La Sala Caracol de Madrid fue el escenario donde se vivió una gran noche de rocanrol, el pasado sábado 24, y donde confluyeron dos bandas extraordinarias que hicieron gozar al público con su magia rockera. Era una cita en la que Nadye presentaban su nuevo disco “Intrapolar” que han publicado de la mano de la multinacional Warner Music Spain. En 2017 la banda se reforma al completo con nueva formación, para encarar una etapa muy diferente en la trayectoria del grupo, que ya acumulan tres discos y mas de 400 actuaciones en directo. La nueva formación, con energías renovadas, la forman Javier Salas, Mario Checa, Luismi García y Abel Vargas, y han apostado por ese punk
rock de corte norteamericano muy de moda que tiene tanta proyección. Para la ocasión, llevaban como invitados a un grupo que me sorprendió gratamente Gus & Los Impostores, un combo de rock urbano y rocanrol a partes iguales, que componen canciones cargadas de autenticidad. El músico madrileño Gustavo Guzmán lleva muchos años peleándose en la contienda del rock estatal, y su primer disco lo grabo en 2014. En 2017 se forma la actual banda, y comienza a componer el que será su disco insignia, con influencias muy variadas que van de Eddie Vedder, Silvio Rodríguez, Desvariados, No Procede o Desertores. Abrieron su show con “Mi Última Canción” imprimiendo su carácter de forma instantánea, y haciéndose con el publico que poco a poco iba completando el aforo de l a sala. Fueron desplegando su arsenal de buenas canciones, apoyados por el violín eléctrico de Sergio Trujillo que ponía el contrapunto a los riffs cañeros y la voz profunda de Gus. “Londres”, “Aguas Turbulentas”, “Defiéndete” o su aclamada “Bonny & Clyde” fueron las canciones que hicieron resplandecer el talento de este musico y su banda que, a juzgar por lo vivido, tienen mucho que decir y hacer.
Seguidamente, Nayde salía al escenario tras los baquetazos en la caja de Abel Vargas que marcaban el inicio de los que sería uno de los mejores shows de los que les he visto. Las nuevas canciones funcionan muy bien para el directo, tienen ese punto de conexión con el publico que inmediatamente produce un efecto de reprocidad muy intenso. Las
canciones han evolucionado sustancialmente desde “El último Minuto”, el disco que les puso en el mapa. Composiciones mucho más coloristas y elaboradas, que producen un efecto de intensidad renovada. En directo Nadye se dejan la piel. Los temas en vivo ganan en contundencia, pero aún tienen espacio para momentos melódicos maravillosos. Sobre todo, destacar la comunión con su público, al que integran en el show de manera
natural, haciendo que el desarrollo del concierto sea toda una experiencia gratificante. La sala abarrotada, define su trascendencia. La nueva etapa se augura enorme, y sus expectativas, de la mano de Warner no pueden ser mejores. Por supuesto, presentaron los temas de su nuevo disco, que fueron desgranando con su energía impetuosa como la magnífica “Los Días Del Iceberg”, “Nuestra Revolución”, “La Noche es Nuestra” o “La 103”. Un show donde la energía fue la protagonista, y donde se vivieron un rosario de emociones intensas. Esta nueva etapa de Nadye les coloca al frente de las bandas emergentes, el ímpetu de sus canciones, y su talente, les van a ofrecer muchas satisfacciones.
CHEMA GRANADOS