Cualquier despedida lleva aferrada una traza de tristeza. Sin embargo, hay despedidas que se convierten en una celebración, en la certeza de que un recuerdo puede ser inmortal porque jamás muere. Que lo sentido quedará para siempre en nuestra alma. No es tan sencillo creer que todo tiene un principio y un fin, cuando el afecto y los sentimientos están de por medio. Si algo me ha ofrecido Belo, han sido canciones tan eternas que seguirán dentro de mí por siempre y para siempre. Y contra esto, no hay despedida que valga. Los artistas como Belo son para siempre, aunque se alejen, aunque se escondan bajo las sombras. Siempre quedarán esas canciones hechas de sangre y sueño, hechas de esperanza y emociones. Siempre quedará el recuerdo de un concierto donde se cocieron los sentimientos a fuego lento, en su propio sudor. Además, quedan los discos, y un DVD que dejará patente lo vivido la noche del pasado 13 de Enero en la Sala Changó de Madrid. Su último disco “Pan Y Circo” confirmaba a Belo como uno de los grandes artistas de nuestro país, creador de canciones con sentido común y locura sentimental a partes iguales. Un artista premiado por el público y por la crítica. Sin embargo, ha decidido dejar los escenarios, y nosotros, tendremos que conformarnos con el legado que nos deja, que no es poco.
Para la ocasión eligieron la Sala Changó de Madrid, un espacio inmejorable para llevar a cabo su concierto, y además, rodeados de amigos que le acompañaron en este último vuelo. Abrieron la noche unos amigos, como no, Varo V, una banda para mi desconocida pero que me dejaron una inmejorable impresión. Una mezcla de Extremoduro, Belo, Marea o Fito & Los Fitipaldis, tamizada y reordenada toda esta mezcolanza hasta obtener la destilación de su propia música. Ofrecieron un concierto enérgico e intimista, cargado de intencionalidad, y se llevaron al público de calle. Una banda joven, prometedora, muy a tener en cuenta, y que seguiremos desde ahora con mucha atención. Seguidamente, los acordes de “Al Otro Lado Del Infierno” comenzaron a sonar, y la sala se convulsionó. No era para menos, ya que Belo estaba allí, implacable y espigado, con su guitarra acústica y su figura resplandeciente. Impresionante la respuesta del público que coreaba cada estrofa, cada estribillo, exultantes y poseídos por esa magia tan particular que Belo sabe transmitir. Continuaron sin tregua, con temas como “Agua, Agua”, “La Casa Del Cura”, “Malditos Bastardos”, y “A Mis Anchas”. Para entonces la sala era un hervidero de emociones, momento en el cual subió al escenario Iraxto para realizar la primera colaboración de la noche con el tema “Gamberra”. A continuación, más cera con “Con Un Serrucho”, “Amor De Contrabando” y “Popeye & Olivia”. Momento para la segunda colaboración, esta vez Luka Sinraza, en el tema “Balas En El Corazón”. Faltan palabras para expresar las sensaciones vividas, porque las palabras quizá no posean la impronta de lo vivido. El sevillano disfrutó del ambiente, y se zambulló en la energía que se vivía en ese momento. Luego “Mi Ley” y “Volveré” con Carlos Bueso colaborando. Siguieron con “Golfo Y Manuel” y “Princesa” momento en el cual el incombustible Kutxi Romero, cantante de Marea, subía al escenario con su particular presencia de patriarca gitano, de rockero increíble, dándolo todo, para cantarse con su compadre “Pan Y Circo”. Acojonante. En la recta final, “Aire, Viento Y Dinamita”, y seguidamente Varo subía al escenario para cantarse “Borracho”. Tras “Tren De Medianoche” se retiraron del escenario para salir después de unos minutos para los bises: “Mariposa De Papel” “Ja” y “Al Gallo Que Le Cante”. Apoteósico. Algunas lágrimas en la pista, de aquellos que no querían creerse que era una despedida, abrazos y gritos. El final del principio. El principio del final. En cualquier caso, la noche vivida quedara dentro para siempre, y además, registrada en DVD para poder recordarla. En los noches de desolación, en los días de alegría, en los momentos de pasión, siempre habrá una canción de Belo para acompañar, para sentir que la vida tiene sentido. Ese es el poder de la música, que sobrevive a sus propios autores y anida en el corazón de sus semejantes. Hasta siempre Belo. Hasta siempre para siempre.
CHEMA GRANADOS