de la década de los 70, y principios de los 80, en un escenario social deprimido y caótico, inestable y moralista. Esta fue una de las razones por las que el rock, comenzó a resultar un vehículo inmejorable, para que los músicos explicaran la realidad social, y política, de los tiempos que les tocaban vivir. Comenzaron a surgir bandas con más ilusión que medios, y tuvieron que ponerse en pie a marchas forzadas, a base de corazón, pero con evidentes faltas de medios. La ideología, entró en las canciones de rock, y se fueron formando conceptos como el rock urbano, que mezcla la poesía urbana, con evidentes destellos políticos y sociales. Hasta muchos grupos de heavy metal, expresaban en sus canciones las deprimidas condiciones de sus barrios. Esto propició que el concepto “espectáculo” quedara relevado a un segundo plano, cuando no, al olvido más contumaz. El primero que entendió este concepto, a mi juicio, fue Miguel Ríos, que durante toda su trayectoria personal, se destacó como un músico y empresario emprendedor, que ofrecía shows muy diferentes conceptualmente, a lo que se ofrecía entonces. El directo del “Rock & Rios” marco un hito en la historia del rock de este país, y también, el “Rock En El Ruedo” con un escenario giratorio espectacular, y unos medios increíbles.
La realidad actual, es que en nuestro país, se tiene muy poco aprecio por el espectáculo. Solo un grupo reducido de artistas, está apostando por ofrecer shows programados, bien diseñados, con un concepto de espectáculo integral. Es demasiado común ver conciertos donde los músicos, ofrecen shows carentes de interés, planos, sin elaboración. La imagen de un músico, es esencial para transmitir. Y muchos son los que olvidan esto, en detrimento de sus futuras expectativas. Una imagen original, diferente, define personalidad, y esta, le transmite al espectador, un rapto de admiración. Si sales a tocar como vas por la calle, te conviertes en un tipo normal, que está tocando un instrumento. Pero si tu imagen es propia, personal, espectacular, te diferencias de los demás, aportas mensaje. Si tu sales a la calle con un atuendo muy espectacular, todo el mundo se te quedará mirando. En eso consiste, en revelarle al público tu existencia. ¿Cuántos grupos han salido a tocar con la misma ropa que han hecho la prueba de sonido? Es un error no esforzarse en ofrecer algo personal y único al público, algo que mantenga el recuerdo, que te identifique frente a aquellos, que están en el otro lado de la mediocridad.
Una de las primeras bandas que entendieron el valor del espectáculo, fue Mägo de Oz, quienes, no solo hacen gala de un estilismo de primer orden, con una imagen cuidada y espectacular, sino que además, han ido planteando sus shows con un derroche de medios increíble. Famosos son sus escenarios que emulaban una catedral, o un barco pirata. Otra cosa es, que guste o no. Pero el valor, no se les puede quitar. A continuación, han ido llegando shows memorables, como los de Söber de este año, los de Warcry, y otras tantas bandas, que a pesar de no utilizar grandes medios en sus espectáculos, por falta de medios básicamente, han incluido elementos teatrales como el grupo de rock progresivo Dry River, que con la gira de su primer disco “El Circo De La Tierra” utilizaron un atrezzo, una imagen, y un espectáculo, de acorde al título del disco, con actores entre el público, guiñoles, y mucha imaginación. O Doctor Deseo, que hacen teatralidad, espectáculo puro, Obús y sus shows explosivos, pasarelas, energía, y como no, Fito & Fitipaldis, o los de Berriozar Marea, con un show perfecto.
Muchos me reprocharan, sin duda, que el motivo de esta dejadez, sea la falta de medios económicos. Si en parte, sí. Pero en parte, es falta de empuje. Unos candelabros, unas televisiones encendidas, unas hojas secas sobre el entarimado, una luz de emergencia encendida, pueden ser elementos que creen un clima especial en el escenario, y no cuestan apenas dinero. Hay que esforzarse en crear, en crear. En una escena saturada de ofertas, la imaginación, puede ser tu mejor aliada. Al público, le llega diariamente demasiada información que no puede procesar, y se ha vuelto demasiado selectivo. Pero la emoción, es diferente. La ideología, sigue siendo el motor del rock en nuestro país, y esa acendrada cabezonería, de no querer formar parte del espectáculo integral del rock. Viviremos grandes transformaciones, asistiremos a grandes debacles, porque la regeneración, es inevitable. Tú decides.
CHEMA GRANADOS